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Ejemplos extranjeros

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Agatocles 64 , tirano de Siracusa, fue un hombre de atrevida astucia. Después de que los cartagineses habían ocupado [4 , 1] la mayor parte de su ciudad, hizo pasar sus ejércitos hasta África para así conjurar el miedo con miedo y la violencia con violencia. Y no sin resultado, puesto que los cartagineses, desconcertados ante su llegada imprevista, recobraron de buen grado su propia seguridad a cambio de la salvación de sus enemigos y acordaron que al mismo tiempo África quedara libre de sicilianos y Sicilia de cartagineses. Pues bien, ¿qué habría sucedido si hubiese persistido en proteger las murallas de Siracusa? Sicilia se habría visto acosada por los males de la guerra y habría dejado que Cartago, libre de cuidados, disfrutara de las ventajas de la paz. Ahora bien, al infligir el mismo daño que él padecía, al atacar las fuerzas ajenas en vez de defender las propias, cuanto más serenamente abandonó su reino, tanto más seguro lo recuperó.

[2] Y es más, ¿acaso Aníbal, antes de entablar combate en Cannas, no tuvo enredado al ejército romano en los múltiples lazos de su astucia, hasta abocarlo a aquel resultado tan aciago? En primer lugar, se las arregló para que los romanos tuviesen el sol de cara, así como el polvo, que en aquella región el viento suele levantar en grandes cantidades 65 . En segundo lugar, ordenó a una parte de sus tropas que, en mitad del combate, se diera adrede a la fuga. Con ello Aníbal pretendía que una legión romana que se había desgajado del resto del ejército para ir tras aquel grupo, fuese aniquilada a manos de unos cuantos de los suyos que previamente había dispuesto en una emboscada. Por último, sobornó a cuatrocientos caballeros que, tras fingir que habían desertado, se presentaron ante el cónsul. Éste, como suele hacerse con los desertores, ordenó que depusieran las armas y se retiraran hasta las últimas filas. Y fue en ese momento cuando desenvainaron las espadas que llevaban ocultas entre la túnica y la coraza y cercenaron las corvas de los guerreros romanos. En esto estribaba la gallardía de los cartagineses, cimentada sobre artimañas, insidias y mentiras. Y ésta es la excusa más acertada para nuestro valor burlado, que resultamos engañados más que vencidos 66 .

Hechos y dichos memorables. Libros VII-IX. Epítomes.

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