Читать книгу El estatuto del Prácticum externo: aspectos jurídicos-sociales comparados - María Luisa Gómez Jiménez - Страница 34
2. Las prácticas universitarias en España. Las primeras investigaciones académicas
ОглавлениеDesde los inicios de las prácticas de empresa universitarias en España en 1981 (al menos en el formato con el que hoy las conocemos), nuestras universidades publicaron los pertinentes informes y memorias a través de sus oficinas COIE (Centro de Orientación e Información al Estudiante), permitiendo una visión longitudinal de un fenómeno, en continuo aumento (se aportarán datos más adelante). En cuanto a los enfoques evaluativos que abordaron el sistema debemos resaltar el trabajo publicado hace dos décadas por García-Delgado en 2002: Lo que hemos aprendido después de 20 años de prácticas de empresa en España en el que aborda los defectos estructurales de nuestras prácticas de empresa que, entonces se podían sintetizar en las siguientes líneas:
– Las estancias están poco planificadas, predominando la improvisación por parte de las universidades.
– Los tutores en las empresas señalan que los centros universitarios apenas se implican en la planificación y seguimiento de las prácticas; parece, señalan, que la universidad pensara que una vez concertada la estancia está todo hecho.
– Se demandan medidas para que los estudiantes lleguen mejor orientados a los centros trabajo sobre cómo sacar el máximo partido posible a esta experiencia. (García- Delgado, 2002: 8).
Además, se identificaron críticas a la inadaptación de la formación de los estudiantes a la actividad a desarrollar en las empresas (véase el estudio de Martínez, 2003 sobre el Programa de prácticas de la Universidad de Granada; elaborado con datos del COIE). Incluso el propio profesorado se mostraba pesimista. Un 65% de los docentes consideraba que los titulados no están suficientemente preparados para satisfacer las demandas del mundo empresarial, alegando como principal razón la escasa proyección práctica de la formación.
En definitiva, estas aproximaciones revelan los esfuerzos de estos programas por reducir las distancias entre dos submundos tan diferentes como la universidad y la empresa, aunque el salto de la primera a la segunda difícilmente está exento de brusquedad. “El contacto con el mundo del trabajo establece una fractura con la formación de laboratorio para llevarla a la realidad. En muchas ocasiones se rompe con mitos asentados durante la carrera sobre la utilidad, las salidas profesionales y el papel a desempeñar en el trabajo” (Martínez, 2003: 234). Otro de los aspectos en los que coinciden las investigaciones recientes es la carencia de una gestión más activa e implicada por parte de algunas universidades en seguimiento y tutorización. Asimismo, en algunas entidades la figura del tutor de empresa tiende a diluirse, generándose espacios de desatención a los alumnos. Si a la brecha cultural sumamos las carencias en el seguimiento, las disfunciones en la convivencia están servidas (Ballesteros, Manzano y Moriano, 2001; Martínez, 2003). Asimismo, García-Delgado (2002) manifiesta que algunos de sus resultados de investigación apuntan al reclutamiento de mano de obra barata de forma deliberada por algunas empresas.
Las universidades españolas y sus alumnos coinciden a la hora de identificar la contribución a la inserción laboral como el principal objetivo de las prácticas de empresa. En este sentido, Martínez, en su evaluación del Programa de Prácticas de la Universidad de Granada (2003: 232), arguye: “la inserción laboral, por lo tanto, se ha convertido en uno de los principales objetivos a conseguir con la realización de prácticas de empresa. La inmensa mayoría de los universitarios de la Universidad de Granada lo constata a la hora de solicitarlas y realizarlas. De hecho, constituyen una buena oportunidad, al mejorar las credenciales, las redes sociales e incorporarse a las ventajas que proporcionan los mercados internos de trabajo”.