Читать книгу Loncongüé, los fusilados de Sarmiento - Sergio F. Carciofi - Страница 14
IV. La decisión del Gobierno Nacional “Proceda a diezmarlos”
ОглавлениеSiete días después de los hechos, el 2 de abril de 1869, Rufino Victorica, ayudante de la Inspección General de Armas, eleva el informe de Solano; y López Osornio al ministro de Guerra, coronel Martín de Gainza:
Tengo el honor de acompañar a V. E. los partes que acabo de recibir del Comandante en Jefe de la Frontera del Oeste, Coronel Osornio, dando cuenta del escandaloso motín producido por el contingente entrerriano en la noche del 26 del pasado y el modo como fue sofocado completamente […]36
El mismo día, con una celeridad que llama la atención, el presidente Sarmiento ordena que se conteste la nota37, y en consecuencia simultáneamente el ministro Gainza aprueba “las medidas tomadas por dicho Jefe para contenerla” y ordena al inspector general de armas que comunique al coronel López Osornio “que, previo Consejo de Guerra verbal, proceda a hacer pasar por las armas al cabecilla Chamorro y diezmar el resto de los sublevados; dando cuenta del cumplimiento de esta resolución.”38 La “necesidad” del comandante Solano de fusilar a Chamorro es satisfecha.
Finalmente el coronel López Osornio recibe las instrucciones impulsadas por el presidente Sarmiento en una notificación firmada por Rufino Victorica también del 2 de abril de 1869 en la que, especialmente, dice que:
S.E. [Gainza, y por lo tanto también Sarmiento] me ha encargado le conteste: que es de su completa aprobación la brillante conducta observada tanto por V.S. como por el Teniente Coronel Solano, mayor Parodi y demás jefes, oficiales y tropa, que, con particular arrojo, sofocaron completamente el motín de que da cuenta; que respecto al cabecilla Chamorro haga V.S. como propone, formarle un consejo de guerra verbal, fusilándolo en seguida, y respecto de los demas sublevados, con arreglo al tratado 8.º título 10 de la ordenanza […] Proceda V. S. á formarlos al frente de la Division de su mando y a diezmarlos, pasando por las armas al que le toque designado por la suerte, dando cuenta despues de cumplida la disposición del Sr. Ministro, que dejo comunicada […]
El gobierno nacional, como si hubiese estado esperando ansioso la noticia, una vez informado del suceso expresa que es de “su completa aprobación la brillante conducta observada”. Es decir, haber sofocado el motín y, además, haber fusilado sumariamente a doce amotinados sin previo consejo de guerra, juicio y sentencia les parece algo brillante. Y, como si fuera poco, propone, formarle un consejo de guerra verbal y fusilar enseguida al cabecilla Chamorro con la sola opinión del comandante Solano, sin haber tenido a su disposición más elementos que dieran cuenta de que, efectivamente, Chamorro era el cabecilla. También está claro que al gobierno nacional no le importa si Chamorro fue realmente el cabecilla o no, porque adelanta, sin más, la sentencia que debería haber sido consecuencia de la valoración de los hechos con las pruebas. La decisión, sin más que se cumpla con la formalidad del consejo de guerra pero que luego no pierda más el tiempo y que lo fusile enseguida.