Читать книгу El estatuto del Prácticum externo: aspectos jurídicos-sociales comparados - María Luisa Gómez Jiménez - Страница 33
1. Planteamiento de la investigación
ОглавлениеEn tiempos recientes las prácticas de empresa han ganado peso en el sistema universitario español, adquiriendo un mayor protagonismo. Este proceso se ha intensificado notoriamente desde nuestro acceso al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), creado en marzo de 2010, y que generalizó la realización de prácticas de empresa curriculares en nuestras universidades. De esta forma, el sistema ya acumula una larga tradición en España, desde principios de los 80 (reguladas desde 1981: (RD 1491/1981), y aunque ha evolucionado mejorando sus cifras y logros –que se aportarán más adelante– se observa una sensación compartida de haber obtenido resultados muy mejorables, y sin haber terminado de encajar adecuadamente en ese difícil espacio en el que converge la actividad de universidades y empresas. Esta misión no es, en absoluto, sencilla. Cuando dos subsistemas culturales muy diferentes entran en contacto y han de cooperar, la adaptación es complicada, dadas las diferencias en códigos, hábitos y objetivos (véase Berger y Luckman, 1967). El impacto de tal choque afecta más intensamente al grupo minoritario: los alumnos tratando de integrarse en las empresas, en el caso que nos ocupa. De esta forma se exige un importante esfuerzo a los actores implicados, que han de planificar esta labor a medio o largo plazo.
Dadas estas circunstancias, en el presente trabajo se pretende resumir los resultados obtenidos por los principales estudios realizados en el ámbito de las PAEC –Prácticas Académicas Curriculares Externas– en las dos últimas décadas, orientados a valorar la experiencia vivida por los principales actores implicados: alumnado, empresas y gestores de los programas. Dichas PAEC se regularon en base al RD 1393/2007 de Ordenación de las Enseñanzas Públicas Oficiales, siguiendo las directrices del diseño de los nuevos grados, con una extensión máximo del 25% de los créditos del título (grandes márgenes). Para abordarlas, nos centramos en los principales estudios publicados en el periodo con enfoque evaluativo. De esta forma, obtendremos una visión conjunta acerca del cumplimiento de las expectativas de universidades y empresas a nivel nacional.
Desafortunadamente, una de las características de la vertiente de estudio ha sido un cierto abandono a nivel académico, circunstancia un tanto paradójica, precisamente por la naturaleza académica de la actividad. Esta circunstancia es denunciada en el trabajo de Di Meglio et al. (2019), que a su vez señala otras fuentes que corroboran el hecho a nivel nacional (Frasquet, Calderón y Cervera, 2012; o Silva et al. 2016). En la misma línea se pronuncian Vallejo Peña y Herrera (2016) en un artículo que compara algunas evaluaciones de prácticas de empresa realizadas en España. La investigación publicada está más orientada a la formación e inserción profesional de los titulados universitarios, dónde sí encontramos ya un importante bagaje teórico, con trabajos como los de Freire-Seoane, Teijeiro y País. (2013), o De la Iglesia (2012) –también mencionados por Di Meglio et al. (2019)–, o bien prácticas de empresa en ámbitos no universitarios en trabajos orientados a las políticas de reclutamiento de las empresas (véase Marhuenda et al. 2010). A pesar de estas dificultades, la bibliografía revisada permite alcanzar los objetivos de este trabajo.
Tomando como referencia el reciente informe de la CRUE (Confederación de Rectores de las Universidades Españolas) La universidad española en cifras (2019) podemos confirmar la consolidación del modelo en cuanto a cifras se refiere: el 69,4% de los estudiantes universitarios realiza prácticas curriculares en algún momento de su trayectoria, mientras que, por curso académico, son más de 200.000. El aumento es notable si echamos la vista atrás: eran un 39% en 2010 y sólo un 24% en 1995 según informa el Ministerio de Cultura y Deporte (2012) en base a datos de la OCDE. Es decir, si consideramos el dato reciente del número de universitarios en España (más de un millón y medio en 2019 según la CRUE), actualmente más de un millón de alumnos realizan prácticas durante sus estudios. Podemos afirmar que los propósitos del EEES desde 2010 caminan con firmeza en el ámbito de las cifras, si bien, la cuestión es más complicada cuando pasamos a la faceta cualitativa, cono veremos a continuación.
Abordando la bibliografía existente, los estudios sobre prácticas de empresa en España coinciden, en líneas generales, en resaltar la fractura existente entre el desempeño del sistema académico y las necesidades de las empresas. Entre las causas se identifica la carencia de un auténtico clima de colaboración. Tal y como destacaban Alfonso y Borrego (2009) se firman convenios y acuerdos pero no se generan auténticos espacios de trabajo mixtos. Esto no ha pasado desapercibido para los alumnos, que en una investigación realizada por la Universidad de Granada resaltaban tanto la necesidad de mejorar estos programas de colaboración, como la importancia de imponer las prácticas como obligatorias (García et al. 2011). Sin embargo, también encontramos valoraciones positivas, como las presentadas por el estudio realizado en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) por Hervás et al. (2012) que resalta que empresarios y directivos valoran muy positivamente las prácticas de empresa, destacando que contratarían antes a un candidato que haya realizado las prácticas en su empresa que a alguien con más cualificación pero desconocido. En definitiva, el conjunto de los implicados, ya sean empresarios, directivos, gestores universitarios o alumnos comparten la percepción de los programas de prácticas de empresa como algo imprescindible y que, por lo tanto, debe potenciarse. No obstante, una vez confirmada la utilidad y sentido del modelo, debemos abordar los factores que limitan su capacidad de generar valor añadido, tal y como resalta buena parte de la literatura que presentamos a continuación.