Читать книгу La venida del Consolador - LeRoy Edwin Froom - Страница 10

Capítulo 1 LA PROMESA DEL ESPÍRITU

Оглавление

Era de noche en Jerusalén; la noche más triste desde que el hombre se separara de Dios. La ciudad estaba atestada de peregrinos. El grupito de hombres que había seguido a su Señor durante los años de su ministerio público se había reunido con él alrededor de la mesa pascual, en el aposento alto. Se encontraban en un momento crucial. El símbolo y la realidad convergían. El Hijo de Dios, ciñéndose con una toalla como si fuese un siervo, se arrodilló delante de los hombres pecadores para lavarles los pies.

El pan partido y el vino escanciado, símbolos de su pasión inminente, acababan de ser consumidos. Solo escasos minutos separaban las escenas del aposento alto de la lucha en el huerto; mediaban momentos apenas, comparativamente, entre la sangre sobre las sienes y la sangre sobre los dinteles. A pesar de que el pastor había estado con las ovejas poco tiempo solamente, pronto sería herido, y las ovejas serían esparcidas.

Judas se había separado del grupo, y una profunda tristeza embargaba a los demás discípulos. Es innecesario analizar su aflicción. Mezclada con ella, había cierta medida de egoísmo, aunque la sombra de la separación inevitable había caído sobre ellos. Verdaderamente, era esta una hora crítica. ¡Cómo bebían los discípulos cada palabra de Jesús! Su declaración con respecto a que él iba a donde ellos no podrían seguirlo llevó mayor tristeza y dolor a sus corazones. Hasta ahora, no habían sentido la realidad de la separación que se acercaba. De pronto el Maestro procedió a consolar sus corazones. Les habló de unas mansiones que iría a prepararles. Pero esto no logró conformarlos, porque la presencia personal de su Señor viviente nunca podría ser reemplazada por mansiones.

¿Qué harían cuando se fuera? ¿A quién se volverían?

Alguien dijo: Pintad un cielo sin estrellas. Cubrid las montañas de oscuridad. Colgad cortinas de negra sombra frente a cada playa. Oscureced el pasado, y que el futuro sea aún más incierto. Completad el cuadro con hombres pesarosos y rostros tristes. Tal era la condición de los discípulos, al verse confrontados con la partida del Señor.

La venida del Consolador

Подняться наверх