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III. El ecodiseño como pilar fundamental de la circularidad

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La Directiva marco de residuos de la Unión Europea 2008, introduce el término “responsabilidad ampliada del productor”, en el ámbito de los residuos en el proceso de producción. Como señala ESTEVE PARDO, la Directiva es clara al señalar que es deber y responsabilidad de quien genera residuos no solo reciclarlos, sino que es preciso hacer uso del ecodiseño. Esto significa que la producción y fabricación de los bienes, debe tener en cuenta el uso eficaz de los recursos durante todo su ciclo de vida, teniendo un correcto diseño desde el primer eslabón de la cadena. Por este motivo, señala la norma aludida, que es deber del productor, elaborar productos o utilizar envases que favorezcan la prevención en la generación de residuos, y faciliten su reutilización o reciclado, o permitan su eliminación de la forma menos perjudicial para la salud y el medio ambiente29.

La necesidad de poner en marcha sistemas operativos de producción basados en el ecodiseño no es baladí, dado que, según la agencia alemana del medio ambiente, el 80% de los impactos ambientales de los productos se producen durante la fase de diseño, es decir, en el primer eslabón de la cadena de producción como señalábamos anteriormente30.

Por lo que respecta al concepto de ecodiseño, la norma internacional ISO 14006, sobre sistemas de gestión ambiental, que ofrece interesantes directrices para la incorporación del ecodiseño, define el mismo como “integración de los aspectos ambientales en el diseño y desarrollo de productos, con el objetivo de reducir los impactos ambientales adversos a lo largo del ciclo de vida de un producto”31.

El Ecodiseño se encuentra insertado plenamente en la normativa europea de carácter medioambiental. Así, junto a la Directiva 2009/125/CE de 21 de octubre de 2009 por la que se instaura un marco para el establecimiento de requisitos de diseño ecológico aplicables a los productos relacionados con la energía, han sido publicadas decenas de normas sectoriales en relación con tema que nos ocupa. Un ejemplo de ello en el ámbito industrial es el Reglamento 2016/2281 relativo a los requisitos de diseño ecológico aplicables a los productos relacionados con la energía, en lo relativo a los requisitos de diseño ecológico aplicables a productos de calentamiento de aire, los productos de refrigeración, las enfriadoras de procesos de alta temperatura y los ventiloconvectores32.

En base a la definición de ecodiseño ofrecida por la norma ISO 14006, es posible afirmar que para la transición desde una economía lineal a una economía circular, es preciso incidir en que es necesaria una planificación desde la creación del producto hasta el momento de su eliminación; esto es, se requiere una planificación a lo largo de todo el ciclo de vida del producto33. Por ciclo de vida “se entiende todas las etapas de la vida de un producto, desde la producción de los componentes y materias primas necesarias para su obtención, hasta la eliminación del producto una vez que es desechado”34.

Como señala SANZ ADÁN, la importancia del planteamiento de todo el ciclo de vida del producto, radica en que permite identificar de un modo claro, todas las entradas y salidas del proceso que suponen un Impacto Ambiental, no solo las de una etapa concreta del ciclo. De esta manera, continúa este autor, una vez realizado este análisis, “podrá procederse a reducir al mínimo la cantidad y toxicidad de las entradas (materiales y energía) y las salidas (emisiones y residuos) en cada una de las fases del proceso”35.

En base a esta orientación, entre las diferentes estrategias de ecodiseño, se encuentra la de utilizar subproductos o materias primas que hubieran tenido como destino el abandono o eliminación, procurando así un segundo uso, adquiriendo un valor en la economía de mercado, pasando de pasivo a activo36.

La creación de los denominados objetos “ecoeficientes”, exige seleccionar de manera adecuada la materia prima para que ésta cumpla su función con la mínima incidencia ambiental posible, además de optimizar al máximo el uso de energía; y –por último– establecer un proceso que permita la reinserción al medio ambiente o su uso como materia prima reciclada para la elaboración de un nuevo producto37.

Después de todo lo señalado, y como hemos apoyado desde el inicio de este trabajo, hemos de concluir que “ecodiseño” e “innovación”, son realidades que necesariamente han de entenderse de manera interdependiente, desde una perspectiva conceptual. En realidad, estamos delante de un nuevo concepto que se denomina “ecoinnovación”. El mismo, se define como “la incorporación del factor ambiental en el proceso de innovación, es decir, el medio ambiente se transforma en un motor o fuente de inspiración de la innovación”38.

Lo habitual es que la ecoinnovación incorpore el factor ambiental creando, por ejemplo, un nuevo producto que ha reducido su peso, volumen, componentes, consumo de energía y agua, en definitiva, haga realidad el ecodiseño, etc. Pero no pueden tampoco desdeñarse otras acciones innovadoras, como la fabricación de maquinaria que haga posible la circularidad del proceso, por ejemplo, un sistema de captación y transferencia de energía fotovoltaica. En ambos casos, estaríamos hablando de ecoinnovación39.

Tendencias actuales en economía circular: instrumentos financieros y tributarios

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