Читать книгу Loncongüé, los fusilados de Sarmiento - Sergio F. Carciofi - Страница 15
Contradicciones a la vista
ОглавлениеAl diario mitrista La Nación Argentina39 que, como bien afirma Gálvez, “en un principio creíase que no colaboraba Mitre y que los brutales ataques al presidente eran obra exclusiva de José María Gutiérrez y del ex ministro Elizalde”,40 no le cuesta nada poner al descubierto las contradicciones de la decisión gubernamental.
Comienza diciendo que “la jurisprudencia gubernativa es absurda […] el procedimiento […] no puede ser más errado, ni más contrario a los fines de la justicia militar”; adjudica la carga de probar por parte de “un superior [que] atente contra la vida de un soldado sin proceder como Juez, si tuvo la necesidad imperiosa [de] obrar así, ya sea en defensa propia ya sea consultando la seguridad común de la tropa o las exigencias de la disciplina.” Cuestiona el hecho de que el coronel López Osornio “no explica cual fue esa necesidad ni que circunstancias hicieron indispensable la ejecución de los rendidos”, y resalta que el informe del comandante Solano “parecería indicar que la imperiosa necesidad no está justificada, único caso en que por excepción podría probarse la ejecución.”
La Nación Argentina critica que el gobierno haya manifestado anticipadamente que “aprueba y elogia la ejecución de los doce rendidos o capturados, efectuada por una orden verbal”, cuando “debió ordenar el esclarecimiento del hecho, por medio de un sumario y si la necesidad resultaba justificada reservar para entonces su aprobación”, cosa que, como veremos más adelante, el mismo presidente Sarmiento ordena investigar cuando López Osornio se niega a cumplir con la orden de diezmar a los capturados.
El diario se pregunta “si Chamorro era uno de los cabezas ¿por qué no fue fusilado como los otros doce a quienes por la misma circunstancia dice a renglón seguido que se vio obligado a ejecutar? Y acusa directamente al gobierno de Sarmiento de “dictar la sentencia antes que el tribunal […] pronuncie la sentencia”.
Trece días después, el coronel López Osornio cumple en parte la orden emanada desde el mismo despacho presidencial:
Comandancia en Jefe de la Frontera Oeste
Buenos Aires, Abril 15 de 1869.
Al Señor Inspector de Armas de la Nación, General D. Emilio Conesa
Tengo el honor de elevar a manos de V. S. la sumaria instruída contra el cabecilla Chamorro por el crimen de rebelión, el cual condenado por el Consejo, y en cumplimiento de la orden superior transmitida por esa Inspección General con fecha 1º del corriente fue pasado por las armas al frente del Regimiento el día 9, previas las formalidades de ordenanza […]
Dios guarde a V. S.
Antonino L. Osornio
En su informe el coronel López Osornio refiere que la orden para fusilar a Chamorro y diezmar a los restantes la recibe el día 1º de abril y no el 2 de abril, como así consta fechado en las órdenes firmadas por Gainza y Victorica. Además, llamativamente el informe es fechado en Buenos Aires y no en el campamento de Loncogüé, lo que nos hace suponer que el comandante López Osornio puede haberse presentado personalmente a dar su parte ante el presidente y el ministro, y planteado su disconformidad con lo resuelto. Veremos más adelante que haría saber su desacuerdo por escrito.