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Budapest (1910-1920)
ОглавлениеEn 1910 Arthur consigue trabajo en Budapest, lo que resulta un cambio favorable también para Melanie, ya que encuentra en esta ciudad el clima intelectual que añoraba.
El 1 de julio de 1914 nace Erich, su tercer hijo, pero el 6 de noviembre muere su madre, con quien había logrado reencontrarse tras un prolongado distanciamiento. Se intensifican sus sentimientos depresivos. Es en este mismo año que Melanie Klein lee Sobre los sueños (Freud, S., 1901), hecho que constituirá en un hito en su vida ya que sintió casi de inmediato que “eso era aquello a lo que yo me dirigía, al menos durante los años en los que yo anhelaba intensamente hallar lo que pudiera satisfacerme intelectual y emocionalmente. Inicié el análisis con S. Ferenczi.”1
Budapest, ciudad de intensa vida intelectual, contó desde el comienzo con un fervoroso grupo receptivo al psicoanálisis. S. Ferenczi se había puesto en contacto con S. Freud en 1908, cuando lo visitó en Viena, y surgió entre ambos un fuerte vínculo de afecto y colaboración intelectual. S. Freud admiraba la rapidez de comprensión de sus ideas por parte de S. Ferenczi, así como el entusiasmo con que las difundía. S. Freud enviaba a S. Ferenczi los originales de sus trabajos antes de publicarlos y el grupo de Budapest tenía oportunidad de conocerlos con anticipación. Al comienzo, las reuniones de este grupo eran informales y es probable que M. Klein asistiera a algunas de ellas en 1914.2
A pesar de haber vivido muchos años en Viena, M. Klein no solo no conoció a S. Freud sino que no parece haber tenido noticias de
él ni de su obra durante este período. En varias oportunidades de su vida posterior lamentó no haberlo conocido antes.
Estalla la Primera Guerra Mundial y tanto S. Ferenczi como A. Klein se incorporan al ejército austro-húngaro. En 1916 el esposo de Melanie regresa como inválido de guerra, herido en una pierna. El matrimonio enfrenta graves dificultades.
El 28 y 29 de septiembre de 1918 M. Klein asiste al V Congreso Psicoanalítico Internacional que se celebra en Budapest y en el que S. Ferenczi es elegido Presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional.3
La concurrencia a este Congreso no estuvo reservada exclusivamente a los psicoanalistas. Fue un Congreso en el que se destacaron tanto la calidad de los trabajos como la atmósfera entusiasta. Parecía inminente la posibilidad del reconocimiento oficial de psicoanálisis por las autoridades, al mismo tiempo que circulaba una petición para que se creara en la universidad una cátedra de Psicoanálisis a cargo de S. Ferenczi.
Las siguientes pueden haber sido las primeras palabras que escuchó de boca del mismo S. Freud:
“Nunca hemos presumido de que nuestros conocimientos y nuestra capacidad sean completos y concluyentes. Estamos ahora tan dispuestos como antes a admitir las imperfecciones de nuestra comprensión, a aprender cosas nuevas y a modificar nuestros métodos del modo como su perfeccionamiento exija.”4
Este Congreso, realizado en tiempos de guerra, causa una fuerte impresión en M. Klein y, según ella misma recuerda,
“Esa impresión fortaleció mi deseo de dedicarme al psicoanálisis. Durante el análisis con Ferenczi, éste me llamo la atención acerca de mis grandes dotes para comprender a los niños y de mi interés en ellos y alentó mucho mi idea de dedicarme al análisis de niños (...) No he visto (...) que la educación pudiera cubrir la totalidad de la comprensión de la personalidad y que, por lo tanto, tenga la influencia que uno desearía que tuviera. Siempre sentí que detrás había algo que nunca llegué a percibir.”5
Los acontecimientos políticos son sumamente cambiantes y potencialmente peligrosos por lo que hacia fines de 1918 y a instancias de su esposo, Melanie y sus hijos se radican a Ruzómberok (Eslovaquia), donde residen sus suegros, mientras que Arthur viaja a Suecia por razones de trabajo.
Melanie Klein hace un viaje a Budapest para asistir a la reunión de la Sociedad Psicoanalítica Húngara del 13 de julio de 1919 en la que lee Notas sobre el desarrollo intelectual de un niño6 que se basa en la experiencia que viene desarrollando con su hijo menor, Erich (pero que en el texto es presentado como “Fritz, hijo de conocidos que viven cerca de mi casa”). Su calidad suscita interés, elogios y comentarios que la ayudarán a seguir desarrollando sus ideas. Después de leído el trabajo y por su calidad es elegida Miembro de la Sociedad Psicoanalítica Húngara. No obstante, su residencia sigue estando en Ruzómberok, donde vuelve luego de esta presentación en Budapest.
1920 es un año sumamente significativo en la vida de M. Klein.
Del 8 al 12 de septiembre de ese año concurre al VI Congreso Psicoanalítico Internacional realizado en La Haya (Holanda). Asiste a la presentación del trabajo Técnica del análisis de niños, de H. von Hug-Hellmuth, la principal especialista en psicoanálisis de niños del momento.
Pero el hecho destacado es que en ese mismo Congreso S. Ferenczi le presenta a K. Abraham (Presidente de la Sociedad Psicoanalítica de Berlín), quien se siente interesado por la labor de M. Klein y la invita a radicarse en Berlín para ejercer el psicoanálisis de niños. Debemos tener en cuenta que hasta ese momento solo había tenido un paciente (Fritz-Erich) y frente a esta invitación de K. Abraham se siente dispuesta a aceptarla.
En ese mismo año publica La novela familiar `in statu nascendi´7 y en diciembre lee en la Sociedad Psicoanalítica Húngara Contribuciones al análisis de la temprana infancia.8 Las fiestas de fin de año las pasa con sus suegros en Ruzómberok y luego se traslada a Berlín con sus hijos,9 pero no con Arthur, quien permanece en Suecia (luego obtendrá la ciudadanía sueca). Esta separación, aparentemente dictada por los hechos, culminará algunos años después en divorcio.
Detengámonos por un momento antes de adentrarnos en lo ocurrido en los años berlineses de M. Klein.
Los tres trabajos que hasta ese momento había escrito (Notas sobre el desarrollo intelectual de un niño, La novela familiar `in statu nascendi´ y Contribuciones al análisis de la temprana infancia) se refieren al mismo niño, Fritz (o sea, su hijo Erich). El primero de ellos recoge las experiencias de educación sexual, orientada psicoanalíticamente, iniciadas en marzo de 1919 en Ruzómberok (que continuaban para la época de la presentación del trabajo, en julio de 1919), probablemente a instancias de S. Ferenczi. La misma se basaba en el criterio de responder lo más ampliamente posible la curiosidad sexual expresada por el niño y observar los efectos de estos esclarecimientos.
En algún momento posterior, la experiencia que está llevando adelante con su hijo Erich adquiere un giro similar al de Juanito años antes: lo que era una observación psicoanalítica necesita devenir en tratamiento a raíz de la aparición de manifestaciones psicopatológicas: inhibiciones, síntomas y angustias.
El segundo trabajo se basa en un episodio puntual extraído de la experiencia que viene desarrollando. Es recién en el tercer trabajo de esta época (Contribuciones al análisis de la temprana infancia) donde aparece una referencia a la dimensión terapéutica de la experiencia que viene llevando a cabo. De modo que la invitación para que se radique en Berlín y ejercer el psicoanálisis de niños es fruto tanto de las dotes de M. Klein como de la perspicacia de K. Abraham para intuir rápidamente el talento de esta, por ahora, principiante y aún inexperta psicoanalista.