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6 El proceso de entrenamiento a largo plazo

La práctica deportiva muestra cada vez con más claridad que los rendimientos máximos sólo se consiguen si los fundamentos necesarios se han consolidado ya en las edades infantil y juvenil. Ello requiere una planificación sistemática y a largo plazo del proceso de entrenamiento.

Aquí se trata de configurar el desarrollo del rendimiento a largo plazo como un proceso unitario, en etapas coherentes en cuanto a sus contenidos y limitadas temporalmente, y de avanzar gradual y sistemáticamente desde una formación básica, orientada hacia la modalidad, hasta un entrenamiento especializado en la modalidad/disciplina específica (cf. Reiss y cols., 1993, 12).

Para el proceso de entrenamiento a largo plazo es muy importante consolidar los fundamentos de rendimiento que previsiblemente se necesitarán más adelante, garantizar las estructuras temporales necesarias –enfoque consecuente hacia la edad de rendimiento máximo (v. también pág. 55)– y crear condiciones marco para la preparación a largo plazo y el desarrollo de rendimientos de elite.


Figura 19. Modelo de desarrollo del rendimiento a largo plazo sobre el ejemplo de la carrera/marcha (modificado de Reiss y cols., 1993, 13).

AT = Atletismo

CEJ = Campeonatos europeos junior

CMJ = Campeonatos mundiales junior

EDT = Entrenamiento de transición


Figura 20. Etapas del desarrollo del entrenamiento en el trabajo orientado hacia el deporte de elite.

En la consolidación del rendimiento a largo plazo se ha de tener en cuenta la complejidad y la unidad de la modalidad deseada, sin perder de vista el perfil de exigencias específico de dicha modalidad (cf. Reiss y cols., 1993, 12).

La figura 19 ilustra estas exigencias sobre el ejemplo del desarrollo del rendimiento a largo plazo en las modalidades atléticas de carrera y de marcha.

Estructuración del proceso de entrenamiento a largo plazo

El proceso de entrenamiento a largo plazo se divide, de forma muy general, en diferentes etapas de entrenamiento (v. fig. 20), con objetivos, métodos y contenido relativamente autónomos, y con una organización del trabajo en correspondencia con las etapas de edad.

Esta división se efectúa al margen de las edades correspondientes a cada etapa, pues, por ejemplo, en patinaje artístico, gimnasia de aparatos o en natación se alcanzan niveles de alto rendimiento en la edad juvenil, mientras que en otras modalidades esta misma edad corresponde al inicio del entrenamiento infanto-juvenil.

El objetivo del proceso de entrenamiento a largo plazo es el aumento progresivo de las exigencias de entrenamiento y la mejora continua de la capacidad de rendimiento deportivo. La capacidad de rendimiento deportivo depende de capacidades físicas, psíquicas, técnico-tácticas e intelectuales (v. pág. 19). Para alcanzar un nivel máximo en todos estos componentes parciales de la capacidad de rendimiento, se necesita una planificación meticulosa y prospectiva del proceso de entrenamiento.

Formación básica general

La formación básica general (Joch [1992, 245], en el contexto de las medidas de promoción de talentos, designa esta etapa de entrenamiento también como “entrenamiento motor básico”) incluye sobre todo el desarrollo de las capacidades coordinativas (v. pág. 479). En primer plano se sitúa el aprendizaje de destrezas motoras y combinaciones de movimientos múltiples, sencillas y adecuadas al estadio momentáneo del desarrollo, como “vehículo” para el progresivo perfeccionamiento de las capacidades coordinativas, sobre todo las de equilibrio, de ritmo, de reacción, de diferenciación muscular, de orientación espacio-temporal, de acoplamiento y de reorientación.

En la formación básica general se ha de buscar un planteamiento divertido, variado y ameno de las exigencias, para ampliar sistemáticamente el repertorio de movimientos y acopiar las más variadas experiencias motoras y corporales. Este trabajo se efectúa, en correspondencia con la edad, de forma exclusivamente lúdica. Padres, empleados del jardín de infancia y preparadores físicos proporcionan “oportunidades de aprendizaje” y actividades lúdicas y de ejercicio, como, por ejemplo, “paisajes de movimiento”, recorridos de escalada, etc., que subrayan el aspecto de vivencia conjunta entre compañeros generacionales, contribuyendo así de forma importante a la socialización.

La variedad de la oferta debería reflejarse en una formación polideportiva, sin modalidad específica, incluyendo también un trabajo selectivo y variado con el balón.

El principio de la carga progresiva (v. pág. 26) en relación con las exigencias se debe respetar ya en esta etapa de entrenamiento: la mayor complejidad de los movimientos o de las series de éstos, su mayor velocidad y precisión no sólo favorecen la capacidad de rendimiento coordinativo, sino que mejoran también la capacidad de aprendizaje motor mediante la creación de un gran número de “bucles motores”.

Entrenamiento infantil y juvenil

El objetivo del entrenamiento infantil y juvenil consiste principalmente en reconocer las dotes específicas y desarrollar las potencialidades individuales en la modalidad deportiva planteada. En este sentido, el uso de indicadores específicos de la modalidad desempeña un papel importante. Para el ámbito de las disciplinas atléticas de carrera podrían utilizarse los “indicadores de talento” expuestos en la tabla 5.

El entrenamiento infantil y juvenil se puede dividir en tres segmentos, concretamente entrenamiento de base (de principiantes), de profundización (deportistas más expertos) y entrenamiento de conexión.

El entrenamiento de base está sometido a los objetivos siguientes:

•Formación básica multilateral enfocada hacia la modalidad deportiva.

•Empleo de métodos y contenidos de entrenamiento multilaterales, de formación general.

Etapa 1Entrenamiento de base y primera fase del entrenamiento de profundización•Gusto por la carrera, fuerte pulsión por el movimiento, buena movilidad•Predisposición motora a la velocidad superior al promedio (velocidad de reacción, de esprint, movilización de la frecuencia de paso en condiciones de fatiga)•Buena predisposición a la resistencia en el juego o con otras cargas continuas hasta 30 minutos y por encima de este plazo (resistencia a la fatiga, capacidad de aguante, recuperación rápida)•Cuadro de movimientos bueno (movimiento global útil, relación óptima entre frecuencia y longitud de paso, la huella del pie toca el centro de gravedad del cuerpo)•Buena utilización de técnicas de otras modalidadesEtapa 2Segunda fase del entrenamiento de profundización•Capacidad de rendimiento superior al promedio en el ámbito de la velocidad de movimientos (capacidad de esprint, cambio de ritmo, capacidad de salida)•Buena predisposición a la resistencia (rendimiento continuo estable, recuperación rápida)•Buen nivel de rendimiento en un espectro de distancias•Capacidad para sentir el ritmo, evaluación y regulación del propio rendimiento•Estado de salud estable, destacando la capacidad de asumir carga del aparato de sustentación y locomotor•Comportamiento ofensivo en competición, capacidad de movilización máxima (frecuencia de movimiento, sensación táctica, capacidad de imponerse = tipología competitiva)

Tabla 5. Indicadores para el reconocimiento de talentos en el ámbito de la carrera de atletismo (según Reiss y cols., 1993, 14)

•Adquisición de destrezas técnicas básicas y disposición a ampliar la base de movimientos.

El entrenamiento de profundización tiene los siguientes objetivos:

•Progreso y ampliación de los fundamentos adquiridos en el entrenamiento de principiantes.

•Orientación más marcada hacia las exigencias específicas de la modalidad elegida.

•Especificidad creciente de los métodos y contenidos de entrenamiento utilizados.

•Crear las condiciones para la transición al entrenamiento de alto rendimiento.

•Aumento del volumen y de la intensidad teniendo en cuenta la capacidad psicofísica de asumir cargas.

En general el entrenamiento infantil y juvenil da prioridad a las fases de entrenamiento frente a las “fases de competición” (cf. Reiss y cols., 1993, 14)

Se debe aprovechar las competiciones que surgen “del propio entrenamiento”, sin buscar una preparación prolongada y específica de la competición.


Tabla 6. El inicio del entrenamiento de principiantes, avanzado y de alto rendimiento en los diferentes tipos de modalidad

Las etapas del entrenamiento de principiantes y del entrenamiento avanzado deben mantener una relación con la edad del rendimiento máximo, de forma que la mejora progresiva del rendimiento alcance su punto álgido en el momento típico de rendimiento máximo en cada modalidad.

De este planteamiento se deduce, según Harre (1976, 22) una distribución de edades para las diferentes modalidades (tabla 6).

Entrenamiento de conexión

Las etapas de paso del entrenamiento infantil y juvenil al de alto rendimiento se denominan entrenamiento de conexión. Este período suele prolongarse entre 2 y 4 años (en algunas modalidades de resistencia incluso más).

En general ésta es la etapa de preparación más dinámica en el desarrollo del rendimiento en su conjunto. Aquí se toman, según Reiss y cols. (1993, 15), las decisiones básicas para una configuración acertada del trabajo de alto rendimiento y para la futura trayectoria en el deporte de rendimiento.

En el entrenamiento de conexión se deberían tener en cuenta, según Reiss y cols. (1993, 16), los siguientes criterios metodológicos básicos (de las indicaciones expuestas para las disciplinas atléticas de carrera sólo mencionaremos aquí las exigencias básicas, válidas para todas las modalidades deportivas):

•Nuevo ascenso claro de la capacidad de carga de todo el organismo, aplicando sobre todo formas de entrenamiento generales y semiespecíficas orientadas hacia la modalidad.

•Utilización de la periodización múltiple con macrociclos; éstos repiten una sucesión fija de los puntos básicos del entrenamiento en los momentos anuales de exigencias elevadas e incluyen una pretemporada inmediatamente antes de la competición decisiva.

•Aumento de las cargas específicas de la competición y ampliación del espectro de competiciones.

•Fijación consciente de una dinámica de cargas y recuperaciones pronunciadas.

•Adquisición de primeras experiencias con métodos de entrenamiento específicos, no utilizados hasta el momento (como, p. ej., el trabajo en altura en las modalidades de resistencia o los métodos de entrenamiento especiales en el ámbito de la fuerza y de la velocidad) (v. págs. 240 y 386).

•Aprovechamiento periódico de las posibilidades de evaluación del rendimiento, análisis de la competición y herramientas auxiliares para revisar y analizar la preparación física, técnica y táctica, y para controlar la eficacia del entrenamiento.

Entrenamiento de alto rendimiento

El entrenamiento de alto rendimiento tiene los objetivos siguientes:

•Aproximación al rendimiento máximo individual.

•Aumento máximo posible, óptimo, del volumen y la intensidad del entrenamiento.

•Mayor especificación de métodos y contenidos de entrenamiento.

•Perfeccionamiento, estabilización y disponibilidad variable de la técnica deportiva.

•Mejora o mantenimiento de la capacidad individual de rendimiento máximo durante un período de tiempo lo más largo posible.

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