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La tradición judeocristiana
La Lilith judaica

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Como ya hemos dicho para los pueblos asirio-babilonios, la Biblia de Jerusalén también incluye esta figura femenina diabólica en el Libro de Job (18, 15) con una traducción que no está aceptada por todos los estudiosos:

El malvado será arrastrado fuera de la protección de su tienda,

y será llevado ante el rey del Miedo.

Allí habita Lilith y se esparce azufre.

En el Talmud y en el Zohar o Libro de los esplendores, el nombre de Lilith se cita haciendo referencia a una entidad malvada y negativa, poseedora de un aspecto estremecedoramente horrendo, «feto alado como Lilith», que casi siempre se dedica a producir dolor y sufrimiento.

Muy a menudo era considerada la causa de la muerte de bebés, ya que de ella se dice que los mataba para alimentarse.

Desde el punto de vista físico, al parecer se relacionaba con el modelo monstruoso, alado y con esas características específicas que se han convertido en el arquetipo en la tradición iconográfica demoniaca.

En una gran cantidad de tradiciones, Lilith es considerada el principal demonio femenino:


Tentación a través de la avaricia

Se creía que era una criatura con pelo largo. De ella se dice: Ningún hombre puede dormir solo en una casa, porque quien duerme solo en una casa será presa de Lilith. En el Talmud se habla poco de ella. En cambio, en el folclore hebreo tardío ocupa un lugar importante, especialmente por daños que se dice que procura a las puérperas y por los raptos de niños[10].

En general, este demonio está siempre ligado a Laylah, la noche, en el significado de espíritu de la muerte, pero los autores modernos prefieren relacionarla con la Lilu sumeria, con el libertinaje; por esto, Lilith es el demonio que excita la voluptuosidad.

Para la tradición hebrea, Lilith fue originariamente la primera Eva, aquella que, replicando a Adán, renunció al paraíso terrenal y sólo obtuvo una posición periférica, abandonada en el remolino del desamparo y la oscuridad.

Esta es una de las muchas versiones de la leyenda hebrea, que describe las causas que dieron pie a la demonización de la primera mujer de Adán:


Tentación a través de la vanidad

Dios creó a la primera mujer de la tierra y la llamó Lilith: fantasma nocturno. La dio como esposa al primer hombre. Lilith se consideraba de igual valor que Adán, y no quería estar sometida a él.

Decía: tú no eres en nada mejor que yo. Ambos estamos hechos de tierra. Tengo tus mismos derechos y no quiero ser tu subalterna.

Después de un violento altercado, se rebeló y huyó. Entonces, Dios mandó tres ángeles, Snoij, Sansnoij y Smanglof, para perseguirla y llevarla de nuevo junto a su marido. La atraparon, pero como ella se negaba a volver a casa, quisieron ahogarla en el mar.

Entonces, Lilith les reveló que había sido hecha para matar a los bebés. Pero si la soltaban, se encargaría de no matar a ningún bebé que llevara por nombre Snoij, Sansnoij o Smanglof.

Y ha mantenido este juramento hasta nuestros días.

En la habitación en donde está la partera se dibuja un círculo y en medio se escriben las palabras «Adán y Eva, Lilith fuera»; es decir, aquí están Adán y Eva, Lilith no tiene permiso para entrar. Y en la puerta de la habitación se escribe el nombre de los tres ángeles: Snoij, Sansnoij y Smanglof. Estos ahuyentan a Lilith de la larga melena, cuando de noche aparece para hacer sufrir a los bebés y matarlos[11].

Así, Primo Levi nos ha hecho llegar la leyenda sobre el temido demonio femenino:

Lilith vive precisamente en el mar Rojo, pero todas las noches emprende el vuelo, por todo el mundo, se acerca a las ventanas de las casas en donde hay niños recién nacidos e intenta ahogarlos […]. Otras veces penetra en el cuerpo de un hombre, y el hombre queda poseído […]. Es golosa de semen de hombre, y está siempre alerta para que el semen vaya a parar al único lugar permitido, es decir, dentro del útero de la mujer.

Suyo es todo el semen que cada hombre ha desperdiciado en su vida, por sueños o vicio o adulterio[12].

En otras fuentes, los ángeles se llaman Snwy, Snsnwy, Smnlf, Senoy, Sansenoy, Semangelof, figuras simbólicas que tuvieron cierta afirmación también en la época bizantina, en la que se transformaron en tres santos: Sines, Sisinnios y Synodoros.

Otra versión hebraica narra que Lilith se refugió en el mar Rojo, junto con muchos demonios lascivos, con los cuales concibió más de cien lilim «vampiros» al día. Los ángeles del Señor, después de haber intentado en vano convencerla para que volviera con Adán, quisieron matarla. Pero ella les dijo:

¿Cómo podría morir si Dios me ordenó que me ocupara de todos los bebés varones hasta la circuncisión y de todas las hembras hasta los veinte años? Pero si me dejáis en paz, prometo que si veo vuestros nombres o sus iniciales cerca de un recién nacido, no lo mataré.

En la tradición popular, se afirmó principalmente el aspecto maligno de este demonio, con tonos que se relacionaban con las lamias y las brujas clásicas. En efecto, los Setenta y la Vulgata traducen Lilith con el término clásico de lamia:

Et occurrente daemonia onocentauris,

Et pilosus clamabit alter ad alterrum;

Ibi enbavit lamia,

Et invenit sibi requiem.

10

COHEN, A., a cargo de, Il talmud, Bari, 1935, p. 47.

11

ALEPH BETH D’BEN SIRA, versión aparecida en I. Zwi Kanner, Fiabe ebraiche, Milán 1991, p. 13.

12

LEVI, P., Lilith e altri racconti, Turín, 1981, p. 22.

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