Читать книгу Cómo cambiamos (y diez razones por las que no lo hacemos) - Ross Ellenthorn - Страница 14

HAROLD Y LA CRAYOLA MORADA

Оглавление

Hace años, mientras acostaba a Max, mi hijo pequeño, tomé el libro infantil Harold and the Purple Crayon (Harold y la crayola morada)2 para leérselo. También en ese momento trabajaba en el desarrollo de diez razones para no cambiar, y desempolvaba mis libros de posgrado sobre existencialismo para ayudarme a argumentarlas en un contexto filosófico. A medida que iba leyendo, me sorprendía la eficacia con la que este pequeño libro captaba lo que nos impulsa hacia nuestros objetivos, lo que nos impide alcanzarlos, y cómo estos impulsos y restricciones operan de una manera particularmente existencial. Cuando pienso sobre el existencialismo hoy, pienso menos en Camus y Sartre, y más en Harold (es mi héroe existencial).


En el libro, Harold siempre está solo con su crayón morado gigante. Cuando no utiliza el lápiz para dibujar, las páginas están en blanco. Cuando utiliza el lápiz, dibuja el mundo que lo rodea.

Algunos dibujos ayudan a Harold en su recorrido (por ejemplo, un policía que le señala el camino); muchos otros son aterradores y le impiden avanzar (como un monstruo, un océano tormentoso o un acantilado). Frente a las más peligrosas de estas fuerzas, Harold siempre es capaz de trazar un camino para seguir adelante a pesar de ellas. A veces se limita a seguir en la misma dirección, con la cabeza gacha, enfrentándose al reto que tiene delante. Pero la mayoría de las veces dibuja nuevas e ingeniosas formas de sortear los obstáculos que se interponen en su camino.

Harold y la crayola morada trata tanto del asombro como de la angustia de ser el autor de una vida, la maravillosa bendición humana de la decisión, el peso de la responsabilidad de decidir para que nuestra vida tenga sentido y sea satisfactoria, las formas en que ese peso puede mantenernos en nuestro sitio, lo que tenemos que hacer para seguir adelante y cómo podemos levantarnos en momentos de decepción y fracaso.

Hay una secuencia en el libro que describe extraordinariamente el tipo de fortaleza que necesitamos para crecer, a pesar de la restricción de nuestras preocupaciones por ser los responsables de nuestras vidas. Harold dibuja primero un árbol. Es hermoso, lleno de frutos: abierto, frondoso y real. Harold quiere proteger el árbol. Así que dibuja un monstruo guardián. Pero entonces Harold se olvida de que ha dibujado el monstruo.


Se pone ansioso y empieza a temblar. Su mano tiembla tanto que, sin querer, dibuja marcas en forma de olas. Las olas se convierten en un océano.



Cae en este mar literal de ansiedad. Pronto se ahoga en él.


Entonces saca la mano del agua, dibuja un barco y se sube a él. Se hace a la mar. Todo está bien… pero sólo por un tiempo. Hay otros retos a los que tendrá que enfrentarse, y lo único que tiene es su crayola morada para conseguirlo.

Ésa es una de las lecciones más importantes que debes saber sobre el cambio: cuando cambias, eres tú quien dibuja tu vida; eres responsable de que el cambio se produzca. Eso significa que corres un gran riesgo cada vez que cambias, ya que no lograrlo significa que no consigues lo que necesitas, por tu culpa. Y después ves esa cosa como algo de lo que careces. Intentar transformarte también es arriesgado porque nunca estás seguro de manejar este sentimiento de ansiedad y responsabilidad: ¿puedes construir el barco que necesitas para mantenerte a flote mientras te enfrentas a los contratiempos y los fracasos, y puedes dirigirte hacia el destino que has elegido? Al igual que Harold, tu capacidad para seguir adelante, para creer en ti mismo lo suficiente, para fijar el siguiente rumbo y para seguir sorteando los obstáculos en tu camino, depende de tu capacidad para mantener la esperanza.

Todos somos Harold, y experimentamos ansiedad por ser responsables de nuestras vidas todo el tiempo; lo hacemos cuando nos despertamos con los ojos desorbitados a las tres de la mañana, preguntándonos qué ha pasado con nosotros; cuando nos sentimos perdidos en el trabajo o a la deriva en nuestras relaciones; o cuando simplemente queremos cambiar alguna cosa sencilla y sentimos que algo nos aleja del éxito. En esos momentos nos enfrentamos a nuestras propias páginas en blanco y depende de nosotros dibujar un camino con sentido. Encontramos también formas innovadoras de seguir adelante y, a pesar del peso de la responsabilidad, nuestros “crayones morados” del cambio nos sostienen, nos mantienen a flote y nos ayudan a construir el tipo de artefactos que nos llevarán a donde queremos estar. Para todos, la crayola morada (nuestra libertad para elegir y decidir) es fuente tanto de una terrible ansiedad (crea olas de incertidumbre y duda sobre los objetivos y sobre nuestra capacidad para alcanzarlos) como de una importante esperanza (nos proporciona los medios para alcanzarlos).

¿Cómo te sientes al saber que tienes opciones que tomar, y que las consecuencias de optar por alguna de ellas te ha llevado hasta aquí, a leer este libro?, ¿estás un poco inquieto e intranquilo?, ¿un poco agitado? Eso es la ansiedad golpeando tu psique. Es el “vértigo de la libertad”, como lo llamó el existencialista Søren Kierkegaard:3 la sensación de ansiedad que experimentas cuando despiertas al hecho de que tienes elección y que estás a cargo de tu tiempo y de tu vida.

La vertiginosa ansiedad de la libertad puede hundirte, abrumándote en un mar de preocupaciones. Pero este vértigo también está presente en la línea de salida del cambio: “en sus marcas, listos, fuera”. La ansiosa sensación de que eres tú quien decide tu destino te frena y te impulsa a la vez.

La primera ley del cambio personal se refiere a la parte de restricción de esta ecuación: la ansiedad por la libertad de cambiar.

Cómo cambiamos (y diez razones por las que no lo hacemos)

Подняться наверх