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1.1. LA TRAGEDIA DE LA QUE HABLAMOS

1.1.1. Arribando al concepto

La tragedia de la sociedad sin criterio es el conjunto de daños que provoca creer que verdad es lo mismo que simple parecer y actuar personal y socialmente con tal base. Ocurre porque nos guiamos por las emociones y por creencias teístas, mágicas o laicas a las que no aplicamos razonabilidad. Como Pilato, no nos importa la verdad[2].

1.1.2. Formas de pensar que nos han llevado a la tragedia de la sociedad sin criterio

Nos han enseñado que debemos luchar por aquello en lo que creemos, y hay quienes lo hacen hasta la muerte. Es un error, porque nuestra creencia puede estar equivocada, puede ser un simple parecer sin fundamento real. ¿Vale la pena morir por un simple parecer? Jamás, mucho menos dañar o matar a alguien por nuestras creencias. Como se afirma desde antiguo:

«No contradigas a la verdad». (Eclesiástico 4:25a, BJL)

Otro de los orígenes de la tragedia de la sociedad sin criterio es suponer que es válido pensar o hablar como nos dé la gana. Mentira. Tenemos un compromiso con la verdad y el bien que no se puede eludir. No se puede creer o decir lo que uno quiera, hay que buscar la verdad. Las palabras se han diluido con el paso de los siglos, así que no sobra meditar en los términos del griego clásico y la koiné (griego de la época bíblica neotestamentaria) para bien y verdad. Respectivamente, agathos(ἀγαθός) y aleteia(ἀλήθεια). La verdad no es relativa, necesitamos que su búsqueda sea complemento de otros ideales; la verdad científica de las ciencias de la naturaleza tampoco es relativa aunque no en cualquier sentido, debe hablarse mejor de verosimilitud dado el progreso de las ciencias experimentales o del estado del conocimiento científico en un momento preciso del tiempo, como en el caso del bayesianismo cuántico (Baeyer, 2013).

Como explica Platón sobre la verdad como idea suprema en el Libro VII de La República al tratar la célebre alegoría de la caverna, la idea del bien nos lleva a la verdad.

«Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de esta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público». (Platón, La República).

Invito al lector a mirar mis videos sobre la alegoría de la caverna de Platón[3] para entenderla mejor con visual thinking (primer video) y en contexto con el resto de la obra (segundo video). El párrafo anterior cierra la presentación de la alegoría y comienza el debate sobre su alcance. Ayudará a entender mejor varias de mis afirmaciones a lo largo de este libro.

1.1.3. Un caso de la vida real

No hubo advertencia acerca de los ataques al World Trade Center en Nueva York del 11 de septiembre de 2001. Las agencias de inteligencia, aunque tenían información, no coordinaron labores para lograr un buen análisis y no lanzaron ningún aviso. Con el nacimiento de ISIS fue distinto, hubo un informe en 2014 del director de la CIA con la alerta del caso, pero el presidente Obama no se lo tomó en serio. Desde antes en entrevista con el periodista David Remmick del New Yorker del 27 de enero de ese año, desestimó la amenaza de ISIS y consideró ese grupo radical islamista como un grupo de aficionados sin mayor relevancia. Ese simplista parecer tuvo consecuencias. Luego ocurrieron infinidad de tragedias en Oriente Medio, con impacto global, por el Estado Islámico.

La tragedia de la sociedad sin criterio

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