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Introducción

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Este libro se centra en la única causa de espionaje ilegal que llevó adelante el juez de la ciudad de Dolores Alejo Ramos Padilla, durante los años 2019 y 2020 en Argentina. La investigación realizada se enmarca en el contexto social, cultural, económico y político que vivió el país durante esos turbulentos 24 meses.

La causa judicial posee un watergate en sí mismo y revela la aplicación del lawfare al extremo, lo que permite avizorar que, detrás del espía Marcelo Sebastián D’Alessio, estuvieron otros sectores y hasta hubo intereses internacionales para permear y debilitar el sistema democrático argentino.

Fue tal el cimbronazo de la denuncia que entre las consecuencias y ramificaciones derivaron allanamientos en countries, un pedido de jury político contra Ramos Padilla, polémicas declaraciones del entonces presidente Mauricio Macri, repudios de organismos internacionales, debates en el Congreso Nacional, declaraciones de periodistas en el Juzgado, fiscales suspendidos, fiscales citados, víctimas y arrepentidos; innumerables debates en los medios de comunicación y redes sociales, y un sinfín de reproches en Balcarce 50. ¿Qué más podía pasar? De todo, esto es Argentina y lo relatado fue solo el comienzo de la historia.

* * *

Su corazón bombeaba sangre con una fuerza inusitada. Tenía las pupilas dilatadas. Una gota de sudor recorrió el entorno de su cara hasta caer y fundirse con las otras gotas en el piso del Juzgado. Pensaba una y mil veces cómo salir de un escenario que, en su interior, nunca imaginó que podía ocurrir. Balbuceaba palabras y negaba con la cabeza. Estaba sentado en una ordinaria silla, con las manos y antebrazos apoyados sobre una mesa, mientras su rodilla derecha revelaba el estrés arrastrado de los últimos días y se movía sin parar.

Si bien era un amplio despacho que tenía las ventanas abiertas que dejaban entrar el cálido viento del verano, un vacío rodeaba todo su ser. Intentó contraatacar usando el poco poder que aún conservaba.

Por eso, cuando le tocó hablar el 16 de febrero de 2019, creyó erróneamente tener la llave para salir airoso de una asfixia agobiante:

—Doctor, yo le digo, le puedo detallar tres o cuatro operaciones y hacer caer a este gobierno, se va todo a la mierda si hablo. Se cae Macri, se caen todos; déjeme salir de acá, solamente le pido eso. Déjeme salir y cuento todo.

Tras haber emitido esas cuatro oraciones, miró al juez del Juzgado Federal N° 1 de la ciudad de Dolores Alejo Ramos Padilla, quien estaba sentado del otro lado del mostrador. En el rostro del magistrado no había indicios de transpiración ni de temor.

Este lo escuchó atentamente, respiró, dejó que unos silenciosos segundos murieran en ese instante y respondió:

—Señor, esto no es Comodoro Py.

A Marcelo Sebastián D’Alessio le bastó esa contundente plegaria para darse cuenta de que estaba viviendo la peor de sus pesadillas. El infierno que tantas víctimas vivieron producto de sus operaciones le había llegado. El calvario recién comenzaba...

Espiados

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