Читать книгу Los ángeles sepultados - Patricia Gibney - Страница 18
11
ОглавлениеLottie llegó al lugar que Lynch había localizado en el vídeo del dron. Enfundada en el traje protector, se agachó junto a las traviesas del tren.
A su lado, Kirby no dejaba de resoplar.
—Está a unos cien metros de donde encontramos el cuerpo.
La inspectora observó el ajetreo desde la distancia. Un pequeño ejército de forenses, que parecían hormigas blancas, peinaba la zona donde se había hallado el cuerpo. Miró a su alrededor. Una zarza espesa sobresalía del seto cercano. Al otro lado de las vías, había unos escalones de madera que subían hasta la amplia orilla del canal. Seguramente sería una zona de pesca, pensó la inspectora.
—Tal vez transportaron el cuerpo por el canal —explicó Kirby—, y quienquiera que lo llevase, salió desde allí hacia las vías. Puede que la mano se le haya caído de camino al lugar donde planeaba dejar el cadáver.
Lottie escudriñó la zona. Era probable que Kirby tuviera razón. Pero ¿dónde estaba el resto del cuerpo?
—Sin duda es una mano —dijo la inspectora mientras examinaba la carne congelada sin tocarla—. Habrá que revisar minuciosamente toda la línea del ferrocarril.
—¿Toda la línea? —preguntó Kirby—. ¿De Sligo a Dublín?
—No, me refiero desde la ciudad hasta donde se encontró el torso, y un poco más allá.
—Sigue siendo mucha mano de obra. —El detective se rascó la cabeza—. Podríamos sobrevolar las vías con un dron.
Lottie sonrió detrás de la mascarilla.
—Kirby, eso es lo más sensato que te he oído decir en mucho tiempo.
—¿Eso es un cumplido, jefa?
—Puedes tomártelo así. De todos modos, tal vez sería mejor pedir apoyo aéreo, y necesitaremos gente en tierra igualmente. Organízalo.
Lottie se puso en pie y miró hacia los setos, donde había trozos de papel y plástico enganchados en las ramas. El terraplén junto a las vías también estaba salpicado de basura. Seguro que el camino de sirga del canal ofrecía el mismo aspecto.
—También quiero que registren a fondo los alrededores. Me parece que la persona que se deshizo del cuerpo no tuvo mucho cuidado, si es que no fue intencional. —Se sumió en sus cavilaciones—. Tal vez tirara algo que pueda ayudarnos a incriminarlo. ¿Dónde está Lynch?
Lottie observó a Maria Lynch mientras esta se peleaba con la cremallera del traje protector.
—Está atascada. Y no digas que es porque he engordado con el embarazo, porque no es verdad.
—Estás estupenda, Maria, y no dejes que nadie te diga lo contrario. No se puede decir lo mismo de Kirby. ¿Qué le pasa? —Siguió con la mirada al corpulento detective mientras este deambulaba hacia un costado con el móvil en la mano.
—Qué no le pasa, querrás decir. —Por fin, la cremallera de Lynch subió hasta su sitio.
—Has hecho un buen trabajo al descubrir la mano. Si no, los animales se habrían dado un banquete. —Lottie vio a dos forenses que se acercaban hacia ellas.
Lynch estaba agachada junto a la mano, mirándola fijamente.
—Parece que haya estado envuelta en plástico. ¿Crees que es parte del torso?
—Eso espero, de lo contrario, nos enfrentamos a dos cadáveres. —Lottie se agachó junto a Lynch—. Tenemos el torso y una mano. Me gustaría saber dónde está el resto del cuerpo.
—Si tenemos una mano, la otra debería andar cerca. ¿Quién en su sano juicio dejaría caer una sola mano? —dijo Lynch con seriedad.
—Puede que se le haya caído por accidente. No nos enfrentamos a alguien en su sano juicio —señaló Lottie.
McGlynn llegó junto a ellas.
—Como de costumbre, estás interfiriendo en mi escena del crimen, inspectora Parker.
—Solo miro, sin tocar. Estoy aprendiendo —dijo Lottie.
—Bien —contestó él a regañadientes—. ¿Cómo está el joven Boyd?
—Boyd está bien, gracias. —Lottie sonrió al anciano de inquisitivos ojos verdes. Era como un arbusto espinoso: entre las espinas tenía que haber algunas rosas, aunque, de momento, no había sido capaz de encontrarlas.
—Dios santo, dentro de nada os tendré de nuevo a los dos pisoteando mis escenas del crimen. Señor, dame paciencia. Y ahora, fuera de mi camino hasta que haya visto lo que tenemos aquí.
—¿Podré sacar huellas de la mano? —preguntó Lottie.
—Tú no, pero tal vez yo sí. Te avisaré cuando lo sepa.
—Jim, ¿de verdad es el cadáver de una criatura?
—Eso creo.
Dejó al forense con su trabajo, y ella y Lynch caminaron hasta Kirby.
—Tenemos que revisar todos los expedientes de desapariciones —dijo—. Aunque solo tengamos partes de un cuerpo, era un ser humano, una criatura, y alguien ahí fuera echa de menos a un ser querido.