Читать книгу Loncongüé, los fusilados de Sarmiento - Sergio F. Carciofi - Страница 12
Fuentes y versiones
ОглавлениеManuel Gálvez recuerda el hecho en su libro Vida de Sarmiento. El hombre de autoridad: “A fines de marzo llegan al campamento ochenta hombres, enviados por Urquiza. Descontentos, se sublevan. Terminada la breve lucha, el jefe hace fusilar a doce de esos hombres”.
El historiador Pérez Amuchástegui cuenta que “80 hombres enviados por Urquiza como contingente de Frontera, incorporados al regimiento 5º de caballería de línea, se amotinan y el jefe de la guarnición, coronel Antonino López Osornio, ordena el fusilamiento de 12 de ellos”.29
José María Rosa relata: “En marzo [de 1869] ochenta remitidos al fortín de Loncogüé, cerca de Nueve de Julio, se sublevan. Pero el jefe nacional consigue imponerse y fusila a doce”.30
El padre Meinrado Hux, al referirse a los cambios que había producido la asunción del presidente Sarmiento en los servicios de la frontera, cuenta que
durante la noche del 26 de marzo de 1869, se sublevó el contingente entrerriano que, como prisioneros, habían sido enviados a la frontera del Oeste bonaerense, engrosando el Regimiento 5º de Caballería. Un tal Chamorro encabezó el levantamiento. El tumulto empezó al grito: ¡Arriba los entrerrianos y mueran los porteños! El comandante Solano con su tropa adicta les hizo frente, sobre todo en la entrada del corral. Tras recio tiroteo pudo sofocar la rebelión. En la refriega murieron 12 soldados y 20 quedaron heridos.31
Por su parte, Pedro De Paoli hace mención al hecho cuando describe la situación en que Sarmiento recibe la presidencia y su arbitrariedad en la búsqueda de soluciones: “Con el ministro de Guerra ordena el fusilamiento de un infeliz Chamorro, entrerriano, que se subleva en el pueblo de Loncogue, cerca de 9 de Julio, y hace diezmar a sus partidarios”.32
En su Historia de la Argentina, Norberto Galasso apunta: “en Loncogüé, son detenidos varios entrerrianos enemigos de Urquiza; enviados por la fuerza, se sublevan y son fusilados por oficiales del ejército nacional, acción que recibe la aprobación de Sarmiento, quien, además, indica que sea fusilado Chamorro, jefe de esa partida”.33
El 10 de abril de 1869, el diario La Nación Argentina publica un relato pormenorizado de los hechos con un extenso tratamiento de la cuestión jurídica en diez capítulos, bajo el inquietante título de “Jurisprudencia de sangre”. El 12 de mayo anuncia: “Ayer hemos enviado a los señores senadores y diputados al Congreso el folleto en que se contienen los artículos publicados por La Nación Argentina sobre las matanzas de Loncogué.” La publicación es distribuida, con un apéndice de documentos oficiales en forma de separata bajo el título: Cuestiones de derecho militar, a propósito de las ejecuciones en Loncogué.34
Tanto el diario como el folleto se nos presentan como una fuente privilegiada porque fueron publicados en fecha muy próxima a la de los hechos. El diario expone las decisiones que el gobierno tomó respecto del motín, pero aún desconoce el resultado final: “Los tres sorteados que van a morir o habrán muerto ya, tal vez hubieran sido absueltos por un tribunal”, dice en el capítulo donde se cuestiona duramente el sorteo de los que serían diezmados.
El documento buscaba desesperadamente que el gobierno reconociera su equivocación y revisara su conducta, lo cual hubiera sido un triunfo político del mitrismo, pero no resultó así. Por otro lado, las publicaciones de La Nación Argentina se ocupan de analizar pormenorizadamente lo que considera un “hecho atroz que no tiene precedentes legales en el mundo, ni la ley que lo justifique”.
Para el diario mitrista los hechos fueron los siguientes:
Un contingente de soldados irregularmente enrolados se subleva en Loncogué (frontera del oeste) con el objeto de fugar, y hacer armas para conseguir su intento. Once individuos son muertos en la refriega, sin causar daño alguno a los que les intiman rendición. De cuarenta y tres individuos que resultan prisioneros, doce son fusilados en el acto sin forma de juicio y después de rendidos, es decir casi la tercera parte, lo que equivale a matar de cada tres uno. A los treinta y un rendidos y a la ejecución de cada tres de uno, se les manda diezmar sin audiencia y a sangre fría, aparte del cabeza que se manda fusilar anticipando la sentencia al juicio a que se le somete, invocando para todo ello un artículo de la Ordenanza Militar. Tal es el hecho descarnado.