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Hidratos de carbono

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Ocupan la parte superior del plato. Incluyen la papa, la batata, el choclo, el arroz, las legumbres, las harinas, los cereales, el pan y las pastas. A pesar de ser de los más importantes, son los más demonizados, a tal punto que a diario podemos ver que en programas de televisión promocionan polvos y pastillas para no absorberlos. ¡Qué locura!, ¿no? Parece que habláramos de un veneno en vez de un nutriente, y además uno de los principales. Los hidratos de carbono brindan energía; si los dejamos, empezamos a sentirnos mal, débiles y hasta perdemos masa muscular, porque empezamos a “consumirnos”. Si bien algo de grasa se pierde cuando se hacen dietas extremas sin hidratos, se pierde mucho más músculo, por eso bajamos rápido de peso. El problema es que el múscu­lo es muy fácil de perder y muy difícil de crear, al contrario de la grasa, que cuesta bajarla pero se recupera muy pronto; esa es la causa del efecto rebote de masa grasa al dejar una dieta de ese estilo.

Otra consecuencia de dejar los carbohidratos es el futuro atracón o comilona, además de los picoteos. Cuando al cuerpo no se le da glucosa (azúcares), de alguna manera la va a pedir, y lo hace en forma de dulces; por eso, cuando estamos a dieta, tenemos comilonas los fines de semana. ¡Aguantamos toda la semana y cuando estamos frente a una pizza no podemos parar!

También se habla de “bajar de peso sin comer harinas”. Las harinas son cereales molidos; harina de arroz, por ejemplo. Podemos no comer harinas y seguir consumiendo hidratos, como papa o legumbres, pero ¿a qué nos conduce? Al dejar las harinas, consumimos menos calorías y alimentos, por lo tanto es lógico que bajemos de peso, pero al incorporarlas de nuevo, volveremos a subirlo. Tampoco es bueno eliminar las harinas para bajar de peso, ya que si nos encontramos en un evento social donde, por ejemplo, hay pizza o empanadas, empezamos a prohibirnos y a la vez desear más la comida. Entonces pueden aparecer el descontrol alimentario y el círculo vicioso.

Ahora que lo sabes, jamás confíes en las noticias que vemos a diario cuando hablan de bajar de peso sin consumir hidratos de carbono ni harinas; de hecho, son mensajes muy peligrosos para quienes son vulnerables a padecer trastornos alimentarios.

¡Podemos querernos más!

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