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Paradigma Biológico: Nortes de desarrollo
ОглавлениеEl desarrollo personal hace referencia a lograr la mejor versión posible de uno mismo… a partir de las potencialidades que cada cual tiene. No se trata de alcanzar metas externas en función de la comparación con los otros. Se trata, primordialmente, de actualizar y desarrollar las potencialidades existentes en la persona, en las direcciones que la persona involucrada desea (Opazo, 2004).
De este modo, el desarrollo personal constituye un proceso en el cual se va transitando desde estados "menos evolucionados" hacia estados "más evolucionados". Y lo que constituye una "progreso" se va estableciendo sobre la base de una integración de criterios funcionales, históricos, afectivos, clínicos, etc. (Opazo, 2004).
Autores como Maslow, Rogers, etc., han planteado que los seres humanos, como especie, tenemos una tendencia natural hacia el crecimiento personal. Y en estas páginas hemos visto también que los niños muy tempranamente emiten conductas que muestran una especie de "moral natural". Es así como algunos autores han planteado que la moral tiene un rol evolutivo, facilitador de la supervivencia; para estos autores, en los seres humanos operarían ciertos principios morales de carácter universal (Barra, 1987).
En una línea consistente con lo anterior, Kavathatzopoulos (1991) asume que el desarrollo se entiende como un movimiento hacia principios morales universales, cada vez más abstractos, los que regulan tanto el pensamiento como la acción, que se desplegarán de forma invariante en etapas jerárquicas. En este contexto, el desarrollo constituiría una especie de "punto omega" en el léxico de Teilhard de Chardin.
Desde nuestra óptica, en cada persona, cada paradigma puede aportar mayores o menores potencialidades. Y puede estar "actualizado" en mayor o en menor medida… y de mejor o de peor manera. Esto incide directamente en el tema del desarrollo personal. Una persona supuestamente "bien desarrollada", habrá logrado "actualizar" sus potencialidades "positivas", y logrará alcanzar un desarrollo "adecuado" de cada uno de los seis paradigmas del Supraparadigma. Esto, a su vez, involucraría un aporte en términos preventivos.
Cada época histórica, cada organización social, tiende a plantear una especie de "ideal colectivo", que establece un modelo acerca de cómo las personas deberían ser; se trata de una especie de ideal nomotético del yo, o del "self" deseable para los individuos. Por otra parte, cada persona va estableciendo su propio "ideal del yo", una especie de modelo idiosincrásico acerca de cómo la persona desea ser. Cuando se señala que el desarrollo personal consiste en "lograr actualizar la mejor versión posible de uno mismo", se deja abierta la opción a que cada cual establezca cuál sería su mejor versión.
Establecer qué es "bueno" y qué es "malo"-para cada paradigma, no resulta tarea fácil. Implica ingresar en territorios valóricos y subjetivos, como son los relacionados con el desarrollo personal. Establecer parámetros para esclarecer qué constituye un mayor desarrollo, involucra toda una invitación para integrar criterios. Es así que, luego de un análisis del tema, hemos propuesto integrar los criterios de funcionalidad, de satisfacción personal, de adaptación social, de perspectiva histórica, de datos de investigación y de evaluación clínica. Sobre la base de estos criterios, se hace posible decantar qué tiende a ser mejor – para los integrantes de la especie humana – en un sentido nomotético. En este contexto, el desarrollo personal involucra un proceso de cambio progresivo en el tiempo; en este proceso, la persona va actualizando potencialidades que le facilitan su adaptación, enriquecen sus opciones de bienestar personal, potencian sus opciones de éxito afectivo, social y laboral, y le abren mejores posibilidades de autorrealización (Opazo, 2004).
En el ámbito del paradigma biológico, es posible entonces establecer Nortes de desarrollo, conectados directamente con la temática del desarrollo personal.
En líneas precedentes, hemos visto que la biología puede facilitar el desarrollo de diversos desórdenes psicológicos. En una dirección opuesta, es decir, "a contrario sensu", una "adecuada" biología puede sustentar nuestro desarrollo personal; y puede "protegernos", oponiendo resistencia a la génesis de desórdenes psicológicos. Esto puede incluso ir más allá. Una utópica biología "ideal" u "óptima", sería fuente de una potente resiliencia biológica; de este modo, una adecuada biología nos facilitaría lograr crecer en medio de la adversidad.
En un sentido de fondo, podemos afirmar que gran parte de nuestra biología nos es dada; ningún infante de una sala cuna ha elegido su dotación biológica. Un imaginario "awareness" temprano de esos infantes, los llevaría a concluir: "Es lo que hay".
Y "lo que hay" – como dotación biológica – es común para la especie humana, y a la vez tiene acentuaciones diferentes para cada cual; diferentes para bien o para mal. Afortunadamente, sin embargo, la biología predispone pero rara vez dispone. Y, "lo que hay", se puede administrar de mil maneras; lejos de invitar al fatalismo, constituye todo un desafío para ir haciendo bien las cosas. Es así como la biología suele dejar amplios espacios para que cada persona actualice sus potencialidades, y para que modifique o administre sus cualidades y defectos. De este modo, la administración de lo que "natura" nos dio, constituye uno de los desafíos más relevantes para la vida de cada ser humano.
No obstante lo anterior, sería absurdo discutir la importancia de contar con una "adecuada" dotación biológica inicial; esta aporta el andamiaje sobre el cual se construirá todo el desarrollo psicológico posterior. Es así que podemos intentar establecer, sobre la base de los criterios explicitados más arriba, lo que serían Nortes de desarrollo deseables, en lo relativo a nuestra dotación biológica. Se trata de delimitar la dotación biológica que los seres humanos valoramos como deseable; después de miles de años de historia, y después de decantar qué nos aporta más. Se trata de esclarecer, por ejemplo, las potencialidades biológicas que desearíamos para nuestros hijos.
El tema de la "neuro plasticidad", aporta ventajas a los seres humanos como especie. Es así que el concepto de un cerebro estable e inmodificable, viene cediendo terreno en relación a un cerebro maleable, modificable, cambiable. "El cerebro dañado a menudo puede reorganizarse a sí mismo de modo que si una parte falla, otra a menudo puede sustituirla; que si una célula cerebral muere, en ocasiones puede ser reemplazada; que muchos circuitos e incluso reflejos básicos que creíamos estaban cableados rígidamente, no lo estaban. Los científicos están mostrando incluso que el pensar, el aprender y el actuar pueden encender o apagar nuestros genes, configurando así nuestra anatomía cerebral y nuestra conducta – seguramente uno de los descubrimientos más extraordinarios del siglo xx" (Doidge, 2007, p. xix). Frederick Gage et al. (1997), han informado que una rata criada en un ambiente enriquecido desarrolla nuevas neuronas y un hipocampo más grande y han descubierto que uno de los predictores más poderosos acerca de si una rata será capaz de fabricar nuevas neuronas está determinado genéticamente. A la hora de la biología deseable, por lo tanto, una disposición genética favorecedora de la neuro plasticidad, pasa a tener un rol no menor.
En el territorio de la dotación biológica, resulta esencial que – desde el paradigma biológico – no existan predisposiciones hacia las enfermedades físicas, ni hacia la psicopatología. La idea es que la dotación biológica involucre una baja vulnerabilidad biológica. En el ámbito psicológico, esto implica bajas disposiciones hacia el neuroticismo, hacia la ansiedad social, hacia las fobias, hacia los trastornos depresivos, hacia los trastornos de personalidad, hacia trastornos psicóticos, etc.
En el territorio de las potencialidades "positivas", es importante que la biología aporte un potencial variado y completo, para cogniciones, afectos y conductas. Aspectos esenciales del desarrollo personal – tales como la inteligencia, la creatividad, la capacidad de amar o las habilidades sociales – requieren del correspondiente respaldo biológico que los haga posibles.
También otros aspectos relacionados con la capacidad de adaptación requieren de un no menor respaldo biológico. Por ejemplo, en términos evolutivos se ha constatado que los desarrollos frontal y prefrontal hacen que el ser humano sea cada vez menos impulsivo. Estos desarrollos biológicos, por lo tanto, resultan esenciales para el desarrollo psicológico de cada persona.
La administración de la propia biología nos conduce, primeramente, al ya mencionado adagio del mens sana in corpore sano; involucra el asumir que, si la biología anda bien, la psicología tenderá a andar bien. Esto implica regular el ciclo sueño-vigilia, alcanzar un buen balance esfuerzo-descanso, someterse a una dieta equilibrada, cuidar el peso, practicar un ejercicio físico sistemático, etc.
A la hora de la administración de la propia biología, el desafío psicológico y personal no es menor. Se trata de actualizar las potencialidades cognitivas, afectivas y conductuales. Una "mejor" biología posibilita un mayor enriquecimiento en estas dimensiones; pero todo esto involucra acción. Conlleva el plantearse objetivos, desplegar esfuerzos, ejercer la perseverancia, y, muchas veces, un vencerse a sí mismo.