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Tengo unos arrebatos de ira que a veces me sorprenden incluso a mí

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Las personas sensibles al azúcar pueden sufrir episodios de ira que parecen sobrepasarlas sin ninguna razón. Tal vez te sientas como el doctor Jekyll y el señor Hyde. Tu lado oscuro permanece oculto la mayor parte del tiempo, pero las personas cercanas a ti saben que está ahí. Te enciendes por poca cosa y no puedes contenerte. La intensidad de tus emociones es especialmente aterradora porque no parece corresponderse con tu personalidad «real».

¿Están empezando a resultarte familiares estos patrones? ¿Coincide con tu experiencia el perfil del individuo sensible al azúcar? Las personas sensibles al azúcar a menudo se sienten reconfortadas cuando responden las preguntas enumeradas anteriormente. Ciertos patrones que no tenían sentido para ellas empiezan a encajar de pronto.

La sensibilidad al azúcar es una teoría, una hipótesis de trabajo, que se sostiene en tres pilares: mi propia observación de cómo responden al azúcar mis pacientes adictos o compulsivos, mi exhaustiva investigación de los sólidos estudios científicos que se han realizado sobre la sensibilidad a los carbohidratos y el papel que tienen las sustancias químicas cerebrales en el alcoholismo, la adicción y la nutrición.

Las investigaciones científicas llevadas a cabo desde la publicación original de este libro en 1998 han demostrado la fisiología de la adicción al azúcar y han apoyado, incidentalmente, mi hipótesis original de la sensibilidad al azúcar. Las historias que escuché al principio en boca de mis pacientes en California y las que cuenta ahora la comunidad Radiant Recovery ®, en la que hay gente de todo el mundo, indican que mi teoría está bien encaminada y que mi programa puede realmente ayudarte a sanar tu adicción al azúcar y tu desequilibrio bioquímico. A mediados de la década de los noventa, ponerle un nombre al problema de la sensibilidad al azúcar y ofrecer una solución era demasiado importante para esperar la aprobación de las autoridades científicas. Ahora, los hallazgos de los investigadores están confirmando la visión que tuve hace veinte años. Desde entonces, cientos de miles de personas han utilizado el programa que he creado para curar su sensibilidad al azúcar y entrar en el mundo de lo que llamamos recuperación radiante.

Antes de continuar, quiero subrayar que no hay nada «malo» en tener una bioquímica sensible al azúcar. Cuanto más puedas disipar los mensajes negativos que siempre has recibido sobre tu comportamiento, más libre serás para emprender este proceso de curación. Recuerda que hay millones de personas como tú: personas que saben que algo va mal, que bromean acerca de ser «adictas» al chocolate, pero que rara vez hablan de lo que está sucediendo realmente en su interior.

A medida que exploras el poder de tu sensibilidad al azúcar, te convendrá hacerte algunas preguntas. Intenta no juzgarte al hacer esto. Permítete aproximarte a tu «adicción» de una forma un poco humorística. Tal vez no mientas directamente cuando respondes a la pregunta de si comes dulces o cuándo los comes, pero ¿mientes por omisión? ¿Comes dulces cuando no hay nadie cerca solamente? ¿Pones la bolsa de golosinas dentro de otro recipiente para que los demás no puedan ver lo que llevas? ¿Estacionas tu automóvil en un lugar apartado para mordisquear tu dulce especial? ¿Escondes los envoltorios de dulces debajo de los otros desperdicios para que tu cónyuge no sepa lo que has comido? ¿Te comes las galletas de tus hijos y luego dices que no sabes lo que ha pasado con ellas? ¿Vas a los grandes almacenes, adquieres ingentes cantidades de dulces y te dices que has hecho una buena compra? ¿Te sabes el horario de la bombonería?

Más patatas y menos prozac

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