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HISTORIA DEL TEXTO

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Como señala Lorenzo RIBER en la magnífica síntesis sobre cuestiones textuales que ofrece en su introducción a su traducción del De civitate Dei 256 , el estudio de la historia del texto, así como el establecimiento del mismo con la finalidad de realizar una edición lo más fiable posible, presenta una serie de problemas debidos a las propias características de la obra. En primer lugar, dado que se trata de un texto de gran interés en el pensamiento cristiano, existen abundantes códices del mismo, muchos de los cuales todavía no han sido colacionados, y entre los cuales se establecen complejas relaciones de interdependencia que dificultan en gran medida el establecimiento del stemma codicum 257 . En ellos son además frecuentes las glosas e interpolaciones que es preciso distinguir del texto agustiniano. Por otro lado, la gran extensión de la obra hace que los códices más antiguos y fiables contengan sólo algunos libros. En ese sentido, resulta paradójico que sean los últimos libros, de mayor interés para el lector cristiano, los que falten en los manuscritos más antiguos, y que para su reconstrucción haya que recurrir a recentiores , mientras que para los primeros el texto pueda considerarse ya prácticamente fijado.

El códice más antiguo, no sólo del De civitate Dei , sino del conjunto de la obra de San Agustín, es el Veronensis XXVIII 28 (26) (V). Se trata de un códice en letra uncial que suele datarse en el siglo V o VI y que contiene los libros XI-XVI. Para el establecimiento del texto de los primeros libros, los códices de mayor interés son L. y C. El primero de ellos, el Lugdunensis 607, en semiuncial y fechado entre los siglos VI -VII , con los cinco primeros libros, es considerado por RIBER 258 de gran valor por su fidelidad y escasez de interpolaciones, a pesar de que faltan varios folios y que se halla muy deteriorado. De L procede parte de otro manuscrito, el Lugdunensis 606 (A), del siglo IX , y que esencialmente son los libros I-V, mientras que la parte del mismo que no procede de L, y que abarca hasta el libro XIV se designa como (1). El códice Corbeiensis (C), fechado en el siglo VI o VII , en semiuncial, contiene los diez primeros libros. Actualmente los nueve primeros se hallan en la Biblioteca Nacional de París (Lat . 12214), y el X en San Petersburgo (Q. V. I. 4). Parece ser que parte de las divergencias existentes entre L y C se deben a la corrección del texto que Agustín realizó tras finalizar su obra, de manera que circularían en época del autor versiones anteriores y posteriores a dicha corrección. Ninguno de estos códices presenta divisiones en capítulos, pero en V aparece un índice añadido en el siglo X que recoge los títulos que marcarán la división en capítulos en el futuro.

Para el establecimiento del texto de los libros XVII-XXII, como ya se ha indicado, es imprescindible recurrir a recentiores . Entre los que contienen todos los libros, destaca por su calidad el códice Patavinus 1469 (p), fechado en el siglo XIV , cuyo arquetipo debía ser muy antiguo y cercano al texto agustiniano. El Augustanus (A), procedente de Ausburgo y actualmente en la Biblioteca del Estado de Múnich (Lat . 3831), se fecha en el siglo X , y, a pesar de ser más antiguo, resulta menos fiable. También conservan la obra completa el Ratisbonensis (r), actualmente en Múnich (Lat . 13024), el Sangallensis 178 (G), del siglo IX, los códices a, b, e, del siglo X , de la Biblioteca Nacional de París (Lat . 2050, 2051, 11638 respectivamente) y el Patavinus 1490 (q), del siglo XIII . Conservan la obra parcialmente los códices Coloniensis 75 (K), del siglo VIII con los libros I-X, el Frisingensis , actualmente en la Biblioteca del Estado de Múnich (Lat . 6267), del siglo IX , con los libros I-XVIII, el Monacensis Lat . 6259 (R), de principios del siglo X con los libros XV-XXII y los códices d y g, de la Biblioteca Nacional de París (Lat . 2053 y 12215) con los ocho primeros libros y los siete últimos respectivamente.

Es preciso destacar cuatro códices que KALB utilizó por primera vez para la edición de 1928-1929, tres originarios de la Biblioteca de Berna y uno de la de Múnich: el Bernensis 12/13 (B), del siglo XI , en dos volúmenes, con la obra completa, el Bernensis 134 (ß), con todos los libros pero con importantes lagunas, el Bernensis 325 (D) con los libros XIX-XXII, del siglo X y el Monacensis Lat . 28185 (H) del siglo XIII con la obra completa.

Existen además manuscritos en diversas bibliotecas que todavía no se han utilizado en la elaboración de ediciones críticas. Entre ellos hay que destacar uno de la biblioteca del Escorial, el S. I. 16, en letra visigótica del s. X , que en su origen abarcaba los libros XI-XXII, pero del que se han perdido el XI, los capítulos 1-7 del XII y el XXII, y el de la Biblioteca de la Real Academia Española (San Millán) 29, de los siglos IX -X . El primero de ellos ha despertado gran interés entre los especialistas españoles, entre los que se hallan ALONSO TURIENZO 259 y GARCÍA DE LA FUENTE y PALENTINOS FRANCO 260 , quienes tras cotejar el texto con el de DOMBART -KALB de Teubner, reproducido por el Corpus christianorum , observan que éste presenta abundantes variantes propias y tal vez pertenezca a una familia diferente de las establecidas.

En cuanto a las ediciones modernas, la editio princeps data de 1467, de la imprenta del monasterio de Subiaco, y fue realizada por C. SWEYNHEIM y A. PANNARTZ . En 1468 aparece en Ausburgo, bajo los auspicios de J. Mentelin de Espira, una segunda edición con comentarios de dos dominicos ingleses, N. TRIVETH y Th. WALEYS . A partir de este momento las ediciones se suceden, y entre ellas destaca la de J. AMERBACH en Basilea (1489-1490), quien también es autor de la editio princeps de la obra completa de Agustín (Basilea, 1506). No se trata todavía de una edición auténticamente crítica, pero existe constancia de que AMERBACH se interesó por la búsqueda de manuscritos.

Un importante hito en la historia de las ediciones de Agustín se produce en 1517, año en el que, a petición del impresor J. Froben, ERASMO DE ROTTERDAM emprende la edición de sus obras completas. Como se ha comentado anteriormente, ERASMO encargó al español LUIS VIVES la realización de unos comentarios al De civitate Dei . La edición aparece en 1522, prologada por ERASMO . De la misma existen varias reimpresiones.

Hay que destacar además la edición de las obras completas de los teólogos de Lovaina, en Amberes, en 1576-1577, en la imprenta de Plantino, y dirigida por T. COZÉE y J. VAN DER MEULEN , se caracteriza por su gran cuidado por la pureza del texto. Por otro lado, en 1669 los benedictinos de San Mauro en París plantean un nuevo proyecto de publicación de las obras completas. El volumen VII, que contiene el De civitate Dei , aparece en 1685. Ésta es esencialmente la edición que se reproduce en la Patrología de Migne, con la introducción de algunas nuevas lecturas 261 .

No será hasta finales del siglo XIX cuando se publiquen ediciones verdaderamente científicas y se establezca una historia del texto fiable. Entre dichas ediciones destacan en primer lugar las dos primeras publicadas en la Editorial Teubner, de las que se ocupó B. DOMBART (Leipzig, 1863 y 1877 respectivamente), para las que se consultaron nuevos manuscritos, la de E. HOFFMANN (1899-1900) en el Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum , en Viena, la tercera de B. DOMBART en Teubner (Leipzig, 1905-8), las de E. C. WELDON (Londres, 1924) y K. WEYMANN (Múnich, 1924). Finalmente, la edición que en la actualidad se considera canónica es la de DOMBART -KALB , que constituye la cuarta edición de la obra de la Editorial Teubner (Leipzig, 1928-1929). En dicha edición A. KALB realiza una profunda revisión del texto de DOMBART , consultando asimismo nuevos códices. Es ésta la edición que se reproduce en el Corpus Christianorum (ser. lat . XLVII, Turnhout, 1955) en casi todos los detalles.

La ciudad de Dios. Libros I-VII

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