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LA NIÑERA Y TÂM
ОглавлениеGracias a la llegada de Tâm, la sirvienta convertida en niñera pudo hacer de madre y recuperar las sonrisas que se había perdido con su hijo, al que había dejado en My Lai, en casa de su madre. A partir de ese momento, los empleados la llamaron Chị Vú, es decir, «hermana mayor pecho». Las mujeres ricas a veces contrataban a una joven madre para que amamantara a sus bebés, con el fin de que no se les estropease el pecho. La lengua vietnamita es tremendamente púdica, pero la palabra pecho se dice sin vacilación ni incomodidad porque los pechos están desprovistos de todo erotismo en este contexto. Puesto que las amas alquilaban los pechos de las mujeres Chị Vu, se permitían tratarlas como si fuesen objetos y exigían que alimentasen sólo a sus hijos, de forma exclusiva. Arriesgándose a represalias y despidos, algunas Chị Vú intentaban visitar a su progenie a la caída de la noche. La mayor parte de ellas se encariñaban con el rorro al que amamantaban porque el suyo, el bebé al que habían dado a luz, vivía a cincuenta, cien o quinientos kilómetros de ellas. Las amas cedían su privilegio maternal en nombre de la belleza sin sospechar que sus hijos sentirían más apego a la fragancia del sudor de su Chị Vú que al de esas aguas de colonia importadas con las que se rociaban la piel.
La niñera no le dio el pecho a Tâm. La crio corriendo tras ella cuchara en mano, transformando las comidas en el alborozo de dos amigas que jugaban al escondite.