Читать книгу ¡Podemos querernos más! - María Agustina Murcho - Страница 7
Prólogo
ОглавлениеCandela Yatche
Fundadora de Bellamente (@bellamentearg)
Vivimos en una sociedad plagada de estereotipos y de prejuicios sobre la imagen, la perfección del cuerpo entendida de manera muy restringida, la delgadez y la juventud como sinónimos de belleza. Se trata de mensajes que recibimos de los medios de comunicación y que aparecen como un único modelo de lo que deberíamos ser. Es por esto que se ha ido consolidando un culto al cuerpo en el que el objetivo es la búsqueda de la belleza según un ideal regido por normas que muchas veces son bastante incompatibles con la salud y con la realidad de la mayoría de las personas.
Para adaptarnos a esto, vamos como bloques de un juego de ingenio, queriendo encajar en todo: nos anotamos en gimnasios, hacemos dietas, compramos productos “milagrosos”, nos hacemos cirugías de todo tipo. Sin embargo, seguimos insatisfechos. ¿Sabemos por qué pasa esto? Porque no se puede remediar un problema interno con una solución externa; es como querer curar una herida de bala con una tirita adhesiva. Pero lejos de abandonar este circuito vicioso, continuamos la exigente búsqueda de la perfección que nunca llega. Esto genera frustración y hace que aumente nuestro nivel de autocrítica, disminuyendo así nuestra autoestima.
La autoestima es la valoración de uno mismo. Para la psicología, se trata de la opinión emocional que los individuos tienen de sí mismos y que supera en sus causas la racionalización y la lógica.
“No se puede remediar un problema interno con una solución externa”
La imagen corporal es uno de los componentes de la autoestima. Se define como la representación mental que cada persona tiene sobre su propio aspecto físico, y es una imagen en donde el entorno tiene una gran influencia. Recibimos mensajes de parte de la familia, los amigos, los medios de comunicación que, sumados a una visión distorsionada de uno mismo, puede hacer que conformemos una imagen corporal negativa. Muchas veces, nuestra autopercepción está distorsionada. Tendemos a exagerar el tamaño o la forma del supuesto defecto. Nos centramos de manera selectiva y obsesiva en las partes que menos nos gustan y nos olvidamos del resto. Existe una analogía que nos ayuda a entender estos errores en la percepción: la del daltónico. Una persona daltónica tiene una percepción que no coincide con la de los demás. Alguien con estas características estaría completamente convencido de que lo que ve verde es verde, aunque los demás lo veamos rojo. Si él o ella no aceptan que la percepción distorsionada es la suya, no se los podría ayudar nunca.
Lo mismo sucede con la distorsión de la imagen corporal: para que sea positiva debe nacer de un trabajo interior. Una imagen corporal positiva tiene que ver con valorar al cuerpo como un instrumento de uso y no como un adorno para que otros admiren. Hay que dejar de buscar likes afuera cuando en realidad lo único que necesitamos es nuestro propio like, amarnos y aceptarnos. Es hora de no solo reconocer que somos más que nuestra apariencia, sino también creerlo, repetirlo, escribirlo y compartirlo. La finalidad de este giro de 180 grados es la autoaceptación incondicional. Se trata de ir desaprendiendo y eliminando de a poco capa por capa todas las etiquetas que nos fueron inculcando.
“La opinión pública es una débil tirana comparada con nuestra propia opinión íntima. Lo que el hombre piensa de sí mismo es lo que determina su destino”, dijo el escritor y filósofo Henry David Thoreau. Actualmente, los medios de comunicación siguen teniendo un poder de influencia muy fuerte en las personas, construyendo el imaginario de belleza que les favorece generar, en función de los intereses del mercado.
Lo urgente es trabajar en empoderar a las personas en la búsqueda de aprender a quererse como son, a respetarse y a buscar la mejor versión de sí mismos, dejando de lado las comparaciones y la pretensión de alcanzar una belleza irreal. Es trascendente priorizar la posibilidad de elegir lo que quieren ser, siendo dueños de sus propias vidas sin que los mensajes externos los determinen.
Es muy importante el trabajo preventivo de concientización acerca de estos temas. En la actualidad son escasos los espacios desde donde se les acerca a los niños y a los adolescentes herramientas que los ayuden a poder ver que no hay una única realidad, que hay tantas como personas en el mundo. Como dice Nietzsche: “No existen hechos, solo interpretaciones”.
Me parece indispensable entender que el abordaje del tema de la imagen corporal debe ser transversal a toda la sociedad en general. Es fundamental tener en cuenta cómo influye directamente en el desarrollo del bienestar de las personas.
Esencialmente deberíamos hacer hincapié en las relaciones interpersonales, ya que la palabra y la mirada del otro afectan directamente nuestra autoestima. Trabajando con los prejuicios, las creencias y los mandatos, el desafío es poder construir vínculos con el otro entendiendo que las diferencias, nos enriquecen, y el respeto nos une.
“Lo que el hombre piensa de sí mismo es lo que determina su destino.”
Apostemos a valorar la esencia de las personas, las historias que inspiran y las acciones que crean un mundo mejor. Vayamos por el cambio: elijamos vivir bellamente.