Читать книгу Espiados - María Belén Bartoli - Страница 17
El ablande
ОглавлениеEl viernes 25 de enero, D’Alessio contactó por WhatsApp a su víctima Brusa Dovat. Malas noticias. El juez Marcelo Aguinsky, titular del Juzgado Nacional en lo Penal Económico N° 6, tenía en su poder una “precausa” contra él y sus excompañeros. Había sido armada por Ángel Morales, expresidente de PDVSA en Argentina. Al escuchar el audio del espía, un frío cosquilleo rodeó el cuerpo del empresario uruguayo.
Pero si Marcelo Sebastián traía un problema, también llevaba una solución. Afortunadamente D’Alessio tenía cierta influencia sobre el juez Aguinsky y podía desactivar la “precausa”. Para que no le quedaran dudas al exdirector de logística de la firma energética, el extorsionador comenzó a soltarle información sensible respecto de su historial laboral, económico y migratorio. Oración a oración, Brusa Dovat podía leer en su WhatsApp datos que creía resguardados por un sinfín de contraseñas.
Era fundamental que la ahora víctima ahondara en su memoria y pudiera recordar, o recrear, o inventar en este caso, ciertos supuestos ilícitos que ocurrieron en la compañía venezolana mientras cumplía sus jornadas laborales. Esa información iba a ser vital para que D’Alessio intercediera ante el magistrado del Juzgado Nacional en lo Penal Económico N° 6, y lograra que este dejara la precausa traspapelada en su despacho de forma tal que nunca pudiera ser investigada.
Gonzalo Brusa Dovat estaba aturdido; había recibido información que ponía en peligro su existencia, la de su esposa e hijos. El hombre al que había conocido una semana atrás poseía un conocimiento tan detallado de su vida que aterraba hasta al más aséptico. El inminente peligro de una denuncia en su contra, de la que no tenía la más pálida idea de por qué sería acusado, subyacía en su inconsciente. ¿Cuánto tiempo puede soportar una persona un estado de alerta permanente? ¿Cuántas veces se puede analizar una situación agraviante en un día? ¿Cuántas salidas se pueden encontrar si solo hay asfixia?
El ablande hacia la víctima empezaba a surtir efecto, y pronto comenzarían a verse los resultados. Pasadas las dos de la tarde del 30 de enero, Gonzalo Brusa Dovat arribó al restaurante armenio Sarkis, ubicado en la esquina de Thames y Jufré. El establecimiento irradia un ambiente familiar producto de una decoración de cantina con mesas vestidas con manteles blancos y sillas de madera y mimbre. El espía ya estaba en el lugar con el periodista de Clarín, Daniel Santoro, a quien Gonzalo reconoció por haberlo visto en un programa de televisión. Para que no quedaran dudas, D’Alessio le presentó al comunicador como su “amigo personal y compañero de investigaciones, e incluso le refirió la participación en un libro”16.
Por su parte, Santoro le informó que lo entrevistaría y grabaría con el celular; a lo que en primera medida Gonzalo se negó, pero cedió cuando D’Alessio le pidió que recordara “lo que habían charlado el viernes”, en referencia a la conversación en que le comunicaron al exgerente de PDVSA que había una precausa en su contra. Nada se daba como esperaba el “arrepentido”, sino como lo planteaba el extorsionador.
La entrevista duró una hora aproximadamente y la reunión poco más de dos. Marcelo D’Alessio sacó fotos del hecho y hasta filmó unos segundos con su celular. También realizó una cámara oculta que había escondido en una mochila negra que había ubicado en la silla contigua a Santoro y frente a Brusa Dovat. Parte del contenido audiovisual lo envió por WhatsApp a Carlos Ernesto Stornelli y al excomisario Ricardo Bogoliuk, entre otros.
Al finalizar el encuentro, Brusa Dovat estaba “desnortado, completamente desorientado, al punto tal que no se ubicaba geográficamente, no sabía para dónde agarrar”17. Decidió llamar a Facundo Videla, un amigo que a esa hora debía estar trabajando cerca del lugar. Luego de diez minutos, Gonzalo estaba dentro del Renault Picasso de Videla y sintió cierta seguridad, sensación que le duró poco. Recorrieron tres cuadras cuando un Toyota Corolla –el mismo que D’Alessio le había referenciado la primera vez que se conocieron y que pertenecía a sus custodios– se les acercó de manera intimidatoria, con maniobras peligrosas y muy bruscas. El acompañante bajó el vidrio polarizado y le preguntó a Videla si estaba “todo bien”, a lo que el hombre respondió que “sí”. Tras el atemorizante hecho, este dejó a Gonzalo en su casa, quien esa noche no durmió.
En cambio, D’Alessio estaba rozagante. Cenó con su familia y disfrutó cada bocado de la comida. Tenía una sonrisa estampada en su cara que no se le borraba. Entrada la madrugada le comunicó al titular de la Fiscalía Federal N° 4 las buenas nuevas:
Marcelo D’Alessio (MD): Listo el Centeno de PDVSA. No paró de dar datos chequeables durante dos horas! El lunes te lo siento (antes que lo maten).
Carlos Stornelli (CS): Perfecto… Gracias!
MD: Esa es mi égida! Jaaaaa. Trabajamos prolijo! Sale en tapa del domingo de Clarín. (…) Ya sé quién esconde el dinero en Suiza!
CS: Uhh… Guardalo un poco más hasta que hable conmigo.
MD: Es que Dani (Santoro) se va de vacaciones. Dani de hecho se va el sábado y lo deja embargado, el viernes ya lo deja todo encriptado y embargado. No va a mencionar el estudio jurídico y el tema de Suiza, es decir, esa parte no sale. Hay 3 o 4 cositas que después te cuento personalmente que no van a salir, para que vos le puedas apretar los huevos, por eso necesito juntarme con vos personalmente el lunes, pero es un Centeno 2 eh, hay que hablar con Patricia después para que no mandarnos un moco, ¿viste?
CS: Dale18.
Además, a las 4:23 de la madrugada, envió el siguiente e-mail: “Estimado amigo, de mi viaje he traído información valiosa respecto a PDVSA en Argentina. La procesé y ya mañana tengo a un exdirector de la filial Argentina que logré que se quiebre y quiera aportar todos los detalles de los ilícitos de Chávez y Maduro en la Argentina. Mañana lo siento con Santoro y el lunes con Stornelli. Es un espaldarazo para Macri. Y haré que así sea. Quería que seas el primero que lo sepa. PD: Sí, ¡¡¡le voy a devolver a la mamá!!! Shhhhh”19.
A las 11:16 del mismo día hubo respuesta del correo por parte del destinatario. Se trataba del empresario Mario Montoto, quien alguna vez –entre muchos otros de sus quehaceres– asesoró al exgobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli en cuestiones de seguridad: “Bueno…Yo hoy a la noche regreso… Estoy también muy cansado…No paré un minuto… Abrazo y ¡¡¡Felicitaciones!!!”.