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Prólogo

Marcelo Rougier*

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Este libro es el resultado de una laboriosa investigación que ha tomado varios años en salir a la luz y que no puede ser más que bienvenido. Roberto Elisalde, quien cuenta ya con una dilatada trayectoria, en especial en el ámbito de los estudios sobre educación popular, realiza en este caso una aportación relevante a varios de los campos en los que tradicionalmente se dividen los estudios sociales, en particular a la historia de los trabajadores y sus prácticas, y a la historia empresarial. Paralelamente, su investigación abre senderos para revisar la historia industrial, de la educación y formación de los obreros, e incluso del peronismo como fenómeno social y político. El eje del trabajo está centrado en la aplicación (empresarial) y en las resistencias (obreras) de las políticas basadas en el disciplinamiento y control de la producción sobre la base del supuesto que este proceso profundizó la conflictividad obrera y la disputa por la hegemonía en la planta: boicot, huelgas, movilizaciones (y también la construcción de alternativas educativas).

Ya muchos estudios desde la historia social se han dedicado a analizar las complejas relaciones entre los empresarios y los trabajadores en el ámbito fabril, y se han abordado las medidas de resistencia de los obreros frente a cambios tecnológicos o a la aplicación de políticas de organización científica del trabajo. Elisalde retoma esos estudios desde un punto de vista conceptual y los aplica a un caso emblemático de la historia industrial argentina, cuando no el más trascendente. En efecto, el autor estudia esta problemática en la empresa Siam, que llegó a constituirse en la compañía privada más grande de la Argentina y una de las más importantes de América Latina hasta los años 60. Entonces, no solo tenemos un andamiaje teórico novedoso y afinado sino que, además, es utilizado para estudiar una empresa manufacturera de gran relevancia en un período crucial de la industrialización argentina y latinoamericana.

El libro cuenta con una muy buena introducción teórica y metodológica junto a una minuciosa guía de lo que el lector va a encontrar en sus páginas. Por ende, solo voy a detenerme aquí en algunas de las dimensiones de análisis que aborda con el propósito de ponderar sus valiosas contribuciones y enmarcarlas en el contexto mayor del avance historiográfico. En primer lugar, el período estudiado remite a la denominada Industrialización por Sustitución de Importaciones, primero en consolidación y, luego, en tránsito desde una etapa “fácil” a otra más “compleja” (entre 1935 y 1955), movimiento que necesariamente redefine los sectores y medios de producción y, por ende, el conjunto de las relaciones obrero-patronales. En este sentido, este trabajo es parte de una renovación evidente en el ámbito de la historia económica e industrial acaecida en las últimas décadas. Sin dudas, la crisis económica que sufrió la Argentina en el cambio de siglo permitió combinar una evidente revitalización del interés por los actores (como consecuencia del abandono de los paradigmas estructuralistas) con una valoración más positiva de la industrialización que había sido fuertemente impugnada por los enfoques de cuño liberal en auge desde la segunda mitad de los años 70. La crisis y el debate posterior sobre el impacto que el período de desindustrialización y reestructuración capitalista regresiva tuvo sobre el conjunto social generaron un marco propicio para rediscutir el papel reservado a la industria en la economía y la sociedad argentinas; incluso también, el lugar que en ese proceso debían ocupar los empresarios, los obreros y el Estado. De este modo, novedosos estudios sobre el sector y los instrumentos de la política industrial (especialmente durante el peronismo) llamaron la atención acerca de lo escaso que era el conocimiento sobre uno de los momentos más emblemáticos de la historia argentina, identificado con la “era de las manufacturas”.1 Al estudiar ese proceso en el marco de una empresa industrial de grandes dimensiones que actuaba en rubros de producción representativos de la dinámica sustitutiva, Elisalde identifica las transformaciones más generales del sector en cuanto a incorporación de tecnología y cambios en las formas de trabajo, un proceso sobre el que no hay mayor información más allá de la que se desprende de estudios sectoriales generales o inferencias de tipo cuantitativas.

Entonces, en segundo lugar el mérito del trabajo de Elisalde es la mirada micro, centrada en el estudio de la empresa. Y esto no resulta casual. Indudablemente, una parte importante de la renovación del campo de la historia de la industria en la Argentina provino en parte importante desde la historiografía de empresas. La agitación de esta subdisciplina en los últimos años ha permitido un notable enriquecimiento de los enfoques y de los saberes heredados respecto al sector industrial. Inicialmente, las miradas habían recalado más en los empresarios que en las empresas, orientadas a identificar a la denominada “burguesía industrial”. Más allá de resultar un eje de análisis anticipado por Adolfo Dorfman en los años 40, los marcos teóricos del dependentismo y de las teorías de la modernización eran los preponderantes y la investigación histórica con fuerte uso de archivos era, en términos generales, cuestionada por su empirismo y su falta de vínculo con los grandes problemas que se discutían. En gran medida, el marxismo, el estructuralismo y las teorías de la modernización confluían en presentar la “debilidad” de ese empresariado. Desde otra lógica, también la perspectiva neoclásica colocaba en un papel subordinado a los empresarios, víctimas finalmente de la intervención estatal y las fluctuaciones de las políticas públicas. No obstante, cuando esos paradigmas estructurales entraron en decadencia y la historia económica fue liberada de la obligación de dar explicaciones globales, se fue operando un desplazamiento hacia una historia más efectiva, más especializada y con mayor vínculo con el resto de las ciencias sociales, tal como se expresa con contundencia en este libro.

Dado que la historia de empresas se focalizó principalmente en compañías y conglomerados manufactureros, el análisis micro permitió incluir temas relacionados con las estrategias empresariales en torno a la incorporación de tecnología, la necesidad de integración productiva, el desarrollo de la red de proveedores o la capacitación de la mano de obra, por ejemplo. No obstante, una dimensión de abordaje, sorprendentemente poco transitada por la historia de empresas se refiere a la organización del trabajo al interior de la firma, el establecimiento de normas y rutinas y más en general, la relación entre trabajadores y empresarios cuando hay acuerdos y cuando hay disensos, en tanto en la empresa se manifiesta el conflicto de intereses. Es conocido que los empresarios comenzaron a aplicar con distintos énfasis e intensidad un conjunto de innovaciones técnicas y productivas (esquematizadas en el taylorismo y el fordismo) a lo largo del siglo XX. Pero no tenemos muchos estudios que revelen con precisión el grado de aplicación ni mucho menos las diversas resistencias que ese proceso desencadenó a nivel de la planta industrial. Como señalamos, los abordajes de esta problemática desde la historia de empresa, aun con sus potencialidades, son todavía menos promisorios. La razón parece ser sencilla, la literatura ya amplia de los estudios empresariales y de la Business History se han centrado en los empresarios, en sus prácticas, asociaciones, o en lo que ocurría en la “caja negra” de la empresa pero descuidando significativamente al otro gran “actor” generador de riqueza: los obreros, los asalariados.2 Resulta indudable que el estudio de las estrategias y estructuras empresariales requiere también prestar atención a las luchas de poder al interior de las organizaciones, que trasciende las disputas entre ejecutivos, directores, propietarios o secciones de la empresa por imponer concepciones de control. Por su parte, los estudios sobre el movimiento obrero, o más en general sobre el “mundo del trabajo” no se han focalizado en ello, en parte por la dificultad para acceder a fuentes específicas, o solo lo están haciendo recientemente de modo exploratorio.3 Estas miradas desde la historia de empresas y del movimiento obrero comienzan a fusionarse poco a poco para obtener mejores resultados de investigación y una mejor comprensión de los procesos (siempre complejos y multicausales). La perspectiva, nunca abandonada a lo largo de los capítulos del libro, nos permite sostener, pese al enfoque micro, la dinámica subyacente de la lucha de clases, eje y catalizador de la formación socioeconómica capitalista.

En tercer lugar, esta investigación se centra en la empresa Siam que, como señalamos, constituye un caso paradigmático de empresa industrial al brindar elementos para entender la dinámica del sector metalúrgico y las transformaciones del sector industrial en su conjunto. Lo que en su interior sucede es relevante para cualquier estudio. No obstante, existe un condimento extra que le otorga a este libro una atracción especial… y es el hecho de qué casi todo el relato transcurre durante el período de conformación y consolidación del peronismo, con sus transformaciones, crisis y vaivenes, desde el punto de vista político social (en relación con el movimiento obrero y los empresarios) y desde el punto de vista económico (en relación con las medidas de promoción de la industria, del mercado interno, etc.). Resulta un dato insoslayable que la empresa haya mantenido fuertes vínculos con las políticas estatales y que sus empresarios tuvieran un papel destacado dentro de las corporaciones del sector.4 Entonces, la dinámica del peronismo (en sus múltiples dimensiones) impactó sobre la empresa de manera particular a tal punto que se constituyó en una “caja de resonancia” de esas políticas. Por ejemplo, como demuestra este trabajo, las acciones de resistencia laboral favorecidas por la política del gobierno inicialmente significaron transformaciones importantes respecto a la experiencia previa y terminaron por alentar la conflictividad obrera, ubicando ese hallazgo mucho más allá de la idea de “institucionalización” de las relaciones sociales bajo ese régimen. También en Siam se desplegaron múltiples medidas de resistencia frente a las iniciativas que promovían el incremento de la “productividad”, en particular a partir de los años 50, como alternativa para resolver el conflicto distributivo y mejorar la capitalización de las empresas metalúrgicas. En otras palabras, la puja distributiva cobró cuerpo no solo en los debates de la época, en los encuentros más o menos oficiales entre las corporaciones empresariales y obreras, sino también y de modo especial en la propia planta fabril a través de diversas medidas y del relevante peso que adquirieron las comisiones internas.

En suma, la tesis de Elisalde sobre la firma Siam es un destacado ejemplo de las potencialidades de una perspectiva de abordaje multicausal de las problemáticas del mundo laboral anclada en las relaciones/conflictos que el sector obrero estableció con el sector empresarial. Demuestra a través de una investigación centrada en un estudio de caso y de un empleo riguroso de fuentes diversas que el multidimensional y complejo campo del “mundo del trabajo” combinado con la perspectiva de la historia empresarial puede ser muy fructífera para abrir nuevos interrogantes e hipótesis. Si convenimos en que ese es un desafío necesario, este libro lo asume con creces.

El mundo del trabajo en la Argentina 1935-1955

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