Читать книгу Tristes. Pónticas. - Ovidio - Страница 8

1.3. El lugar del destierro.

Оглавление

La ciudad de Tomos, lugar asignado a Ovidio para su relegación, se hallaba en la provincia romana de la Mesia, en la actual Rumania, en los mismos confines del Danubio, límite que Augusto se había fijado como frontera del Imperio. Siguiendo el curso del Danubio, en su margen derecha, estaban las provincias de Recia, Nórico, Panonia, Dalmacia, y Mesia, permaneciendo como independiente Tracia, en la actual Bulgaria. Por su parte, en la margen izquierda del río, había una serie de pueblos que amenazaban continuamente la seguridad de las fronteras: los jáziges, los getas, los sármatas y los bastarnas.

Tomos, la actual Constanza, era una colonia griega, una más de las muchas que los jonios de Mileto habían fundado hacia el siglo VII a. C. y convertida después en vasalla de los romanos, a fin de obtener protección de éstos contra los constantes ataques de los pueblos bárbaros. Pero, aunque se trataba de una colonia griega, al parecer, el elemento heleno estaba bastante desdibujado entre los indígenas.

Era Tomos la metrópoli o ciudad más famosa de la margen occidental del Mar Negro o Escitia Menor. Junto con Histro, Calatis, Dionisópolis y Odeso, formaba la Pentápolis o federación de estas cinco colonias griegas que habían unido sus fuerzas para defenderse de las amenazas de los bárbaros. Posteriormente, ya en época romana, constituirían la Hexápolis con la unión de Mesembria.

La vida en Tomos debía de ser bastante dura, especialmente para alguien llegado de Roma, y más para un hombre del talante y modos de vida de Ovidio. Lo primero que llama la atención del poeta es el paisaje desértico, tan distinto del de su Italia natal: una auténtica estepa diezmada por el frío y el hielo, en la que no hay árboles ni flores, ni siquiera agua potable, pues la que hay es salobre. ¡Qué diferencia con las fuentes de Roma! Pero lo más duro allí es el invierno, con sus hielos duraderos y con continuas nevadas, durante el cual escasean los alimentos. Y si bien es cierto que, por lo que a la descripción del clima se refiere, es muy probable que Ovidio se dejara llevar más por los tópicos antiguos relativos al frío de Escitia que por la auténtica realidad, pues, dentro del frío característico de esa región, el litoral rumano del Mar Negro gozaba de una de las temperaturas más suaves, que debían de distar bastante de las nieves eternas de que nos habla Ovidio 42 . No obstante, la dureza de su clima es innegable, y más para un mediterráneo.

Por lo que a sus habitantes se refiere, a decir del poeta, eran gentes semibárbaras, incultas, hostiles a los romanos, y de aspecto bastante desaliñado y fiero; al menos, así se lo parecía al delicado y elegante poeta del amor romano, sobre todo en sus primeros poemas, pues se aprecia claramente en la producción del destierro una acusada evolución en la consideración que al poeta merecen los habitantes de Tomos, así como en las relaciones que con ellos mantiene. Al principio, encontramos en Ovidio una visión muy negativa y unos juicios bastante duros acerca de los tomitas 43 , y sus relaciones con ellos debieron de ser casi nulas, mientras que, con el transcurso del tiempo, la opinión del poeta cambia notablemente e incluso llega a mantener con ellos buenas y en ocasiones hasta cordiales relaciones 44 .

Por otra parte, su emplazamiento, en plena frontera del Imperio con los pueblos bárbaros, puede apoyar los datos de Ovidio relativos a las amenazas por los continuos ataques de dichos pueblos, especialmente de los getas y sármatas, que impedían el normal desarrollo de la vida 45 , si bien pueden resultar exageradas algunas de las afirmaciones ovidianas 46 .

Por lo que se refiere a la vida del poeta en Tomos, poco es lo que sabemos, sobre todo de sus primeros años pasados allí, que debieron de ser los más duros, por lo que supusieron de dificultad y sufrimiento en su adaptación a aquel nuevo estilo de vida, en unas condiciones realmente difíciles y en un país adverso 47 . Los primeros años de su estancia en Tomos nos los pinta Ovidio con tristes palabras, que, sin duda alguna, están intencionadamente exageradas por el poeta 48 . Sin embargo, en la parte final de sus elegías del destierro, en especial en sus Pónticas, Ovidio nos da a entender que las condiciones de su vida en Tomos han cambiado sustancialmente, sobre todo por lo que se refiere a las mutuas relaciones entre el poeta romano, los habitantes del lugar y de las poblaciones cercanas.

A pesar de todo, la soledad y el clima de aquella región fueron desgastando el cuerpo y el alma del poeta de Sulmona, acostumbrado a la vida muelle, entretenida y pacífica de la Roma de su época. Todo lo intentó para obtener el perdón del Emperador, y en verdad que, a decir del propio Ovidio, estuvo muy cerca de conseguirlo, gracias a la influencia de Fabio Máximo ante Augusto 49 . Pero la muerte casi simultánea de ambos, de Fabio y de Augusto, dio al traste con las esperanzas que todavía albergaba el poeta de poder regresar a morir en Roma. Con Tiberio, cuyos triunfos 50 y valor 51 celebra Ovidio, así como con Livia, a quien él llama «la Vesta de las castas matronas romanas» 52 , sabía bien el poeta que podía abrigar muy pocas esperanzas, lo que viene a confirmar su participación o intervención directa en la condena, así como que el móvil principal de la misma debió de ser algo relacionado con la política sucesoria de Augusto y los intereses de su esposa e hijastro. Y, aunque al final de su obra se dirige sobre todo a Germánico 53 , como su última posibilidad de salvación, le sobrevino antes la muerte, a principios del 18 d. C., tras nueve años de exilio.

Mucho se ha discutido acerca del grado de veracidad de los datos que Ovidio nos suministra sobre las condiciones de vida y sobre los habitantes de Tomos 54 . ¿Qué podemos decir al respecto?

Hay que comenzar diciendo que los romanos son bastante malos conocedores de la geografía: la aprendían fundamentalmente sobre los textos poéticos, llenos de clichés y tópicos sobre el particular. En este sentido, la visión que Ovidio tenía de Tomos en concreto y del Ponto en general estaba basada en buena medida en las leyendas poéticas que giraban en torno a aquellas regiones (por ejemplo, las leyendas sobre Orfeo y Dioniso), leyendas que ofrecían todas ellas un aspecto primitivo y salvaje de aquellas tierras y de sus habitantes. Era, pues, una visión mucho más legendaria y poética que real. Cuando esta visión se enfrentó con la realidad, lo primero que debió de llamar su atención, como comentábamos antes, fue el tremendo contraste con el paisaje, clima y habitantes de Roma, en especial con los de los círculos en los que Ovidio había vivido. Aquello era el polo opuesto de lo que había rodeado su vida hasta entonces. En este sentido, el impacto en el espíritu del poeta debió de ser terrible, y no son de extrañar, en este sentido, las posibles exageraciones en sus juicios al respecto. Pero, en líneas generales, hay que decir que los datos que poseemos sobre el particular procedentes de otras fuentes vienen a dar en buena medida la razón a nuestro poeta 55 .

Tristes. Pónticas.

Подняться наверх