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¿Tiene tiempo para dedicarse a sí mismo? La aplicación de los principios de la PIV

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La práctica nunca concluye. Después de años de dedicación, los practicantes experimentados suelen trabajar con modalidades más sutiles y avanzadas de los mismos módulos. Cuando la práctica ha acabado integrándose en nuestra vida, tendemos a trabajar más profundamente con nuestros estados mentales y emocionales. Entonces es cuando la práctica se profundiza en nuestras relaciones, en el trabajo y en otros módulos adicionales. Y, por supuesto, seguimos trabajando también con los módulos básicos del cuerpo, la mente, el Espíritu y la sombra. El hecho es que nuestra práctica debe adaptarse, flexibilizarse y evolucionar de continuo en la medida en que avanzamos y nos adentramos en estadios nuevos y cada vez más maduros.

La Matriz de la Práctica Integral de Vida


Los principios de la PIV le ayudarán a diseñar y seguir perfeccionando una práctica global, equilibrada y eficaz. De este modo no soslayará nada esencial ni rechazará las dimensiones fundamentales del desarrollo, aun en aquellos momentos en los que se concentre en determinados tipos de crecimiento, como los retiros de meditación o el período de entrenamiento que precede a una competición atlética.

El ejercicio de tres tipos diferentes de salud

La práctica regular nos transforma, tanto de forma espectacular como sutil. Y esto es algo que queda muy claro cuando tenemos en cuenta los tres tipos de salud que presentamos a continuación:

1 Salud horizontal: La plenitud dinámica de las posibilidades de conciencia, vitalidad y respeto con que contamos en el estadio actual del desarrollo en el que nos encontremos.

2 Salud vertical: El desarrollo continuo hacia una mayor conciencia y complejidad, que trasciende viejas formas de ser y avanza hacia nuevos estadios del desarrollo.

3 Salud esencial: El contacto, la conexión y la realización del Espíritu que tenemos, en cualquier estadio del desarrollo, con el Misterio, Talidad o Esidad de éste y de cualquier otro instante.

La PIV asume e integra estas tres modalidades diferentes.

Aun en aquellos momentos en los que las circunstancias vitales parecen colocar en primer plano otros aspectos de nuestra vida, como el trabajo o la familia, siempre contamos con herramientas que nos permiten flexibilizar la práctica y darle la forma adecuada. De hecho, el modo en que asumimos nuestra Práctica Integral de Vida puede evolucionar con el paso del tiempo y las líneas directrices generales pueden acabar convirtiéndose en un firme compromiso que orienta de manera natural todos y cada uno de los instantes de nuestra vida. De este modo, no sólo habrá lugar, por decirlo así, para la inhalación, sino también para la exhalación o, lo que es lo mismo, para todas las cualidades y fases de una vida humana sana.

La práctica integral de vida

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