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El día del allanamiento

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El sábado 19 de enero, Pedro Etchebest Rodríguez le escribió a Marcelo D’Alessio y le dijo que había conseguido U$200.000. Solo necesitaba unos días para tenerlos en mano y poder abonar la deuda contraída. D’Alessio, no conforme con la explicación a medias, le recordó el poder de daño que tenía: “Vos manejas a tu mujer, que ella no te maneje a vos… me estás subestimando, por favor, me dijiste que no te hablabas con tus hijos, tengo 50 mil llamadas de ida y vuelta con tus hijos, a ver. Pedro, dejémoslo acá, dale”4. Si bien los entredichos continuaron, Etchebest le aseguró que para los primeros días del segundo mes del año quedaría en cero con D’Alessio.

Durante esos mismos días de febrero en el Juzgado de Dolores esperaban el momento exacto para atrapar al espía in fraganti. Los primeros indicios arrojaron que el 6 de febrero D’Alessio almorzaría con Etchebest en el restaurante Viento en Popa, a menos de un kilómetro del puerto de Mar del Plata. El chacarero viajaría a la ciudad a retirar el dinero, y luego degustarían unos típicos mariscos y arreglarían “la parte fenicia”, según definió D’Alessio. Por la propia dinámica de la investigación, y la maniobra extorsiva en curso, el día y lugar de la reunión variaron de la fecha original. Etchebest le explicó que el prestamista, Diego Giménez, había viajado a Buenos Aires y que le entregaría el dinero en Capital Federal.

Como una moneda que está girando en el aire sin saber de qué lado caerá, el día clave podría ocurrir el 6 a la noche, en las primeras horas del 7 e incluso el 8 de febrero. Habiendo más de un lugar y con una amplia franja horaria posible, el fiscal Curi solicitó órdenes de allanamiento para el domicilio de D’Alessio en el Barrio Saint Thomas Este, lotes 69/70, Canning, partido de Esteban Echeverría; y en Galería Armenia, ubicada en avenida Santa Fe 1556, ya que a las 13:30 horas, Etchebest iría a buscar el dinero a ese destino. El exhorto para realizar los allanamientos, la requisa personal y de los vehículos que D’Alessio pudiera tener los autorizó el titular del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 2 de Lomas de Zamora: Federico Villena.

El mismo 6 de febrero al mediodía, el prefecto Héctor Oscar Oliva, quien tenía a cargo las escuchas directas, se comunicó con el Juzgado e informó que, en una conversación entre D’Alessio y su esposa, María Valentina, esta le había preguntado si la línea “era segura” y él le había respondido que “no importaba” y que estaba con “dos custodios”. Además, confirmó que la reunión del mediodía “se había suspendido para el 10 o 20”, en relación al encuentro con el chacarero, y que este había apagado el celular, por lo que su situación podía empeorar. “Valeka” le sugirió a su esposo que hiciera lo mismo y apagase el teléfono móvil por tiempo indefinido.

De acuerdo a su expertise, el titular de la Prefectura General Lavalle, sugirió que D’Alessio sospechaba que tenía el celular intervenido y que le podrían allanar el domicilio, por lo que muchas pruebas podían ser eliminadas. Ello motivó a que el propio Ramos Padilla tomara las riendas de la causa y decidiera ir hasta su domicilio. El magistrado entendía que el espía era una persona con contactos en diferentes ámbitos y que incluso podría estar vinculado con los servicios de inteligencia en el país. La posibilidad de resistirse a un allanamiento o de frustrar dicho operativo aumentaría si las personas a cargo no estaban preparadas para manejar a un hombre de las características del imputado.

Vamos”, dijo el juez. Su decisión fue abrupta e intempestiva, característica poco habitual en él. En Dolores no había policías preparados para un operativo de tal magnitud, pero ello no impidió que alrededor de las dos de la tarde Ramos Padilla partiese para Canning junto con dos secretarios de su Juzgado y una pequeña delegación que coordinó en menos de una hora con el personal de Chascomús y de Prefectura.

Llegaron al destino a las cuatro de la tarde. Al no tener confirmado que D’Alessio se encontrara en su domicilio, hicieron una guardia a pocas cuadras del country, en el Shopping Las Toscas, ubicado en calle Formosa 653. Entre los 70 locales, 15 stands y los 2 polos gastronómicos, la comitiva de Alejo Ramos Padilla esperó los resultados de la escucha directa en uno de los patios del centro comercial. Tuvieron tiempo hasta de almorzar; Mauro Leandro Labozzetta, secretario federal del Juzgado, se compró una hamburguesa con papas y una gaseosa.

La confirmación de la presencia se dio a las seis de la tarde, momento en que el juez, los funcionarios del Juzgado, la comisión de las fuerzas de seguridad y los testigos de actuación se presentaron en el acceso del barrio cerrado.

El espía estaba esperándolos. Vestido con remera de algodón gris topo manga corta, pantalón verde musgo y zapatillas combinadas, el supuesto director de la DEA estaba de pie en la puerta de madera de su mansión. Alejo Ramos Padilla y Marcelo Sebastián D’Alessio estuvieron cara a cara por primera vez. El icónico momento duró unos segundos. Ingresaron al lugar a las 18:47. El diálogo inicial entre el magistrado y el denunciado fue asincrónico. El espía confundió la identidad del juez y, producto de ello, trastabilló más de lo que hubiera querido. El titular del Juzgado Federal de Dolores apenas estaba tomando magnitud del sismo que comenzaría a transitar de ahora en más:

Marcelo D’Alessio (MD): ¿Usted puede ver algo de terrorismo, Villena? ¿Usted puede ver algo vinculado al terrorismo... de donde yo trabajo? Y ustedes me ven en televisión de lo que yo trabajo de eso. ¿Usted puede verlo? ¿Usted tiene la cadena de custodia para vincular eso? Porque es mi vida. ¿Me entiende lo que le quiero decir, doctor?

Alejo Ramos Padilla (ARP): Sí, le entiendo perfectamente.

MD: ¿Usted trabaja con el Hezbollah, doctor? No, ¿no?

ARP: Está bien, yo no voy a debatir con usted. Así que si usted quiere decir algo...

MD: Yo quiero hablar con la Ministro, nada más. Si usted me lo niega, yo quiero hablar o con Arribas o con la Ministro o con el señor Presidente para que me diga a ver usted qué puede hacer.

ARP: En este momento usted no puede hablar con nadie.

MD: Espero que usted sepa lo que está haciendo5.

La requisa se realizó en toda la casa y duró más de diez horas. La comitiva barrió los 600 metros cuadrados de la mansión edificada en un terreno casi tres veces más grande. En la planta baja, la sala de estar, primer espacio que se veía al ingresar, estaba vestida con un elegante piano alemán de pie y paredes recubiertas de piedras, apelando a un estilo rústico y moderno a la vez. Los cuadros, algunos originales y otros excelentes imitaciones, las esculturas y una soberbia iluminación armonizaban el ambiente. En el centro, un juego de tres sillones color crudo rodeaban una mesa ratona de madera maciza con bases de hierro negro. Ese espacio hizo las veces de delegación del Juzgado. Los policías montaron una pequeña oficina en la que colocaron computadoras e impresoras que utilizaron para caratular cada objeto secuestrado y realizaron oficios del allanamiento.

En la planta baja también había una sala de juegos con una mesa de ping pong, un flipper, dos casas de madera con muñecas que utilizaría su pequeña hija, y estantes llenos de juegos de mesa y demás artículos de entrenamiento. En la habitación contigua había una PlayStation conectada a cuatro volantes, uno con pedales y palanca, y parlantes de sonido, que brindaban una experiencia audiovisual completa, a la hora de jugar los simulacros de carreras de Fórmula 1, por el circuito de Mónaco, que alberga la disputa por el Gran Premio de Monte Carlo.

Los televisores de 43 y 32 pulgadas decoraban, al menos, unas seis paredes de la fortaleza de la familia D’Alessio. También había una sala de música. Sus paredes estaban revestidas de paneles de goma espuma fonoabsorbente que en su interior poseían lana de vidrio. Los mismos eran idénticos a los que se utilizan en los estudios de radio, y tienen como objetivo eliminar las interferencias y lograr una exquisita reflexión del sonido. Dentro del estudio estaban apostados una batería con platillos, otra electrónica y dos teclados de piano. La afición por la música era uno de los vicios del espía.

Los baños de la mansión acompañaban el resto de los ambientes. Eran espacios amplios, con excelente ventilación y estaban revestidos con distinguidos porcelanatos. El garaje, con espacio para albergar hasta tres vehículos, era multifuncional. A veces, D’Alessio lo utilizaba como estudio de fotografía. La comitiva del Juzgado encontró dos flashes de estudio Prometh E400, un panel de dos metros de fondo blanco, dos paraguas blancos, un soporte para fondo, dos trípodes para flash y una cámara de fotos Canon EOS 5D.

En el patio trasero había una pileta climatizada que ofrecía como paisaje árboles y un césped prolijamente cortado. Este último imitaba un enorme colchón color verde –igual al de los dólares– en el cual reposar y respirar el aire, que tan distinto parecía, dentro del country.

En el primer piso, además de las habitaciones, con amplios vestidores de madera, estaba la oficina del espía. Dicho espacio fue el que más nervioso puso a D’Alessio cuando los investigadores pisaron el elegante piso de madera del ambiente. Era la bala de plata del espía.

Por eso, cuando Ramos Padilla subió las escaleras y se dirigió al lugar, el dueño de la mansión lo acompañó:

MD: Todo lo que dice procedimiento es un tema de Estado... Aduana, que es porque le llegó esa carta a usted, otra investigación de Aduana actual, otra investigación, otra investigación de lavado de (...).

ARP: Muy bien, ya entendí el concepto pero ¿Usted qué quiere ahora? ¿Hablar conmigo ahora?

MD: Yo necesito hablar con usted en privado porque hay cosas que tienen que ver con seguridad nacional que las tienen que evaluar el doctor. Yo obviamente de acá no voy a tocar nada, que venga el informático, que vea que no voy a tocar nada. Esto empezó con el tema (...), cuando empecé yo a investigar a la mafia que hoy están detenidos en… Cuando a usted le llegó el anónimo.

ARP: A mí no me llegó ningún anónimo.

MD: Si, si, llegó un anónimo porque yo la causa el primer día… (…) Hay cosas que no entiendo si las pueden ver, entonces quiero llamar al Presidente o quiero llamar a Patricia o Arribas.

ARP: Entendí perfectamente.

MD: Hay cosas para hacer mañana que tienen que ver con defensa nacional. (...) Es un tema que…

ARP: Tengo toda la cordialidad de explicárselo. Vamos a secuestrarlo y voy a tener el cuidado necesario.

MD: Quedó asentado lo que yo le expliqué al doctor que hay cosas de interés nacional. Esa es la investigación que tiene en este momento Stornelli... lo de Campillo. Lo pueden llamar a Carlos ahora y preguntarle (...). Lo fui a ver a Pinamar para darle información. ¿Lo quiere llamar a Stornelli para preguntar si efectivamente le aporté eso? Lo llamo a Carlos de un teléfono… Estoy haciendo un libro con Santoro, que está ahí arriba, “El Mecanismo”... ¿También lo quiere hablar con él, lo que está llevando las investigaciones estas?

ARP: La voy a llevar6.

A medida que las requisas avanzan, D’Alessio interfería en los procedimientos y daba órdenes que nadie acataba. Caminaba en círculos, y se sentaba en el sinfín de asientos de la mansión. Estaba contrariado con el allanamiento y exigía una y otra vez hablar con funcionarios nacionales.

Pasadas las 19 horas, los abogados del espía, Rodrigo González y Gustavo González, se hicieron presentes en su domicilio y se quedaron hasta que finalizó el operativo. Lo primero que hicieron fue hablar con su cliente y le informaron la verdadera identidad del juez a cargo del operativo, para que dejara de confundirlo con Villena. Le aconsejaron que dejara de hablar con tanta liviandad de sus tareas en curso. Necesitaban que fuera hermético en sus declaraciones.

Del allanamiento secuestraron la Range Rover con la que viajó junto a Pedro Etchebest el 8 de enero a Pinamar. En lo que respecta al repertorio vehicular, los prefectos encontraron un Audi Q5 todo terreno, patente AC492J modelo 2018; un Toyota Corolla, dominio AA180IW año 2016; un Chevrolet Chevy SS Coupe, patente UUY704 modelo 1974; una moto Royal Enfield Bullet 500, dominio 244INR año 1998, y una Kawasaki Z1000, dominio 470HIW año 1997. Era tal la exuberancia del ambiente que el portal de noticias TN detalló que “el Tribunal de Tasaciones de la Nación (TTN) valuó la propiedad de D’Alessio en $50.147.000 o su equivalente a u$s1.253.675. El organismo tomó la cotización del 13 de febrero de 2019, con un dólar igual a 40 pesos”7.

También se llevaron documentación, aparatos de telefonía celular, computadoras de escritorio y portátiles, dispositivos de almacenamiento de información digital, municiones y diversas armas de fuego de guerra –algunas sofisticadas y que resultaron llamativas incluso para el personal de las fuerzas de seguridad–, un dispositivo con cámara oculta, un chaleco antibalas perteneciente a la Prefectura Naval Argentina, una placa de la DEA y relojes, entre otros muchos elementos. Todo lo incautado fue resguardado en 47 cajas, bolsas y envoltorios que se cerraron, fueron firmados por los testigos del procedimiento y se depositaron en la dependencia actuante de la Prefectura Naval Argentina.

A lo largo de todo el proceso, la familia de D’Alessio se quedó en la casa de un vecino, “el Turco” Karan8, quien recién logró comunicarse con uno de los abogados del espía, Rodrigo González, a la madrugada. Alrededor de las diez de la noche, las caras de la comitiva no eran de cansancio sino de hambre. El juez encargó varias docenas de empanadas y cenaron entre pesquisa y pesquisa. A medida que el allanamiento avanzaba el personal del Juzgado de Dolores se llevaba sorpresa tras sorpresa con la cantidad de material y pruebas en la mansión. Comprendieron que la causa, que recién comenzaba, poseería características únicas y extraordinarias.

El allanamiento se extendió hasta las 6 de la mañana. Un minuto antes de partir, Marcelo D’Alessio se acercó a Alejo Ramos Padilla y le dijo: “Se llevaron solo los recuerdos”.

* * *

El 7 de febrero el Juzgado funcionó con muy poco personal. Quienes habían asistido al allanamiento en el country descansaron, decisión exclusiva de Ramos Padilla. El personal creía haber encontrado cierta calma luego de días de escucha que culminaron con un turbulento operativo. La tormenta parecía disiparse, pero nada más alejado de la realidad.

Un tuit de la entonces diputada nacional de Cambiemos Elisa María Avelina Carrió encendió las máximas alertas dentro de la política que rápidamente tomaron los medios de comunicación. Nada sería igual.

El Juez Federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, quien responde a La Cámpora, estaría haciendo una operación para ensuciar al Fiscal Stornelli. Vamos a poner en conocimiento mañana al Juez de la causa”, escribió Carrió el 7 de febrero en su cuenta de Twitter9 a las 21:58 horas. La legisladora nacional era una de las figuras aliadas más fuertes de Cambiemos. Tenía autonomía y vuelo propio. Cuando “Lilita” hablaba nadie sabía a ciencia cierta qué iba a decir y los posibles frentes de conflicto que podían generarse. “Ella es así, inmanejable”, sinceraron diferentes compañeros de bloque entrevistados por esta autora, quienes optaron por el anonimato. Otros reconocían que durante el gobierno macrista su comportamiento puso en peligro real la “gobernabilidad”, ya que “era muy difícil negociar con una persona que no tenía nada para perder”, o al menos eso parecía.

Hasta el jueves 7 de febrero la fundadora del partido Coalición Cívica había imaginado un difícil año electoral que tenía como máxima la reelección de Mauricio Macri. Para que ese objetivo se cumpliese, su acompañamiento era fundamental; así lo creía y así lo haría sentir semanas más tarde. Ese objetivo se vería amenazado por el allanamiento que había realizado un desconocido juez de Dolores a un hombre que ella sabía tenía información por demás importante.

Por eso, y teniendo como premisa que el que ataca primero ataca dos veces, la auténtica Lilita sin filtros disparó con dos punzantes oraciones en su red personal. Eligió las palabras que formarían su relato. Se encargó de asociar al magistrado con la agrupación kirchnerista La Campora, y posicionó en la vereda de enfrente al fiscal Stornelli, quien desconocía, según ella, lo que había sucedido, y sería entonces la autodenominada “fiscal de la República” la que lo pondría en actas al día siguiente. El mensaje tuvo miles de corazones y retuits, aunque lo comunicado se referenciaba a una situación que a esa altura solo conocían una veintena de personas.

Lilita sabía el escándalo que se desataría y que en primera medida sería desconocido para el periodismo –como todo evento, en realidad– por lo que, hasta que se investigaran los hechos y se supiera qué había pasado realmente, Carrió ganaría algunos días para posicionar el tema desde un ángulo específico. Contaba con un cuarto poder que tuviera cierto astigmatismo.

Al enterarse del tuit de la diputada nacional, Ramos Padilla corroboró que todo lo secuestrado adquiría un valor incalculable y muy poderoso. Tenía en sus manos las llaves que abrirían puertas de las que incluso se desconocía que existían; tanto era así que algunas de ellas lo llevarían a los mismísimos sótanos de la democracia.

Pensó algunos minutos qué hacer y cómo reaccionar al ataque. Respondió como lo hubiera hecho con cualquier otra causa: trabajando y, en este caso, con el secreto de sumario a su favor.

A la una y tres minutos de la madrugada del 8 de febrero, Horacio Verbitsky, director del portal El Cohete a la Luna, publicó el primer contraataque a Carrió con una nota titulada en una sola palabra color rojo intermitente: “Extorsión”. La bajada daba un significado al título: “Un director regional de la DEA y sobrino del escribano de Macri pidió 500.000 dólares a un empresario para no detenerlo y dijo que era una práctica habitual del fiscal Stornelli, con quien colabora. En exclusiva, la filmación del primer pago, las fotos con Stornelli, las filmaciones en la fiscalía, los audios y mensajes grabados. Dos custodios de Stornelli debían acompañar al operador para el cobro en una financiera, pero un allanamiento previo a su domicilio los puso sobre alerta y no acudieron a la cita. Una incursión en el tenebroso submundo de la mafia. El dinero que le sacaron a Paolo Rocca y Eurnekian”10.

Oración tras oración, los párrafos invitaban a ser consumidos con el desparpajo lógico de quien se estaba enterando de que en suelo argentino había vidas que se vivían de manera cinéfila. Verbitsky, viejo conocedor de los poderes que estaban del otro lado de la grieta, y sabiendo que Lilita había golpeado primero, tenía en claro que esta no había logrado un nocaut. La contraofensiva fue con grabaciones acompañadas de puño y letra de uno de los periodistas más reconocidos del país, quien, a pesar de usar lentes, evitó el astigmatismo de los medios, y encontró nuevos ángulos para narrar el mismo hecho que había primeriado la diputada nacional oficialista.

En síntesis: si Carrió había advertido sobre el qué al periodismo –esto es, el allanamiento–, el “Perro” Verbitsky detalló el cómo, cuándo, quiénes y el porqué. Las cartas estaban echadas, ¿y ahora?

* * *

El mismo viernes 8 de febrero la investigación continuó su curso. Alejo Ramos Padilla comenzó a analizar algunas de las pruebas y realizó nuevos pedidos. Solicitó al comité del barrio Saint Thomas Este los registros fílmicos. El fiscal Juan Pablo Curi dictó una orden de presentación al hotel Sheraton de Mar del Plata por haber secuestrado una factura de pago en uno de los autos de D’Alessio en el que figuraba que se había alojado en dicho lugar. La defensa del espía presentó un descargo mediante el cual cuestionó la edición de los videos, audios y capturas de pantalla que había presentado Etchebest. Además, deslindó de responsabilidades al fiscal federal Carlos Stornelli y, para demostrar voluntad y esclarecer los hechos, D’Alessio se mostró proclive a aportar las claves de los teléfonos de su esposa y dos hijos, aunque, por consejo de sus abogados, no haría lo mismo con su iPhone X.

El Juzgado solicitó un informe a la Dirección Nacional de Migraciones y otro a la Dirección Nacional de Registro del Automotor y Créditos Prendarios (DNRPA) por los vehículos allanados. El auto de patente 470 HIW tenía orden de secuestro desde el 27 de mayo de 2014 por el delito de “defraudación”.

Por otra parte, Ramos Padilla solicitó copias de la causa 76091/2016 que poseía Luis Rodríguez, titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 9. La misma se trataba de una denuncia del empresario Gabriel Traficante en 2016, quien afirmaba que su vecino del country, Marcelo Sebastián D’Alessio, le había exigido el pago de abultadas sumas de dinero –en persona y por vía telefónica– para favorecerlo en la investigación del fuero en lo penal económico públicamente conocida como “la Mafia de los Contenedores” donde estaba involucrado.

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