Читать книгу Evo en la mira - Stella Calloni - Страница 6

Introducción a la presente edición

Оглавление

Esta es una introducción necesaria para la edición actualizada de Evo en la mira, CIA y DEA en Bolivia, ante el nuevo golpe de Estado cívico, policial y militar ocurrido entre octubre y noviembre de 2019 en ese país. Su preparación data de los primeros meses de 2018, cuando comenzó a endurecerse la campaña contra el mandatario boliviano con las constantes denuncias ante el Congreso de los Estados Unidos, por parte de la representante de La Florida, Ileana Ros Lehtinen del grupo cubanoamericano de Miami, que hostiga a Cuba y a todos los gobiernos progresistas.

Ros Lehtinen integra el grupo de representantes cubanoamericanos que preside Marcos Rubio, junto a Bob Menéndez y Ted Cruz, como asesores del presidente Donald Trump para América Latina y el Caribe, junto a personajes siniestros para nuestra región como Roger Noriega y Elliot Abrams, entre otros.

De esta manera, el golpe de Estado en Bolivia comenzó con el disparador de la palabra “fraude” que el secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro —considerado un traidor en América Latina— pronunció sin sustento alguno, dando la señal esperada por los complotados para actuar. Esta es la continuidad del golpismo de Estados Unidos: eterno allí, en Venezuela y en otros países del continente.

Desde que Estados Unidos logró desarmar las estructuras de la revolución nacionalista de 1952 en Bolivia, hecho en el que tuvo un rol decisivo el embajador estadounidense Spruille Braden, los organismos de Inteligencia como la CIA y luego la DEA permanecieron allí hasta la llegada de Evo Morales al gobierno en enero de 2006.

Braden fue también el instigador del golpe militar que derrocó el 16 de septiembre de 1955 al general Juan Domingo Perón de su segundo e histórico mandato presidencial, imponiendo la dictadura de la “Revolución Libertadora” popularmente conocida como “fusiladora”.

Asombra el modo en que muchos analistas niegan el rol de Estados Unidos como artífice del actual golpe en Bolivia, cuando en realidad fue diseñado, impulsado, financiado y dirigido desde Washington al igual que el de septiembre de 2008, cuando los mismos grupos supuestamente “cívicos” de Santa Cruz de la Sierra —que conforma la llamada “Media Luna”, la zona más rica de Bolivia, junto con los departamentos de Pando y Beni—, expertos en paramilitarismo, quemaron ciento setenta y un edificios y produjeron la masacre de los indígenas que marchaban en apoyo del presidente Morales, a quien intentaron acusar de la matanza. Fue la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) la que en esos momentos denunció la verdad de los hechos, ayudando a frustrar y derrotar el golpe.

El escenario de fines de 2019 marca otro momento en la vida política del continente. El golpe se produce con la complicidad de los gobiernos ultraderechistas de Jair Bolsonaro en Brasil y Mauricio Macri en Argentina, que han colaborado activamente como países con fronteras maleables con Bolivia.

También en momentos en que Estados Unidos está en abierta ofensiva para avanzar sobre América Latina con el proyecto geoestratégico de la recolonización continental. Como expresó públicamente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo que se está aplicando a América Latina en su conjunto es la Doctrina Monroe de 1823: “América para los americanos, desde Alaska hasta Tierra del Fuego” (es decir, para los norteamericanos) en su esencia imperial.

Desde fines de los 90, el proyecto para América Latina en el siglo XXI era nada más y nada menos que la recolonización regional, y el control efectivo de sus recursos naturales y su territorio. Convertir a la región en una especie de “estados libres asociados” que de libres y socios no tienen nada. Basta ver al pueblo de Puerto Rico.

Por todo esto, invadieron América Latina con sus “fundaciones” a lo largo del siglo XX, las que conformaron una red de arañas en el continente, mediante las llamadas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que, en algún tiempo, cuando en Europa se jugaba a la socialdemocracia, fueron interesantes para resolver algunas situaciones en nuestra siempre resistente región.

También a fines del siglo XX trasladaron al Comando Sur, ubicado en la zona del Canal de Panamá, hacia Fort Bening en La Florida. En el Comando Sur tenían una serie de importantes bases militares, y entre sus formidables creaciones estaba la Escuela de las Américas, cuna de la formación de militares y paramilitares para sembrar el terrorismo de Estado en nuestro continente. No es que se fueran de nuestra región, sino que ante sus proyectos bélicos para el siglo XXI, el Comando Sur resultaba más que obsoleto, un blanco muy atractivo para una posible respuesta militar o “retaliación” como se dice en sus términos.

La estrategia fue “sembrar” el Comando Sur en Sudamérica, Centroamérica y el Caribe con bases militares terrestres, aéreas y navales. Desde el comienzo de la expansión a fines del siglo XIX y principios del XX, comenzaron esparciendo dictaduras brutales en Centroamérica y el Caribe y hasta allí donde alcanzaran sus tentáculos. Todavía sus tanques pensantes no pueden explicar cómo en medio de esas dictaduras, en 1959, en una isla pequeña —especialmente si uno la compara con la sede imperial— a noventa millas de sus costas, surgió la Revolución Cubana que es, hasta ahora, el único país independiente de la región, a un costo muy alto, por cierto.

Después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, con la aplicación de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, nuestra región debió someterse a las necesidades de lo que llamaron “Occidente”. Nos aplicaron la Doctrina de Seguridad Nacional y nos instalaron dictaduras en todo el continente.

A partir de los años 60 y en los constantes y dialécticos cambios, aparece el trazado de la guerra contrainsurgente que nos aplican con todo rigor. La misma doctrina —aunque modernizada— es la que hoy regresa a la región para instalar “democracias de seguridad nacional”: de su seguridad nacional y de nuestra inseguridad colonial.

Evo en la mira

Подняться наверх