Читать книгу Espiados - María Belén Bartoli - Страница 14
CAPÍTULO 2
¿Quién es Marcelo Sebastián D’Alessio?
Оглавление“Marcelo D’Alessio: Contá 100 % conmigo. Mario un día me dijo que te aprecia y para mí eso es más que una instrucción.
Carlos Stornelli: Es mi hermano.
Marcelo D’Alessio: No se habla más. Lo que sea es lo que sea”1.
Marcelo Sebastián D’Alessio transitaría sus días con total normalidad hasta el 6 de febrero, fecha en que le allanaron su opulenta vivienda en el barrio Saint Thomas Este, en Canning. El personaje del que hablaron todos los medios de comunicación en el país y que fue una de las caras de la causa nació el 20 de junio de 1970. Tiene una hija y un hijo y está casado con María Valentina Oettel. Verborrágico, charlatán, inteligente, instruido y con poder. Corredor de Turismo Carretera. Comenzó la carrera de Administración de Empresas en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, pero nadie sabe a ciencia cierta si alguna vez recibió un diploma.
Fanático de la serie norteamericana Breaking Bad –que trata de dos personajes que se dedicaban a realizar y traficar drogas de excelente calidad–, colecciona instrumentos medidores del tiempo, al igual que Carlos Ernesto Stornelli. En su muñeca izquierda solía colgar un reloj Audermars Piguet Octogonal valuado en U$500.000. Sin embargo, su abogado, Claudio Fogar, afirma una y otra vez que es una réplica, “una muy buena réplica”.
Rodrigo Leandro González, otro letrado con el que trabajó muchos años y que actualmente está imputado en la causa de Dolores, lo describió como una persona “capaz de generar rápida empatía, muy histriónico, muy atento a los detalles, y a los gustos por las personas que quiere trabar una relación”. Además confesó que “D’Alessio sostenía que era abogado y economista, que había hecho las dos carreras en simultáneo, lo impactante es que incluso contaba anécdotas de derecho, como quién le entregó el diploma, dónde dejó el auto estacionado, o sea montaba toda una realidad”2.
Algunos de los mitos urbanos creados en torno a la figura de Marcelo Sebastián D’Alessio revelan que el maxilar del espía fue reconstruido producto de haber recibido al menos tres tiros en la boca en un enfrentamiento en Afganistán. Su defensor legal lo niega rotundamente.
Etchebest lo definió como un hombre que “tiene una personalidad muy engañosa, especial, te muestra algo y juega con el temor que te produce (…) Es una persona enferma, manipuladora, con mucha capacidad, no es alguien que te va a extorsionar de una manera simple, sino con elucubraciones (…) Él se vende muy bien, lo presentan como un especialista en drogas, los periodistas lo ven con admiración. No es una mente común, nunca vi a nadie que trabajara de esa manera, con esa capacidad de impacto psicológico”3.
La revista DEF, dedicada a la cobertura de la agenda internacional y regional4, y propiedad del empresario Mario Montoto, lo describió como un “abogado y economista, tiene un máster en Psicología Forense y Criminal, y una especialización en Química Orgánica. Eso, sin contar sus aptitudes de piloto de avión, instructor de tiro y músico. Pero lo que aglutina a todos estos saberes e intereses es su pasión por investigar. Su expertise es el narcotráfico”5. Conoce a la perfección cuáles son las condiciones necesarias para tener campos de cultivo, la metodología para poder traficar y las personas a quien contactar.
Ostentaba la buena vida que tenía y disfrutaba la bonanza de saber que había logrado un futuro próspero. Vivió en uno de los countries más exclusivos de Argentina y se jactaba de tener autos de alta gama a los que pocas personas en el país pueden acceder. Tiene “un afán investigativo que lo desbordaba” y se ufanaba de “muchos logros. Trabajó para conseguir prestigio y dinero y se vinculaba con periodistas, políticos, abogados, miembros de las fuerzas de seguridad, agentes de inteligencia, jueces y fiscales”6.
Se podría decir que sufría de las características del efecto Dunning-Kruger, es decir, aquel sesgo cognitivo según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimiento padecen un sentimiento de superioridad ilusorio. Se consideran más inteligentes de lo que son, midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real. Nobleza obliga, ese mismo efecto lo padecieron varios imputados más.
Depende quién lo describa y el momento en que lo haga, Marcelo Sebastián D’Alessio podía tener diferentes personalidades. Por ejemplo, el fiscal Carlos Stornelli detalló ante el juez Ramos Padilla que era “cordial en demasía; obsecuente, hablador, charlatán y exagerador”; y que lo había conocido por “expresa recomendación del periodista Daniel Santoro”7. Reconoció que D’Alessio le había dicho que trabajaba para una embajada vinculada a los Estados Unidos y que era esta la que le pagaba un sueldo. Según el funcionario público, se conocieron en octubre o principios de noviembre de 2018; aunque la evidencia indicaría que la relación comenzó mucho antes. No eran amigos y el trato, en teoría, era distante y esporádico.
En el invierno de 2020 Marcelo D’Alessio contrajo coronavirus. Transitó la enfermedad en la Unidad Penitenciaria N° 21 del Hospital Muñiz. Cumplió medio siglo de vida tras las rejas y en soledad. Actualmente está alojado en el pabellón 1°B, celda 111, del Hospital Penitenciario Central (HPC) que funciona dentro del complejo carcelario de Ezeiza. Transita sus días en un rectángulo de 2 por 3 metros que tiene una pileta, inodoro y ducha. Son contadas las veces que salió, menos de una hora, a un pequeño patio que posee la unidad cerca de las cloacas. El olor que emanaban los sumideros hacía que las ganas de estar los sesenta minutos respirando aire fresco y puro se disiparan rápidamente.
Su abogado, Claudio Fogar, logró que tuviera un pequeño DVD, una radio que funciona con dos pilas y más de 20 libros que leyó en sus días de encierro. Las historias de aventura y las biográficas, como la vida de Alejandro Magno, son algunos de los escritos que le permitieron a D’Alessio dejar volar su imaginación. Ingresó a la cárcel sin necesitar ninguna medicación, y terminó con dosis diarias de 200 miligramos de sertalina, 4 de clonazepan y 200 de quetiapina8. “Un chaleco químico”, según definió su defensor a esta autora.
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Además de haber extorsionado a Pedro Etchebest Rodríguez, el espía realizó más de una veintena de operaciones que los medios conocieron luego del allanamiento en su casa que realizó el juez Ramos Padilla. Algunas de ellas fueron catalogadas como “GNL”, “Irán”, “PDVSA-Brusa Dovat”, “Castañón”, “Ubeira”, “Cuadernos”, “Mafia de la Aduana”, “Triple Crimen”, “la ruta inversa del dinero K”, “Operación Natacha Jaitt”, “Cifuentes-OPS”, “Operación Porcaro”, “Fariña”, “Hidrovía”, investigaciones y espionaje en el norte argentino, “Informe Bonadio”, “Informe Aguinsky”, “Juez Carzoglio”, “AFA”, “Operación Sancolombia” y “Grupo Buenos Aires”.
Llamativamente o no, de toda la evidencia recabada por el juez de Dolores, una de las conversaciones que más fojas ocupan en la causa son las que mantuvo con el titular de la Fiscalía Federal N° 4. Con Carlos Ernesto Stornelli se registraron, durante 46 días –del 23 de diciembre de 2018 al 6 de febrero de 2019–, conversaciones vía WhatsApp que, transcriptas conforman más de 100 páginas. En ese periodo de tiempo Marcelo Sebastián y Carlos Ernesto se encontraron en cinco oportunidades: dos en noviembre y una en diciembre de 2018, una en enero y otra vez más en febrero de 2019.
D’Alessio espió a propios y ajenos. Respecto de muchas de las personas con las que trabajó se hallaron carpetas con información sensible sobre ellas. Sobre Stornelli la Justicia no encontró ningún archivo; al contrario, había sobres que contenían información de diferentes causas que tenían como destino la oficina de Fiscalía Federal N° 4.