Читать книгу Loncongüé, los fusilados de Sarmiento - Sergio F. Carciofi - Страница 6

I. Introducción

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El 26 de marzo de 1869, un grupo de entrerrianos enviados por Urquiza a la frontera oeste para sumar soldados a los regimientos de línea fueron fusilados en Loncogüé, sin juicio previo y sin sentencia judicial alguna. Este hecho ocurrido como consecuencia del ¿motín?, ¿levantamiento?, ¿sublevación?, ¿intento de fuga? tuvo un profundo impacto público en los primeros años del gobierno de Sarmiento. Se lo consideró como “el más grave suceso de estos tiempos”.1 El diario La Nación Argentina lo describió como un hecho “atroz, inaudito, único en la historia del derecho militar que ha conmovido tan profundamente la sociedad”.2 Tanto es así que los hechos llegaron a ser debatidos en el Congreso Nacional. En la sesión del Senado de la Nación del 15 de junio de 1869, el senador Salustiano Zavalía los calificó de “actos atroces practicados por los que manejan la fuerza pública de la Nación”. Y días más tarde, en la sesión del 19 de junio del mismo año, el ex-presidente de la Nación y entonces senador Bartolomé Mitre, en referencia a hechos de estas características sostuvo: “La ejecución de un preso o prisionero sea o no delincuente político, sea bandolero o beligerante, yo la califico de asesinato […] Es un asesinato, porque todo hombre que no es muerto por sentencia de su juez natural, está mal muerto; y porque, aun cuando pueda serlo con motivo, no lo es con justicia y con legalidad”.3

Sin embargo, lejos de ser tratado por nuestra historia con la atención que un acontecimiento de ese tenor se merece, fue más bien soslayado y, con el correr del tiempo, olvidado. ¿Por qué? ¿Es posible que estos entrerrianos enviados a Loncogüé para engrosar las filas de la milicia de frontera no fueran criminales, convictos o malentretenidos, sino federales opositores a Urquiza? ¿Cuál habrá sido el rol del gobernador entrerriano en este hecho, cuál su connivencia con Sarmiento? ¿Es posible entender el fusilamiento de los entrerrianos en Loncogüé como un crimen político, de abuso de autoridad, como el fusilamiento de los peones patagónicos en 1921-1922, o el de los obreros en los basurales de José León Suárez en 1956, o de los presos políticos en la cárcel de Trelew en 1972? ¿Acaso la responsabilidad del presidente Sarmiento fue tal que hoy los hechos merecerían ser caratulados como un crimen de lesa humanidad?

1. Gálvez, Manuel, Vida de Sarmiento. El hombre de autoridad, Buenos Aires, Tor, 1957, pág. 304.

2. La Nación Argentina, “Cuestiones de derecho militar, a propósito de las ejecuciones en Loncogüé”, 1869.

3. Diario de sesiones del Senado de la Nación correspondiente al año 1869, Biblioteca del Congreso de la Nación.

Loncongüé, los fusilados de Sarmiento

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