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Las extorsiones durante enero

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Hasta el momento, el chacarero le había pagado al espía U$14.700 y aún restaban U$285.300. El 17 de enero pasado, D’Alessio había confesado que, de los U$300.000, este había abonado un tercio. Para ganar días, Etchebest había inventado tener un plazo fijo que vencía recién en el mes de marzo, motivo por el cual no tendría efectivo en mano hasta el comienzo del primer trimestre del año. Por más lógico que pareciera todo, Marcelo Sebastián no se lo tomó con el mejor de los humores.

Por ello, alrededor de las 11 de la mañana del jueves 17 de enero, Etchebest y D’Alessio tuvieron una acalorada discusión dentro de la camioneta Mercedes Benz, propiedad de María Valentina Oettel, esposa del extorsionador:

Marcelo D’Alessio (MD): Si no depende de mí, ¿vos creés que depende de mí? ¿Vos viste la gestión que hago?

Pedro Etchebest (PE): Pero yo no soy un potentado, no soy un tipo que tenga plata…

MD: Bueno ya está, no volvamos para atrás (...) Hoy me entero, hoy, ponete en mi lugar que la plata no está.

PE: ¡Vos ponete en mi lugar! Yo te la quiero pagar, ¡no es que no te la quiera pagar!, yo te estoy diciendo que esperamos, dame 24 horas...

MD: Si fueran 24 horas... No estoy seguro.

PE: ¡Pero no depende de mí!

MD: Entonces no me digas 24 horas si no depende de vos...

PD: Pero yo te la voy a dar... Voy ahora a Mar del Plata, a ver qué plata junto allá.

MD: Es que no confío que va a estar mañana.

PE: ¡Tenés que confiar en mí! (...)

Disconforme al no lograr su cometido, D’Alessio le recordó que estaba quedando mal parado con Carlos Ernesto Stornelli:

MD: ¡Me hacés quedar como el culo y yo nunca quedé como el culo! No es un pelotudo, ¿me seguís lo que te estoy diciendo? Es el fiscal número uno del país, y no voy a quedar como el orto.

PE: ¡Pero no vas a quedar mal!

MD: Ya falté a una fiesta que me había invitado, me hice el pelotudo... Bueno veré de verlo hoy.... ¿No querés que te lleve a Mar del Plata?

PE: No, voy yo en mi auto, me voy a instalar allá, y me quedo allá mañana (…)

MD: Ahora voy a hablar con Carlos, tranquilo. Voy a ver qué carajo le digo, dame 15 minutos, pero no me falles mañana.

La conversación se vio interrumpida por un cuidacoches, quien, al ver que el vehículo estaba en el medio de la calle y con las balizas puestas, se acercó, golpeó el vidrio de la puerta del conductor y dijo: “Caballero, ¿cómo anda?”, y le hizo seña con la mano para que moviera el auto. D’Alessio le indicó que en unos segundos se iría, a lo que el trapito le retrucó: “Por lo visto o no sabe manejar o no sabe estacionar, una de dos, no sé”.

Soy director de la DEA12, ya me voy”, le respondió con menos paciencia y una mirada amenazante. El joven no entendió la respuesta y volvió a preguntar: “¿Entonces no sabe estacionar?”. “Manejo a seis mil personas en el país. Quedate tranquilo, ya me voy”, le dijo Marcelo Sebastián mirándolo fijo. Sin más palabras el cuidacoches, que solo buscaba ganarse unos pesos, se alejó del vehículo. Etchebest aprovechó la oportunidad, se despidió de D’Alessio y le prometió que al día siguiente tendría una buena parte de lo acordado.

Efectivamente el 18 de enero el chacarero viajó a Mar del Plata y se reunió con Diego Giménez, un prestamista y amigo desde hace más de 20 años. Le pidió un solo favor: que en caso de llamarlo D’Alessio le dijera que recién el 10 de febrero iba a tener los U$100.000 que Etchebest le había pedido. Giménez le aseguró que diría todo lo necesario para devolverle la calma a su estimado.

Luego del encuentro, el chacarero, agobiado por la situación y porque sabía que no tendría las respuestas que D’Alessio estaba esperando, apagó el celular. No estaba en las mejores condiciones físicas y debía calmar su estado de ánimo, meses atrás había sufrido un ACV. Recién el viernes 19 de enero encendió su iPhone y recibió un mensaje del espía por WhatsApp que le reclamaba U$9700. El monto era una multa que se le había generado por no haber tenido el dinero para Stornelli a tiempo. Según le detalló Marcelo Sebastián, el fiscal se iba a comprar una propiedad en Pinamar, más específicamente la casa de techo azul que está frente al balneario CR y que pertenecía al empresario Colella13 pero, al no tener los U$100 mil, el funcionario público se había ofuscado. La respuesta de Etchebest fue, por primera vez, afirmativa. Tenía en su poder U$9700 y decidió dárselos al espía. Ganó días de libertad.

El martes 23 de enero, cuando aún faltaban cinco días para que hiciera la denuncia en el Juzgado de Dolores, el hombre se reunió con Marcelo D’Alessio en calle Aimé Painé 1130 en Puerto Madero. El hotel Alvear Icon & Residence sirvió de escenario para la ocasión. Se encontraron en el luminoso lobby bar que queda en la planta baja del lugar y estuvieron una hora, tiempo suficiente para pagar la multa y acordar un segundo día de fianza. Es que, además de la mora ocasionada que abonó D’Alessio, el malentendido le generó nuevos gastos por U$5000. Al día siguiente se volvieron a encontrar en la confitería Selquet, de avenida Figueroa Alcorta y Pampa. El bar y restaurante ofrece los bosques de Palermo como paisaje predilecto.

A los ojos de D’Alessio parecía que el chacarero comenzaba a entender cómo iban a ser las cosas y que debía pagar o pagar. En los ojos de Etchebest, el segundo desembolso sería el último antes de hacer la denuncia y olvidarse, definitivamente, de los aprietes que estaba sufriendo. Disfrutando del calor de enero, ese jueves 24 acordaron un tercer encuentro para el 5 de febrero. El abono sería de U$200 mil que irían a las arcas del fiscal Stornelli.

Cinco días más tarde, el martes 29 de enero y en el Juzgado de Dolores, la fiscal Natalia Corbetta solicitó los registros de las cámaras de seguridad del hotel Alvear Icon & Residence, del restaurante Selquet y del parador CR de Pinamar los días en que se habrían realizado los mencionado pagos y reuniones. La funcionaria tenía en claro que debía cesar el delito en curso. El juez Ramos Padilla acompañó los oficios y actuó en consecuencia.

1 Como autora del libro resguardaré el nombre de la hija e hijo de Marcelo Sebastián D’Alessio por razones de seguridad.

2 Juzgado Federal de Primera Instancia, FMP 88/2019, Dolores, Fallo publicado el 12/4/19.

3 https://bit.ly/3jO41am

4 Decreto 83/2015, 15/12/15, https://bit.ly/3bkj7Qj

5 Programa La Cornisa, 17/3/19, https://bit.ly/2ZJJCfT

6 Conocimiento técnico, práctico. La habilidad de realizar algo.

7 Declaración testimonial de Pedro Etchebest Rodríguez en el Juzgado Federal de Primera Instancia, Dolores, 28/1/19.

8 Abiad, Pablo: El Club K de la Obra Pública. Skanska, un caso. Buenos Aires, Editorial Planeta, 2008.

9 Abiad, Pablo: El Club K de la Obra Pública. Skanska, un caso. Buenos Aires, Editorial Planeta, 2008.

10 Verbitsky, Horacio, “Extorsión”, El Cohete a la Luna, 8/2/19, https://bit.ly/31d409M. Primera nota en los medios de comunicación sobre la causa. En ella se pueden escuchar diálogos de cómo Pedro Etchebest era extorsionado por Marcelo Sebastián D’Alessio. El nuevo apodo al fiscal nació ese día.

11 Declaración testimonial de Matías Albano Etchebest Rodríguez en el Juzgado Federal de Primera Instancia, Dolores, 29/1/19.

12 Drug Enforcement Administration o Administración para el Control de Drogas de los Estados Unidos.

13 O’Donnell, Santiago: “ArgenLeaks”. Los cables de Wikileaks sobre la Argentina, de la A a la Z, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2001. “Según un cable filtrado por Wikileaks, Héctor Colella fue el sucesor de Alfredo ‘Papimafi’ Yabrán. En mayo de 1998, horas antes de quitarse la vida de un escopetazo mientras era acorralado por la justicia argentina y el FBI, Alfredo Yabrán escribió un testamento nombrando a “H. C.”, Héctor Colella, como su sucesor. Además, el sucesor fue informante de la embajada estadounidense durante el conflicto desatado por la valija de Antonini Wilson. (…) Colela llegó a la embajada acompañado por el empresario especializado en seguridad Mario Montoto”.

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