Читать книгу La práctica integral de vida - Кен Уилбер, Ken Wilber - Страница 8

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1. ¿Por qué es necesaria la práctica?

La Práctica Integral de Vida parte del mismo punto en que lo hace toda práctica, de la inspiración y el deseo de crecer y convertirnos en todo aquello que podemos llegar a ser.

Hay ocasiones en que esta decisión es el resultado de una verdad profunda que nos ha tocado, conmovido, abierto o despertado, mientras que, otras veces, es el simple fruto de la frustración que acompaña a las experiencias de dolor, sufrimiento y sinsentido.

Quizás sea el resultado del ejemplo edificante de una persona que vive una vida intachable, de la lectura de un libro repleto de comprensiones o de la presencia extraordinaria de un sabio o de un santo. Tal vez se trate de la muerte de un ser querido o de un amigo, o quizás caigamos sencillamente en cuenta del absurdo de una vida convencional sumida en el sinsentido.

Lo cierto es que, en cualquiera de estos casos, habremos llegado a vislumbrar la posibilidad de una existencia más libre, más clara, más verdadera, más amorosa y más auténtica —, y querremos vivirla.

Éstas son las cuestiones que, desde hace miles de años, han inspirado al ser humano. Hubo quienes, después de experimentar ese aguijonazo, entregaron su vida a un camino espiritual o místico y acabaron convirtiéndose en monjes, monjas, chamanes o yoguis. Otros, siguiendo senderos alternativos, se dedicaron a una disciplina transformadora y se convirtieron en samurais o en especialistas en artes marciales. ¿No les parecen todas ellas cuestiones muy serias y muy tradicionales?

Pero las cosas no siempre discurren por los mismos derroteros. Por más sabias que sean las tradiciones, la práctica es, por su misma naturaleza, algo vivo y que se reinventa de continuo. No se atiene exclusivamente al camino trillado por las tradiciones, sino que rompe todas las cadenas. O, dicho en otras palabras, el espíritu de la práctica vivifica toda tradición.

La tradición, a decir verdad, siempre depende de la innovación y la improvisación. Y, sin dejar de abrevar en el manantial profundo de la sabiduría del pasado, nosotros nos atenemos a la tradición… de romper con la tradición.

No en vano el mundo cambia de continuo y lo mismo hace la vida humana, nosotros y la práctica. Son muchos los estratos y dimensiones que asume la Práctica Integral de Vida personalizada. Llega hasta donde nos encontramos y, en el proceso de adaptarse a nuestra vida, experimenta cambios y transformaciones muy profundas. Pero la esencia de la PIV es muy sencilla y encarna, en cualquier contexto, tanto antiguo como moderno, la intención que alienta toda práctica verdadera, despertar todas las dimensiones de nuestro ser y abrirnos en todas direcciones para llegar a ser auténticos, reales y totales.

La Práctica Integral de Vida consiste en vivir de verdad, aumentar el nivel de integración de nuestra realidad y llegar a ser más reales que nunca. La PIV expresa el impulso de aumentar nuestra conciencia — ahora, ahora y también ahora— e ir profundizando ese despertar con el paso del tiempo.

La Práctica Integral de Vida también tiene que ver con respetarnos profundamente a nosotros mismos, a los demás y a nuestra misteriosa existencia. Este respeto nos invita a dar más, a dejar atrás las visiones limitadas y fragmentarias y expandir, en este mundo hermoso y terrible, la libertad, el amor, la apertura y la profundidad, tanto nuestras como de los demás.

La práctica es sencillamente, desde cierta perspectiva, lo que es, la decisión personal de asumir un determinado estilo de vida.

Veamos ahora unas cuantas razones que explican la necesidad de emprender una PIV:

 abrazar y trabajar con la crisis, el dolor y el sufrimiento

 convertirnos en mejores personas… a todos los niveles y en todas las dimensiones de la vida

 asumir una vida más íntegra y excelente

 ir más allá de nosotros mismos

 ¡despertar!

 descubrir y entender el sentido de las cosas

 vivir en consonancia con nuestros niveles más elevados

 convertirnos en personas más vivas y creativas

 descubrir y/o alcanzar nuestros objetivos más profundos

 amar y respetar plenamente a los demás

 hacer las cosas lo mejor que podamos

 conectar con la vida, con el universo y con el Espíritu

 participar activamente en la evolución de la conciencia

 porque quizás nos hayamos enamorado del Misterio (o de Dios)

 o por ninguna razón concreta… sino tan sólo porque nos sentimos atraídos por ello

Son muchas las personas que, después de haber experimentado un determinado tipo de práctica, acaban descubriendo que no es lo suficiente-mente completa ni abarcadora. La PIV, por el contrario, deja el espacio suficiente como para incluirlo todo en su camino:

 quizá se haya adiestrado en la excelencia física o el deporte competitivo

 quizás haya disciplinado su mente o sus emociones hasta alcanzar un rendimiento excelente en el mundo empresarial

 quizás haya practicado yoga o meditación durante décadas

 quizás haya explorado en profundidad su psiquismo y se haya enfrentado a su sombra

 quizá se haya acercado a la práctica movido por la devoción hacia Dios o hacia un maestro o guía muy querido

 quizá su interés en la PIV se haya originado en su erudición, en su intuición o en la necesidad de comprender

Hay maestros y enseñanzas que subrayan los límites de muchas de nuestras motivaciones. Una motivación muy habitual, en este sentido, es el llamado “materialismo espiritual”, según el cual, la búsqueda espiritual aspira a algún tipo de logro personal que satisfaga o perfeccione nuestra sensación de identidad separada. Pero, en el fondo, ésta no es más que una forma sutil de egocentrismo que tiende comprensiblemente a debilitarse en la medida en que maduramos. No obstante, la principal de las paradojas es la de buscar. Y es que, aunque todo el mundo emprenda el camino como “buscador”, al llegar a cierto punto, debe acabar trascendiendo, la idea de que perdió algo y renunciar finalmente a la búsqueda. Con el paso del tiempo, nuestras motivaciones evolucionan naturalmente.

Y, como ninguna motivación es errónea, tampoco debemos esperar que la nuestra sea pura y perfecta. Son muchas las razones que justifican la práctica… todas ellas, por cierto, tan válidas como parciales.

La práctica nos transforma para que nuestra intención original pueda crecer… ¡y desarrollarse! Es por ello por lo que la motivación evoluciona en función de nuestro grado de madurez. Y es que, aunque finalmente debamos acabar trascendiéndolas, todas las motivaciones se hallan, en cierto modo, al servicio de nuestro camino.

En última instancia, todas nuestras intenciones y motivaciones convergen en el momento presente. ¿Cuál es, en este mismo instante, nuestra práctica?

No existe forma mejor ni más adecuada de practicar, porque todos los enfoques son, desde esta perspectiva, menos que óptimos. La PIV no se pierde en lo accesorio y apunta a lo esencial para que, de ese modo, el lector no pierda el tiempo y encuentre lo antes posible la práctica que considere más adecuada.

¿Qué le parece si empezamos?

Sobre las prácticas incluidas en este libro

Desperdigados a lo largo de este libro, el lector encontrará una serie de ejercicios experienciales orientados hacia la puesta en práctica de la teoría integral. Algunos de ellos son explícitamente “integrales” y han sido especialmente diseñados para la PIV, razón por la cual los hemos calificado como Prácticas estrella mientras que otros, por el contrario, aunque procedentes de un origen diferente, se han visto adaptados al contexto integral. También presentamos algunas de las Prácticas estrella en una modalidad resumida que hemos decidido llamar Módulos de un minuto a la que el lector puede apelar en cualquier momento de su vida cotidiana.

Y queremos señalar que, cuando empleamos el calificativo “experiencial”, estamos refiriéndonos a su sentido más amplio, que no se limita tan sólo a las experiencias corporales, sino que también incluye las experiencias mentales y las experiencias espirituales. Trate pues de abrirse, cuando vea una Práctica estrella o un Módulo de un minuto, a la modalidad de experiencia implicada, independientemente de que se trate de una experiencia corporal, mental, espiritual o de cualquier combinación posible entre ellas.

Módulo de un minuto ¿Cuál es su motivación más profunda?

Es muy importante conectar con el significado que la práctica tenga para usted. Veamos ahora un modo de verificar su motivación. Aunque pueda hacerlo ahora mismo, de hecho, es mejor realizar regularmente este ejercicio al comenzar cualquier sesión de práctica —¡Y lo más interesante es que basta, para ello, con un solo minuto!


Coloque ambas manos sobre el corazón y respire varias veces lenta y profundamente. Preste luego atención a cualquier cosa que afl ore en su mente, en su corazón y en sus intestinos. Considere luego con mucha atención cuál es la motivación más profunda que alienta su práctica. ¿Cuál es su deseo más real? ¿Qué es lo que, ahora mismo, aparece en su conciencia? ¿Qué es lo que late detrás de los “impulsos” o de los “tirones” que ahora mismo está experimentando?

Quizás esté buscando algo extraordinario, tal vez sencillamente esté interesado en lo que sucederá o quizá sienta algo que es incapaz de describir. Observe y cobre conciencia de la motivación profunda que ahora mismo alienta su práctica.

Finalmente observe y advierta el Testigo de su experiencia, es decir, esa parte de su conciencia que sencillamente se da cuenta de los contenidos de su experiencia. ¿Quién es el que experimenta ésta, ésta y todas las experiencias que componen su vida? ¿Quién es el que es consciente y, por tanto, no tiene que ver con esas motivaciones?

Respire y relájese en esa conciencia durante unos instantes…

Luego suéltelo todo y prosiga con su vida.

La práctica integral de vida

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