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IX. EL TEXTO DE NUESTRA VERSIÓN

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Para la traducción de los libros I-IV del De Architectura hemos seguido el texto crítico de los que han sido publicados en la Collection Budé. En cuanto al libro V, y dado que actualmente es el único que falta en dicha colección para concluir la obra de Vitruvio, hemos suplido la carencia siguiendo la edición de Krohn (1912), que hemos ido cotejando con las de Rose (1899), Fensterbusch (1964) y Gros (1997); por ello, se advierte al lector mediante nota cada vez que hemos adoptado una determinada lectura de éstos frente a la de Krohn. Por otra parte, además de las que se indican de forma ocasional en nota, hemos tenido a la vista permanentemente las traducciones españolas de Oliver Domingo, Andreu, Blánquez y Ortiz y Sanz; las francesas de los libros de la Collection Budé publicados, así como la de Maufras; la italiana de Calvo y Romano; y las inglesas de Granger y Rowland.


1 Durante la Edad Media, el interés por la figura de Vitruvio como autor fue prácticamente inexistente. El primer intento de biografía apareció en el siglo XVI de la mano del humanista francés Guillaume Philandrier, que compuso en latín una escueta reseña biográfica dentro de sus In decem libros M. Vitruvii Pollionis de Architectura Annotationes , publicadas en Roma en 1544. Más tarde, la mayoría de los editores siguieron haciendo breves semblanzas para anteponerlas a la obra, siempre elaboradas a partir de las noticias extraídas del De Architectura .

2 FRONT ., Acued . 25, 1 y 2: «Fue introducida por Agripa (sc . cierta medida de lámina para hacer tuberías), según piensan algunos, pero, según otros, lo fue por los fundidores de plomo a propuesta del arquitecto Vitruvio». Esta identificación parece segura porque FRONTINO (Límit . 10, 20), al afirmar que «algunos arquitectos escribieron que los templos están correctamente orientado si miran hacia el oeste», sin duda se hace eco de lo que Vitruvio recomienda en IV 5, 2: «si no hay razón que lo impida y hay libertad de decisión, el templo y la imagen que vaya a colocarse en el interior de la cella se orientarán en dirección al ocaso»; de donde se infiere que conocía al arquitecto y su obra.

3 FAV ., 262, 3: De artis architectonicae peritia multa oratione Vitruvius Pollio aliique auctores scientissime scripsere , «acerca de su experiencia en el arte de la arquitectura con mucho fundamento escribieron eruditamente Vitruvio Polión y otros autores».

4 SERV ., En . VI 43: «Vitruvio, el que escribió sobre arquitectura, habla del ostium (puerta), término que deriva de obstar , para referirse al sitio por el que se nos impide que entremos». La referencia, sin embargo, es ilocalizable en el De Architectura , ¿quiere esto decir que hubo otro Vitruvio o que el que conocemos escribió alguna otra obra?

5 SID ., Cartas IV 3, 5: «...una cultura única y sin parangón, sobresaliente en la argumentación dentro de los más diversos campos, acostumbrada a debatir con los grandes maestros de cada una de las artes, y tal que, si la ocasión lo exige, no vacila en sostener el plectro frente a Orfeo, el báculo frente a Esculapio, la regla frente a Arquímedes, el horóscopo frente a Éufrates, el compás frente a Pérdix y la plomada frente a Vitruvio». Cf ., además, id., ibid . VIII 6, 10.

6 Así se viene aceptando desde la edición de Giovanni Giocondo de 1511.

7 Existe vacilación antigua entre «Vitruvio» y «Vitrubio», pero a tenor de la forma latina generalizada, Vitruvius —y en última instancia del nombre bien atestiguado de la gens Vitruvia —, la escritura inapelable debe ser «Vitruvio». No obstante, la epigrafía también documenta la forma Vitrubius (cf. CIL, X 3120 y 6191; IL Alg. , I 1084, 1086 y 2721), reflejando una confusión gráfico-fonética imputable al betacismo, que igualó en época posclásica las pronunciaciones de «v» semiconsonántica y «b». Una vacilación similar sufrió el orlónimo Vesuvius , consagrado como «Vesubio», pese a su etimología; así, la forma Vesuvius está generalizada, pero se lee Vesubiani en PLIN ., III 136, Vesubius en Ps. AUR . VICT ., Epít . X 12, 145, y CIL , VI 24364. Lo mismo ocurre con Danuvius , que aparece en Ov., Pónt . IV 9, 80, HOR ., Od . IV 15, 22, y MELA , II 8, 29, alternando en parecida proporción con Danubius , atestiguado entre otros por CÉS ., Gal . VI 25, 2, VEL . PAT ., II 110, 1, y PLIN . JOV ., Pan . XVI 2, de donde «Danubio».

8 Cf . VII pref., 10.

9 Cf . JOSÉ ORTIZ y SANZ , en las Memorias sobre la vida de Vitruvio , que preceden a su traducción de Los Diez Libros de Architectura de M. Vitruvio Polión (ed. facsímil de Madrid, 1787), Madrid, 1991, XV. Sobre los diversos praenomina ele Vitruvio, cf . E. PASOLI , «Vitruvio nella storia della scienza e della, tecnica», Atti delle Scienze Istit. Bologna, Memorie 66 (1971-1972), 1-37.

10 SERVIO (Buc . III 85) atestigua que había vacilación entre Pollio y Polio .

11 Cf . PH . FLEURY , Vitruve. De L’Architecture livre I , París, 1990, introd., X.

12 La posibilidad se materializaría críticamente con la inserción en el texto de FAVENTINO (262, 3) de una coma entre ambos nombres: Vitruvius, Polio aliique auctores . A esta tesis no puede contraponérsele otra objeción que el texto de una inscripción funeraria hallada en Miseno (CIL , X 3393), en la que se ha querido leer la dedicatoria «a Vitruvio Polión architecto», pero su mal estado la descarta como prueba.

13 Cf . F. GRANGER , Vitruvius: De Architectura , Cambridge (Mass.)-Londres, vol. II, introd., XVIII.

14 El nombre de Publius Vedius Pollio aparece en dos inscripciones: AE (2001), 890f, y CIL , X 1556. Se lo ha querido identificar con un caballero romano amigo de Octaviano, mencionado por SÉNECA (Clem . I 18, 2; Ira III 40, 1), TÁCITO (An . I 10, 5) y PLINIO (IX 77; IX 167); podría citarlo también DIÓN CASIO (LIV 23), pero no es seguro.

15 El nombre completo de este personaje y su profesión de arquitecto constan en dos inscripciones procedentes respectivamente de Formia y Terracina: CIL, X 6126 y 6339.

16 Resulta imprescindible citar respecto a estas cuestiones el artículo de B. BALDWIN , «The date, identity and career of Vitruvius», Latomus 49, 2 (1990), 425-434, que, pese a su brevedad, recoge las claves de un problema para cuya solución —como él mismo afirma— no hay evidencias externas: «Vitruvius ultimately remains an enigma in terms of precise knowledge of his identity, chronology and career».

17 Esta basílica no puede cotejarse con ningún vestigio arqueológico existente.

18 CIL , V 3464.

19 El sobrenombre de Cerdo , «zapatero», figura en el nombre completo de Vitruvio que traen algunos mss. del siglo XV , posiblemente tomado de la inscripción veronense, lo mismo que el prenombre de Lucius , que va contra la tradición manuscrita. Cf . FLEURY , Vitr. I , introd., XI.

20 Sobre esta discordancia técnica, cf . IV 2, 5.

21 CIL , VIII 18913: «Marco Vitruvio Mamurra construyó el arco de su propio dinero».

22 Cf . P. THIELSCHER , «L. Vitruvius Mamurra», s.v. Vitruvius. RE 2.a ser., 9 (1961), col. 427-489. La hipótesis de Thielscher fue inmediatamente rebatida, entre otros, por P. RUFFEL , J. SOUBIRAN , «Vitruve ou Mamurra?», Pallas 1 I (1962), 123-169.

23 Cf . CÉS ., Gal . IV 17 y VI 9; PLIN ., XXXVI 48. Era un caballero romano nacido en Formia, que, según Plinio, fue el primero en Roma que recubrió las paredes de su casa con placas de mármol y la adornó con columnas enterizas, hechas igualmente de mármol traído de Caristio y de Luna (Carrara).

24 Cf . CAT ., XXIX, XLII, LVII. La mala reputación de este Mamurra lo convirtió en blanco de las invectivas de otros autores; CATULO (XLII 4) le llamó decoctor Formianus («despilfarrador formiano»), y HORACIO (Sát . I 5, 37), haciendo extensivas sus chanzas a su ciudad natal, la llama Mamurrarum urbs («ciudad de los Mamurras»). Cf . M. ASPER , «Catull, Mamurra und Caesar: eine öffentliche Auseinandersetzung?», en TH . BAIER , F. SCHIMANN (edd.), Fabrica. Stud. ant. Lit. Rez ., Stuttgart, 1997, 65-78.

25 Cf. CIL , X 6143; 6169 y 6190; Latium , 6.

26 Cf . D. R. SHACKLETON BAILEY , Cicero: Epistulae ad familiares , Cambridge, 1977, com. ad Att . XIII 52, 1.

27 Cf . I pref, 3; I 1, 7; VI pref., 5.

28 Así lo cree BALDWIN (op. cit ., 431), quien recuerda que Vitruvio para César era simplemente notus («conocido», cf . I pref., 2).

29 Edición y traductión al francés de J.-Y. GUILLAUMIN , Balbus, Présentation systématique de toutes les figures. Podismus et textes connexes: extraits d’Epaphrodite et de Vitruvius Rufus, La mesure des Jugères , Nápoles, 1996.

30 Herzog August Bibliothek, Cod. Guelf . 36.23 Augusteus 2 (siglo VI ), Arktektonis (sic) liber , 6v-16v. Cf . P. THIELSCHER , RE IX, 1, col. 463-464.

31 El testimonio de SERVIO (En . VI 43) anteriormente aducido no está exento de controversia, pues se ha señalado la posibilidad de que el Vitruvio al que el comentarista alude no fuese el arquitecto clásico, sino este Vitruvio Rufo (cf . BALDWIN , op. cit ., 428-429, nota 30).

32 Nos referimos aquí a la incripción ya citada del arco de los Gavios en Verona, a partir de la cual se ha postulado que Vitruvio pudiera haber sido originario de aquella ciudad. Tratándose de incripciones funerarias, ORTIZ Y SANZ (Memorias cit ., XV) consideró como una cuestión de sentido común que no se tuvieran en cuenta para especular sobre el lugar de nacimiento de una persona, porque «las inscripciones, y aun la del mismo Vitruvio si se hallase, denotan el lugar de la muerte y entierro, no el del nacimiento».

33 Cf. AE (1989), 523.

34 Cf. CIL , VIII 978, 4156, 5867, 7954. 16209, IL Alg-02-02 , 6020, etc. Las inscripciones norteafricanas que contienen el nombre de la gens Vitruvia alimentaron la tesis de una supuesta africitas de Vitruvio, en favor de la cual se buscaron en la prosa de la Arquitectura rasgos lingüísticos comunes a escritores de esa procedencia, pero hoy en día dicha tesis ha quedado superada y prevalece la idea de que Vitruvio compuso su obra en Roma.

35 AE (1998), 208; CIL , VI 29104, 29106, 29107, 36565.

36 Cf . II 7, 3: «Si se hallaran cerca de la Urbe, estaría bien que todas las obras se llevaran a cabo con piedras de aquellos talleres».

37 Cf . II 9, 16: «Si hubiese facilidad para transportar esta madera hasta la Urbe, se contaría con sus grandísimas ventajas en los edificios».

38 Cf . LIV ., VIII 19, 4.

39 Cf. De Verborum Vitruvianorum Significatione sive Perpetuus in M. Vitruvium Pollionem commentarius. Auctore Bernardino Baldo Vrbinate, Guastallae Abbate. Accedit vita Vitruvii, eodem auctore , Augsburgo, 1612, 199-207.

40 Sobre estos municipios, cf . II 6, l, nota ad loc . Vitruvio delimitará la zona a la que nos referimos especificando (V 12, 2) que la puzolana «se encuentra en la zona que se extiende desde Cumas hasta el cabo de Minerva».

41 Cf . ESTR ., V 4. 3-9.

42 Quizá porque en tiempos de Vitruvio, siendo un producto de reciente descubrimiento aún no existía conciencia de que la mejor calidad se extrajera de aquella ciudad; cf . SÉN ., Nat . III 20, 3; PLIN ., XVI 202, XXXV 166-167.

43 Putéolos tuvo también presencia de la gens Vitruvia , atestiguada por la epigrafía (cf. CIL , X 2659, donde se alude a un Vitruvius Aprilis ).

44 Cf . G. LUGLI , La tecnica edilizia romana. Con particolare riguardo a Roma e Lazio , Roma, 1957 (reimp. 1988), 373.

45 Como muestra de ello, en VIII 3, 27, el propio Vitruvio reconoce abiertamente haber tomado de libros griegos, cuyos autores cita, la información relativa a los manantiales, y en VII pref., 1-3, enumera también los autores a los que debe reconocimiento.

46 Cf . VI pref., 4.

47 El hecho de que Vitruvio dispusiera de libros para sus estudios sugiere la posibilidad de que contara con una biblioteca personal, pero es más verosímil que pudiese acceder a alguna privada, y, en todo caso, desde el 39 a. C. estuvo abierta la primera biblioteca pública de Roma, fundada por Gayo Asinio Polión en el Atrium Libertatis (Ov., Trist . III 1, 71; PLIN ., VII 115; XXXV 10; ISID ., Etim . VI 5, 2).

48 Cf . I 1, 11-12: «No creo que tengan derecho a declararse arquitectos, a la ligera, salvo quienes, subiendo desde su niñez por esa escalinata que constituyen las disciplinas, formados en el conocimiento de buena parte de la literatura y de las artes, hayan alcanzado el pináculo del templo de la Arquitectura (...). Quienes se educan en estudios diversos desde edades tempranas reconocen en todas las obras esos mismos rasgos comunes a todas las disciplinas, y por esa razón todo lo asimilan con relativa facilidad».

49 Cf . I 1, 11 y 12.

50 Cf . I 1, 12, nota ad loc.; VI pref., 4. Vitruvio traduce solo a medias la expresión griega enkýklios paideía , que es orbis doctrinae en QUINTILIANO (I 10, 1) y se corresponde conceptualmente con la de artes liberales de CICERÓN (Sobre el Or . III 127).

51 El sistema educativo basado en la encyclios disciplina deriva en última instancia de una reflexión fïlosófica heredada de Platón y Aristóteles. Sobre la cuestión, cf . A. P. Bos, «Exoterikoi Logoi and Enkyklioi Logoi in the Corpus Aristotelicum and the Origin of the Idea of the Enkyklios Paideia», Journ. Hist. Id ., vol. 50.2 (1989), 179-198.

52 Cf . P. GROS , «Hermodoros et Vitruve», Mél. Éc. Franç. Rom. Ant . 85 (1973), 137-161.

53 La redacción del prefacio del libro I supone una obra ya completada —cualquiera que sea el número de sus libros— y lista para su publicación. Cf . I pref., 3: «en estos volúmenes he sacado a la luz todos los principios de esta disciplina».

54 Cf . SUET ., II 22; AUG ., RG I 4. La paz subsiguiente quedó simbólicamente representada con el cierre del templo de Jano en el 29 a. C. (cf . AUG ., RG I 13). En el año 28 a. C., también se celebraron los triunfos por los éxitos militares obtenidos en Hispania y en África por sus generales.

55 A estas circunstancias alude Vitruvio de forma eufemística (cf . I pref., 1): «En tanto que la voluntad de tu espíritu divino, mi general César, se enseñoreaba del mundo...».

56 Cf . I pref., 3: «... me paré a pensar que tú has promovido y sigues promoviendo muchas edifïcaciones». En el 29 a. C., la política de Octaviano en materia de edifïcaciones se orientó especialmente a la restauración, llegando a rehabilitar hasta ochenta y dos templos, «sin descuidar ninguno que lo necesitara», como él mismo dice en AUG ., RG XX.

57 Cf . SUET ., II 7, 2; VEL . PAT ., II 91. A propuesta de Munacio Planco, el Senado decidió que debía llamársele Augusto en sesión celebrada el 16 de febrero del 27 a.C. (cf . LIV ., Epít . CXXXIV 102 y 103).

58 Cf . PROP ., II 10, 15; Ov., Met . I 204; HOR ., Od . IV 14, 3. De los ejemplos citados, en los que se invoca al príncipe como Augusto, el más temprano es el del libro segundo de las Elegías de Propercio, cuya publicación debió de tener lugar el 26 o el 25 a. C.

59 Cf . GRANGER , vol. I, intr., XIV.

60 Cf . I pref., 2. Octavia la Menor casó con Marco Antonio para sellar la alianza entre éste y Octaviano en el 40 a. C., y sería repudiada al declararse la guerra entre los triunviros, en el 32. Su recomendación implica un trato de favor, y quizá un recuerdo del usus familiaris y de la posible relación clientelar de Vitruvio con Marco Antonio.

61 Conocemos la estela funeraria, fechada hacia el año 100, de un tal Gaius Vedennius Moderatus , que sirvió durante veintitrés años como architectus armamentarius bajo los emperadores Vespasiano y Domiciano; en ella se recuerdan las recompensas (dona militaria) que obtuvo al licenciarse (cf. CIL , VI 2725).

62 Cf . D. CAS ., LIII 1, 3; AUG ., RG II 8. El término recognitio , «revisión», que Vitruvio emplea en I pref., 2, se refiere probablemente a un examen de la situación censal de los componentes de los ordines . Un empleo semejante de este término se encuentra en LIVIO , XLII 19, 1, y en SUETONIO , V 16, 1-2. Octaviano debió de pasar revista personalmente a Vitruvio, y en ese momento atendería la recomendación de su hermana Octavia.

63 Cf . II pref., 4. Las arrugas y la pérdida de las fuerzas son la señal de la senectud, de acuerdo con el tópico (cf . VIRG ., Geórg . III 67; Ov., Met . XV 234-236; ISID ., Etim . XI 2, 30) Según CENSORINO (Día nac . XIV 2), que dice seguir a Varrón, la etapa en que el hombre tiene las fuerzas necesarias para prestar servicios al Estado en la milicia termina a los cuarenta y cinco años (cuarenta y seis, según AULO GELIO , X 28); a partir de esa edad el hombre es un senior hasta los sesenta, en que se convierte en senex . No obstante, la alusión a la enfermedad hace suponer que tiene menos de sesenta años, edad en la que las fuerzas ya estarían mermadas, como un achaque que no necesitaría matices.

64 Cf . VI pref., 5.

65 Cf . II pref., 4: «Con las fuerzas auxiliares de mis conocimientos y mis escritos espero alcanzar tu favor»; VI pref., 5: «Con la publicación de estos volúmenes seré conocido —como así lo espero— incluso por la posteridad».

66 Cf . I pref., 2. César fue el primero en llevar máquinas de guerra con las tropas legionarias de forma permanente, para defender posiciones estratégicas. Su manejo y mantenimiento correspondía a los ingenieros militares, praefecti fabrum (cf . VEG ., Epít . II 11), de los que tanto la epigrafía como la literatura nos brindan muchos nombres, algunos famosos, como el de Magio, a las órdenes de Pompeyo (cf . CÉS ., Civ . I 24, 4), o el de Volumnio, que sirvió con Marco Antonio (cf . NEP ., XII 4), o incluso el de Mamurra, que también fue praefectus fabrum de César en las Galias (cf . PLIN .. XXXVI 48). Estos praefecti podían ser también arquitectos, como atestigua AMIANO MARCELINO (XXIV 4, 28). En X 10-12. Vitruvio demuestra su competencia en los asuntos tocantes a la mecánica (machinatio) , lo que viene a corroborer su declaración de I pref., 2.

67 Cf . CÉS ., Gal . I 10, 3.

68 Cf . II 1. 4.

69 Cf . I 4, 11.

70 Cf . IX 1, 1.

71 El suceso no está documentado en otra fuente ni se puede datar con precisión; aunque podría tratarse de un episodio de comienzos de la guerra civil, es poco probable por cuanto César no lo menciona en sus Comentarios . La cuestión es que los habitantes de esta ciudad se habían negado a suministrar provisiones a las tropas de César. La identificación de la ciudad es asimismo dificultosa (cf . II 9, 15, nota a «Larigno»).

72 Cf . II 9, 11.

73 Cf . CÉS ., Civ . I 11. 14.

74 Cf . CÉS ., Civ . I 35, 1 ss. Los delegados masilienses que se reunieron con César manifestaron que, pues habían recibido beneficios tanto de él como de Pompeyo, no tomarían partido por ninguno de los dos y se negaron a abrirle las puertas de la ciudad.

75 Cf . SUET ., I 34, 2.

76 Cf . II 1, 5.

77 Vitruvio parece inclinar sus simpatías hacia los masilienses: no alude al resultado del asedio, pero sus palabras dan a entender que la ciudad logró repelerlo después de oponer la inteligencia de sus arquitectos frente a las máquinas de guerra (cf . X 16, 11-12).

78 Cf . K. JEPPESEN , «Vitruvius in Africa», en H. GEERTMAN , J. J. DE JONG (edd.), Munus non ingratum. Proc. Intern. Symp. on Vitr. De Arch . (1987). Leyden, 1989, 31-33.

79 En el texto figura Masinissae filius («hijo de Masinisa»). La tradición manuscrita es unánime en la lectura, pero hay un error obvio, ya que el rey númida Masinisa, que fue siempre aliado de los romanos, murió en 148 a. C. No sabemos cómo se produjo la confusión entre los nombres de Masinissa y Masintha , pero es difícil que se deba a Vitruvio. Éste se refiere en VIII 3, 25, a que Gayo Julio Masinta era señor de Ismuc, una plaza fuerte próxima a Zama, así como de las tierras que la circundaban.

80 Se sabe que muchos líderes gétulos y númidas se pasaron al bando de César solo porque éste era sobrino de Mario, a quien habían apoyado tiempo atrás. Las circunstancias hacen suponer que Masintha pudiera pertenecer a la familia de Hiarbas, el usurpador del trono de Hiempsal que fue depuesto por Pompeyo.

81 Hiempsal era hijo de Micipsa —el rey de Numidia— y nieto de Masinisa.

82 Cf . VII 9, 2. Este Faberio podría ser el mismo que menciona CICERÓN (Át . XII 21, 2; 25, 1: 51, 3, etc.) como deudor suyo. Tras el asesinato de César, Marco Antonio lo tomó a su servicio, con el ánimo de dar autenticidad mediante su firma a ciertos documentos que quería hacer pasar por emitidos por César (cf . AP .. BC III 5; D. CAS ., XIV 3).

83 Cf . VII 11, 1.

84 Cf . CIC ., Át . IV 6, 4; 14, 1, y VI 2, 3; Fam . VI 11, 2, etc.

85 Cf . II 3, 4, nota ad loc .

86 Las pruebas apuntan más bien en sentido contrario: la misma noticia figura en PLINIO , XXXV 14. que podría haberla tomado de Vitruvio, pero también de una fuente común.

87 Mitilene, en I 6, 1; Patras, en II 8, 9; Sardes y Halicarnaso, en II 8, 10 ss.; Éfeso, en II 9, 3; Priene, en I 1, 12; Tralles, en II 8, 9, etc.

88 Cf . Sobre los colcos, cf . II 1, 4; sobre los frigios, cf . II 1, 5 y VIII 3, 10.

89 Vitruvio enumera en VII pref., 12, una serie de arquitectos griegos que dejaron volúmenes en los que trataban sobre las obras que diseñaron y construyeron.

90 La Torre de los Vientos (I 6, 4), la cabaña del Areópago (II 1, 5), los Muros Largos (II 8, 9), el templo de Zeus Olímpico (III 2, 8), el pórtico de Éumenes, el santuario de Dionisos con su teatro anejo, el Odeón (V 9, 1), el Partenón y el arsenal del Pireo (VII pref., 12), el templo de Zeus Olímpico (VII pref., 15). Vitruvio describe erróneamente la disposición del templo de «Palas Minerva, en la Acrópolis de Atenas» (cf . IV 8, 4 y nota ad loc.) , que no se corresponde con el Partenón, sino con una sección del Erecteo.

91 Cf . I pref., 2.

92 Cf. loc. cit . Nótese aquí el empleo del término studium , «adhesión», que tiene fuertes connotaciones políticas.

93 Vitruvio abraza ahora sin rubor la causa de Octaviano por ser la victrix causa y, por ende, la que ha complacido a los dioses, como en el siglo siguiente dirá el poeta LUCANO (I 127, victrix causa deis placuit, sed victa Catoni ) al referirse a la derrota de Pompeyo frente a César en la batalla de Farsalia. En todo caso, la remisión a la voluntad de los dioses es tópica (cf . PLIN . JOV ., Paneg . 56, 3), y denota la cautela de Vitruvio, que desea acomodarse a la nueva situación política.

94 E. GABBA , «La praefatio di Vitruvio e la Roma Augustea», Acta Class. Univ. Debrec . 16 (1980), 49-52.

95 A mediados del 41 a. C., Marco Antonio llegó a Tarso, en la costa sur de Asia Menor, pero pronto regresaría. En el 39 a. C., con el fin de rechazar a los partos, envió a Asia Menor a uno de sus generales, Publio Ventidio Baso, quien había estado con César en las Galias y se le había unido a la muerte del dictador. En el 37 a. C., Marco Antonio relevó a Ventidio y se puso él mismo a la cabeza de la lucha contra los partos. Si Vitruvio servía en las tropas de Antonio, pudo estar en Asia durante este período.

96 Cf . I pref., I y notas ad loc .

97 Cf . D. CAS ., LII 41, 3: «Éstos y todos los demás que ya he descrito en este relato anteriormente fueron los acontecimientos del año en que Octaviano fue cónsul por quinta vez y asumió el título de imperator . Y no me refiero aquí al título que de vez en cuando se concede, según la antigua costumbre, a los generales en reconocimiento de sus victorias —título que él recibió muchas veces antes de recibir éste, y que con posterioridad recibió muchas veces más de forma honorífica por sus logros, de tal manera que ganó el nombre de imperator en veintiuna ocasiones—, sino más bien a otro significado del término, que denota la posesión del poder supremo, en el sentido que le fue concedido a su padre César y a los sucesores de Octaviano». Nótese que Vitruvio invoca a Octaviano como imperator en seis ocasiones a lo largo de su obra. Cf . I pref., 1 y nota ad loc .

98 En este sentido, SUETONIO (II 51, 1) se refiere a las «numerosas y muy significativas pruebas de la clemencia y moderación» de Octaviano, ya que concedió el perdón y la inmunidad a muchas personas de diversa condición pertenecientes al partido contrario, a las que permitió incluso ocupar puestos importantes en el Estado.

99 Cf . I pref., 3.

100 Cf . FRONT ., Acued . 9, 1 ss.

101 Cf. id., op. cit . 99, 1 ss.

102 Este equipo se constituiría en servicio público como una cura aquarum por iniciativa de Octaviano, que después de la muerte de Agripa en el 12 a. C. asumió sus competencias. Cf. id., op. cit . 98, 3 y 118, 1.

103 L. CALLEBAT (Vitruve. De L’Architecture livre X , París, 1986, introd., IX-10. y com. ad loc . 156) ve una posible confirmación de esa responsabilidad en el uso de la primera persona en VIII 6, 2: «He aquí la razón por la que he establecido esta distribución (sc . en tres cañerías)».

104 Cf . FRONT ., op. cit . 100, 1.

105 Cf . PLIN . JOV ., Epíst . X 37, 3.

106 Cf. id., ibid . X 39, 6.

107 Cf. id., ibid . X 41, 3.

108 Cf . V 1, 6.

109 Cf . I. D. ROWLAND , TH . N. HOWE , Ten Books on Architecture , introd., 6, nota 43.

110 Cf . I 4, 12.

111 Cf . SUET ., I 44, 1-4.

112 En su edición, Krohn marcó todo el pasaje como una interpolación.

113 Cf . N. ALFIERI , «L’urbanistica di Fanum Fortunae» , en F. MILESI (ed.), Fano Romana , Fano, 1992, 77; A. ARNALDI , «Fanestri nel mondo romano», Pi cus 4 (1984), 8.

114 Aunque el nombre de Fano muestra ser romano, no se sabe mucho sobre los orígenes de la ciudad. La primera mención es de CÉSAR (Civ . I 11, 4), que la ocupó en el 49 a. C. después de cruzar el río Rubicón, junto con Pesaro y Ancona.

115 Cf . V l, 7:aedes Augusti .

116 Octaviano rechazaba que se le rindiese culto en Roma mientras estuviera en vida. En cuanto a Italia y las provincias, falta unanimidad en las fuentes: Según DIÓN CASIO (LI 20), solo se autorizó que se le erigieran templos en Oriente, donde la divinización de los gobernantes era algo tradicional, y tenía el precedente de la consigna oficial para que se hicieran consagraciones conjuntas a Julio César y a Roma; en la capital y en el resto de Italia, Octaviano no habría tolerado ese tipo de honores. Por su parte, SUETONIO (II 52, 1) asegura que Octaviano no aceptó templos en ninguna provincia, salvo en su nombre y en el de la diosa Roma, y que en la Urbe los rechazó, pero es significativo que sobre el resto de Italia no diga nada, máxime cuando hay muchas inscripciones que contradicen también el testimonio de Dión Casio. Con todo, es evidente que Octaviano era refractario al culto a su persona, por lo que la existencia de la aedes Augusti es muestra de la vinculación que la colonia sentía hacia su fundador y de la condescendencia de éste. Sobre la cuestión, cf . L. R. TAYLOR , «The Worship of Augustus in Italy during His Lifetime», Transact. Proceed. Amer. Philol. Ass . 51 (1920), 116-133.

117 Cf. CIL , XI 11,6218-6219.

118 CICERÓN (Ley agr . II 32; Verr . II 27; ibid . III 28, 54, 137), enumera una serie de profesionales como apparitores : arquitectos, secretarios, amanuenses, heraldos, médicos y harúspices. En opinión de N. PURCELL (The Apparitores: a study in social mobility, Pap. Brit. Sch. Rom . 51 [1983] 156), habría que limitar la categoría de Vitruvio a la de un architectus armamentarius , del estilo del decurialis scriba armamentarius de la época de Domiciano, pero consideramos que tal afïrmación no es válida para la última etapa de la vida de nuestro arquitecto.

119 Sobre la cuestión hablan CIC , Verr . III 78; Cat . II 7; NEP ., Eum . 1.

120 Cf . VI pref., 4.

121 Cf. loc. cit . El padre de Horacio también quiso que éste tuviera una educación superior con vistas a su promoción social (cf . HOR ., Sát . I 4. 105 ss.).

122 Llegado el caso, la redacción del texto de VI pref., 6, habría sido un buen momento para reflejar esa circunstancia; allí se refiere el hecho de que los arquitectos de antaño formaban a sus propios hijos en el arte de la construcción.

123 Cf . VI pref., 5.

124 Cf . III pref., 2.

125 Cf . VI pref., 5.

126 Síntesis de la cuestión en I. D. ROWLAND , TH . NOBLE HOWE , Ten Books on Architecture , introd., 3-5.

127 Cf . FLEURY , Vitr. I , introd., XXIII

128 Pellati se basa en la expresión cubica ratione de V pref., 4, que debe entenderse como referida por Vitruvio a su propia obra, cuyos seis libros se corresponderían con las seis caras de un cubo.

129 Cf . S. FERRI , Vitruvio [dai libri I-VII]. De Architectura quae pertinent ad disciplinas archaeologicas , Roma, I 960, 4-5.

130 Cf . I pref., 2.

131 Cf . G. LUGLI , Tecnica edilizia romana , Roma, 1957, 371, nota 1.

132 Cf . F. PELLATI . «La Basilica di Fano e la formazione della trattato di Vitruvio», Rendic. Pontif. Accad. Arch . 33-34 (1947-1949), 155 ss.

133 Cf . VII 14, 3.

134 Cf . TÁC ., An . III 71, 1.

135 Cf . VEL . PAT ., I 11, 3; PLIN ., XXXIV 31; SUET ., II 29, 4.

136 Cf . G. LUGLI , loc. cit .

137 Cf . I pref., 1: non audebam (...) de architectura scripta (...) edere . La palabra scripta puede entenderse también como «obra» (cf . II pref., 4; VII pref., 3 y 17), en cuyo caso la expresión de architectura scripta , «una obra sobre arquitectura» , podría contener el título del tratado vitruviano.

138 Cf . PLIN ., XXIX 4.

139 Aquitania fue convertida en provincia por Octaviano Augusto el año 27 a. C.

140 Cf . ROWLAND , HOWE , Ten Books..., cit ., introd., 4.

141 Cf . D. CAS ., LIII 2. 1; id ., LIV 2, 3.

142 Cf . I 3, 1: «Las partes de la arquitectura son tres: la edificatión, la gnomónica y la mecánica».

143 Cf . X 16, 12: «... para que todo el corpus de la arquitectura tuviera todos sus miembros extendidos en diez volúmenes».

144 CICERÓN (Tusc . I 2, 5) alaba el sentido práctico del arte de medir y echar cuentas de los romanos frente a la vocación para la especulación matemática o geométrica de los griegos. En la misma línea, FRONTINO (Acued . XVI 1) ironiza sobre «las ociosas pirámides y las numerosas construcciones, celebradas por la fama. pero inútiles, que los griegos edificaron», oponiéndoles los monumentales acueductos imprescindibles para muchísimas personas.

145 Cf . VII pref., 14.

146 Fuficio podría ser el Gaius Fuficius nombrado por CICERÓN en Verr . II 2, 31: Publio Septimio podría ser el cuestor al que Varrón dedica sus libros Sobre la Lengua Latina (cf . VARRÓN , Lat. V 1, 1, y VII 7, 109). En VII pref., 15 y 17, aparecen otros dos arquitectos romanos más: Cosucio (del siglo III a. C.), y el ya citado Gayo Mucio, pero de éstos Vitruvio dice expresamente que «se echan de menos escritos suyos».

147 Cf . II 8, 8, donde Vitruvio formula su objetivo en estos términos: «poner en orden el corpus de una disciplina tan amplia»; cf ., además, VII pref., 14.

148 Cf . IV pref., 1. Estos opúsculos son llamados por Vitruvio commentarii , término que se corresponde en sus acepciones con el gr. hypomnémata (cf. I 1, 4, nota a «comentarios»).

149 Cf . VII pref., 1.

150 Cf . VII pref., 15.

151 I. B. SCHNEIDER , Marci Virruvii Pollionis De Architectura , Leipzig, 1807-1808.

152 Cf . II pref., 5: «Si bien el orden exige que se explique, en relación con los templos y las edificaciones tanto públicas como privadas, qué proporciones y simetrías deben guardar, no he creído oportuno anteponer estas cuestiones sin haber tratado previamente acerca del aprovisionamiento de los materiales».

153 Cf ., además, II 1,9.

154 Cf . II 10, 3: «en el siguiente (sc . el libro II) escribiré con detalle acerca de los templos de los dioses inmortales, según exige el orden». Al final del libro IV, Vitruvio anuncia el contenido del siguiente diciendo «una vez explicadas las estrueturaciones de los templos en el presente libro, al siguiente le dedicaremos la explicación de las distribuciones de las obras públicas», como si hubiera un solo libro de arquitectura religiosa.

155 Las proporciones y simetrías de los órdenes arquitectónicos griegos están distribuidas entre el capítulo 5 del libro III, que versa sobre el orden jónico, y los dos primeros capítulos del libro IV, que están dedicados al orden corintio, y el tercero. al dórico. Los capítulos restantes de ambos libros tratan sobre otras cuestiones anejas.

156 Cf . IV 1, 3.

157 Cf . IV pref., 2.

158 Cf . IV 1, I.

159 Cf . IV 3, I. Piteo y Hermógenes están entre ellos.

160 Nótese que en la dedicatoria al emperador (I pref., 3) solo se hace referenda a la edifïcación: «empecé a escribir esta obra en tu honor, porque me paré a pensar que tú has promovido (...) muchas edificaciones, y que en el futuro asumirías igualmente la supervisión de las edificaciones, tanto públicas como privadas (...). He consignado reglas concretas (...), de modo que (...) pudieras formarte idea por ti mismo de la calidad de las obras, tanto de las ya realizadas como de las que están en proyecto».

161 Después de esta enumeración, Vitruvio desarrolla únicamente el primera de sus componentes: «La edifïcación se subdivide a su vez en dos ramas...».

162 En I 2, 7, se alude a manantiales de aguas medicinales sin remitir al libro VIII.

163 Cf . VIII pref., 4; IX pref., 18.

164 Cf . I 3, 1: «la edificación, la gnomónica y la mecánica».

165 Cf . I 1, 18.

166 Cf . P. GROS , «Munus non ingratum : le traité vitruvien et la notion de service», Le projet de Vitruve: objet, destinataires et réception du De architectura, Act. Coll. Int. l’École Franç. Rome , París, 1994, 75-90.

167 Cf . FLEURY , Vitr. I , introd., XX. nota 33.

168 El sentido metafórico que se le da al término «fuente» como origen de una noticia, conocimiento o información, está atestiguado por primera vez en VITRUVIO (cf . III 3, 9).

169 Cf . VII pref., 18.

170 Cf . CIC . Deb . I 42, 151; Sobre el Or . I 62. Cf ., además, M. COURRENT , «Vitruve lecteur de Cicerón: le De oratore et la définition vitruvienne de l'ar chitecture comme ars», Euphrosyne 36 (1998), 25-34.

171 Cf . VII pref., 14.

172 Detrás del pronombre nostri puede haber una tradición anónima (cf . II 3, 3; II 8, 7), o bien glosarios griego / latín para uso de maestros de obras no familiarizados con el griego (cf . IV 2, 4; V 11,4; VI 7, 6), o bien autores romanos (cf . II 2, 1; III 1. 8; VII pref., 14) cuyos nombres silencia Vitruvio, al igual que los de sus praeceptores (cf . IV 3, 3; VI pref., 5; IX 1. 16; X 11,2).

173 Se advierte que Vitruvio —romano al fin y al cabo— destaca el ahorro de gastos y de trabajo como uno de los logros del ingenio de Hermógenes.

174 Cf . III 1, 4.

175 Hermodoro es mencionado en III 2, 5 (cf . notas ad loc) .

176 Cf . P. GROS , «Vitruvio e il suo tempo», en P. GROS (cur.) Vitruvio, De architecture , Turín, Einaudi, 1997, v. 1, introd., LXIII-LXIV. Estas enumeraciones pretenciosas son comunes a todos los compiladores helenísticos.

177 Cf . I 2, 4.

178 Cf . III 1, 1.

179 Cf . III l, 2 ss.

180 Cf . VII pref., 12.

181 Cf . III 5, 8: in extremo libro forma et ratio earum erit subscripta .

182 Cf . III 13,3.

183 En IV 8, 7, Vitruvio declara haber expuesto las teorías referentes a los templos de este modo: «hasta donde he sido capaz de expresar por medio de la escritura», invitando a suponer que donde no había otra posibilidad habría tenido que recurrir a la exposición mediante gráficos.

184 Cf . IV 3, 1.

185 Este autor floreció a finales del siglo II d. C. El Léxico Suda es medieval.

186 Cf . VI 7, 7.

187 Cf . PALLADIO . Tratado de Agricultura XIV 32, 6 (núm. 135 de esta colección, trad. de A. MOURE) . Madrid, 1990.

188 Democritus Abderita, cf . IX 6. 3.

189 Las escuetas alusiones de VIII 3, 13, a las cañas y juncos aromáticos de Arabia y Siria, al incienso, la pimienta, la mirra y el laserpicio, encuentran su lugar correspondiente en el libro XII de la Historia Natural de Plinio, que ha usado como fuente para tratar sobre estos productos exóticos, entre otros autores, a Juba.

190 Cf . VIII 3, 22.

191 Cf . I 6, 4, y nota ad loc .

192 Cf . IX pref., 14.

193 Gr., literalmente «cosas experimentadas».

194 Cf . IX 8. 2.

195 Cf . IX pref., 9-12.

196 Cf . IX 1, 16.

197 Cf ., por ejemplo. VARRÓN , Leng . Ill 2, 8: dicta bruma, quod brevissimus tunc dies est , con VITRUVIO , IX 3, 3: ex eo a brevitate diurna bruma ac dies brumales appellantur .

198 Cf .X 7, 1-5.

199 Cf . I 5, 1, nota ad loc .

200 Cf . X 7, 5: ad deliciarum voluptatem .

201 Cf . FILÓN , Pneum . 33, 34, 58, 59, 60.

202 Cf . X 13, 3.

203 Cf . X 13, 8.

204 Autor de dos obras: Poliorcética y Estratagemas; vivió a mediados del siglo IV a. C.

205 Ateneo el Mecánico, autor de un Acerca de las máquinas , vivió en el siglo II a. C. L. CALLEBAT (Vitr. X , introd., XXVIII-XXXI) llega a plantear la posibilidad de que este autor hubiese vivido en época más tardía que la que generalmente se le asigna y hubiese recibido formación de los mismos maestros que Vitruvio.

206 Así, por ejemplo, ENEAS EL TÁCTICO (Pol . XXXVII, 6-7) cuenta que una de las tareas decisivas para los sitiados era determinar dónde iban a centrar los sitiadores las operaciones de minado; para hacerlo, iban colocando un escudo de bronce en el suelo por la parte interior de la muralla, mientras iban aplicando el oído; de esa forma se podían notar las vibraciones que señalaban el punto preciso por donde el enemigo actuaba. A su vez, VITRUVIO (X 16,10) señala que, con idéntica fïnalidad, los sitiados excavaban unas contraminas dentro de las cuales colgaban vasos de bronce, con cuya resonancia detectaban la actividad subterránea del enemigo: hay semejanza en el contenido, efectivamente, pero las diferencias son muy notables.

207 Cf . HERÓN , Pneum . II 11; id., Diopt., passim .

208 La principal garantía de la autenticidad del elenco de las fuentes plinianas que figura al comienzo de cada libro de la Historia Natural reside en el hecho de que el propio Plinio afirme haber dejado constancia de los nombres de «sus autores» porque constituía «un rasgo de cortesía y lleno de sencillez y decencia confesar de quiénes te has beneficiado, cosa que no han hecho en su mayor parte los escritores que yo he manejado» (est enim benignum, ut arbitror, et plenum ingenui pudoris fateri per quos profeceris, non ut plerique ex iis, quos attigi, fecerunt). Cf . PLINIO , Historia Natural I ., pref., 21 (núm. 206 de esta colección, trad. de A. FONTÁN) , Madrid, 1995. Estas palabras parecen un eco de las de VITRUVIO en VII pref., 10.

209 Cf . PLIN ., pref., 22: «Comparando autores he descubierto que los más apreciados de los modernos han transcrito literalmente a los antiguos sin nombrarlos (...). Es propio de un espíritu servil y de un carácter mezquino preferir que le sorprendan a uno en un hurto a devolver un préstamo» (scito enim conferentem auctores me deprehendisse a iuratissimis ex proximis veteres transcriptos ad verbum neque nominatos (...). Obnoxii profecto animi et infelicis ingenii est deprehendi in furto malle quam mutuum reddere) .

210 C ƒ. TEOFR ., III 3, l. La fuente podría ser Teofrasto, citado como fuente por VITRUVIO en VIII 3, 27. y por PLINIO en el índice del libro XVI de su Historia Natural .

211 Sobre este autor. cf . la noticia introductoria a M. CETIO FAVENTINO , Las diversas estructuras del arte arquitectónico o Compendio de Arquitectura (trad. e introd. de A. HEVIA BALLINA , con facsímil de la edición de Vascosan [París, 1540]), Col. Of. de Aparej.. Oviedo, 1979. El profesor Hevia señala que Faventino «quizá consideró a su modelo demasiado ampuloso o en exceso complicado. cuando su pretensión apunta a ofrecerlo en extracto, con un lenguaje más transparente, y de fácil comprensión para todos». Sobre la naturaleza y el alcance del Compendium, cf ., además, H. PLOMMER , Vitruvius and Later Roman Building Manuals , Cambridge - Nueva York, 1975, 1-37.

212 Cf . V. ROSE , H. MÜLLER -STRÜBING , De Architecturae libri decem , Leipzig, 1867, introd., III-VIII.

213 Cf . HEVIA , op. cit ., 39. Sobre la forma en que Faventino altera el contenido, la lengua y el estilo del texto de Vitruvio, cf . PLOMMER , op. cit ., 86-109.

214 Cf. id., op. cit ., 74.

215 A propósito de la controversia sobre las fuentes de Palladio y la dependencia de éste con respecto a Faventino y Vitruvio, cf . la introducción de A. MOURE a su traducción de PALLADIO , op. cit ., 24-27. En el plan general de su obra, el autor emplea exclusivamente una fuente para cada tema, y resultaría insólito que saltease términos procedentes de Vitruvio en un texto que procede claramente de Faventino.

216 Cf . MOURE , op. cit ., 103, nota 21; PLOMMER , op. cit ., 37.

217 Cf . L. CERVERA VERA , «Algunas definiciones urbanísticas y arquitectónicas de San Isidoro de Sevilla», An. Hist. Arte 4 (1994), 71-82.

218 Su nombre complete era Palladius Rutilius Taurus Aemilianus . Sobre esta cuestión, con lista de lugares paralelos, cf . A. MOURE , «Isidoro de Sevilla: el valor de la tradición indirecta de Palladio», Cuad. Filol. Clás. Est. Lat . 3 (1992), 9-22.

219 Cf . L. D. REINOLDS , N.G. WILSON , Copistas y Filólogos , Madrid. 1986 (reed. 1995), 114 ss.

220 Cf . EGINHARDUS , Epistolae , en J. P. MIGNÉ (ed.), Patr. Lat . CIV 519: Et propter illud quod Vitruvius nominat scenographiam, interroga quid sit quod Virgilius in III Georgicorum libro scenam vocat (cf . VITR ., I 2, 2).

221 RICHERUS S. REMIGII , Historiae , en id., ibid . CXXXVIII 107: secundum Vitruvii atque Boetii divisionem dicere non pigebit (cf . VITR ., I 1,7).

222 Cf . HUCBALDUS S. AMANDI , De harmonica institutione , en id., ibid . CXXXII 946: Ut Vitruvius dixit in libro de Architectura, secundum physicos non plus sunt, quam octo venti: principales quatuor, et subjecti quatuor (cf . VITR ., I 6, 4).

223 Cf . HUGO DE S. VICTORE , Eruditio Didascalica , en id., ibid . CLXXVI 765: Palladius quoque De agricultura scripsit; Vitruvius autem De architectura .

224 PETRUS DIACONUS , De viris illustribus Cassinensibus , en id., ibid . CLXXIII 1048: Vitruvium de Architectura mundi abbreviavit .

225 Hemos tomado las citas que vienen a continuación de VINCENTIUS BELLOVACENSIS , Speculum naturale , Venecia, Hermannus Liechtenstein, 1494, en la reproductión de la Biblioteca digital Dioscórides (sec. Incunables) del ejemplar catalogado con la sign. BH INC M-19 Ej. 2 en la Biblioteca Histórica de la Univ. Compl. de Madrid.

226 Cf . S. SCHULER , «L’encyclopédie médiévale en tant que véhicule de l’écriture pragmatique. Le cas de réception et de transmission du De architectura de Vitruve dans le Speculum maius de Vincent de Beauvais». Vincent of Beauvais Newsletter 20 (1995), 8-12.

227 Cf . C. F. BARNES , L. R. SHELBY , «The codicology of the ponfolio of Villard de Honnecourt (París, Bibliothèque Nationale, Ms. Fr. 19093)», Scriptorium 42.1 (1988), 20-48.

228 Cf . L. R. SHELBY , Gothic Design Techniques: The Fifteenth-Century Design Booklets of Mathes Roriczer and Hanns Schmuttermayer , South Illinois Univ. Pr., 1977.

229 Cf . S. SCHULER , Vitruv im Mittelalter: Die Rezeption von De Architectura, von der Antike bis in die frühe Neuzeit (Pictura et Poesis , 12), Colonia-Weimar-Viena, Böhlau. 1999. 8.

230 Ésta es la tesis generalmente aceptada sobre el hallazgo de Poggio Bracciolini (cf . L. A. CIAPPONI , «Il De Architettura di Vitruvio nel primo umanesimo», It. Med. Um . 3 [1960], 98); no obstante, se opone a otra que afirma que habría sido en Montecasino, unos años antes (cf . J. VON SCHLOSSER , Die Kunstliteralur , Viena, 1924, trad. La Literatura Artística , Madrid, 1976, 225 ss.).

231 Poggio Bracciolini dio cuenta de sus hallazgos a sus amigos florentinos mediante una carta emocionante (cf . L. A. MURATORI [ed.], Rerum Ital. Script ., vol. XX, Milán, 1731, 160-161, trad. de A. Vicens en E. GARÍN , El renacimiento italiano , Barcelona, 1986, 41-42): «Aquellos libros, efectivamente, estaban en la biblioteca, y no como lo exigía su dignidad, sino como en una tristísima y oscura cárcel, en el fondo de una torre en la cual no se habría encarcelado ni siquiera a los condenados a muerte».

232 Schuier, en apéndice a la primera parte de su obra citada, ofrece una lista de 132 manuscritos de Vitruvio (cerca del doble de la anterior catalogación efectuada por C. H. KRINSKY , «Seventy-Eight Vitruvius Manuscripts», Journ. Warb. Court. Inst . 30 [1967], 36-70). Además, SCHULER (op. cit .. 114) destaca, como muestra de la importancia del De Architectura en el siglo IX . el hecho de que figurase inventariado por primera vez junto a los Padres de la Iglesia en la abadía de Reichenau. aunque luego aparecería entre los autores que tratan sobre geometría y astrología. Sobre esta cuestión, cf . C. HEITZ , «Vitruve el l’architecture du Haut Moyen-Âge», Settim. di Studi sull’Alto Med . 22, 2 (1974), 725-757; L. CERVERA VERA , «Notas para un estudio sobre la influenciade Vitruvio en el Renacimiento carolingio», Academia: Bol. Real Acad. Bellas Artes San Fernando 62 (1986), 35-58.

233 Cf . CIAPPONI , «II De Architettura...», cit ., 99. La edición de Giocondo introdujo la división en capítulos que perdura en las ediciones modernas.

234 Sulpicio pudo utilizar para su edición el ms. Gudianus 69 (o algún descendiente), o bien el ms. Harleianus corregido con el Gudianus (cf. infra la lista de mss. al final de esta introd.). Siguiendo la costumbre de los editores de su tiempo, es patente la intervención de Sulpicio sobre el texto que editó, sobre todo en la regularización según las normas clásicas (cf . J. FRESNILLO NÚÑEZ , Las correcciones en el Ms. 10075 B.N. en la transmisión del texto de Vitruvio [tesis UCM], Madrid, 1988, introd., 13-15).

235 Cf . CERVERA VERA , EI códice de Vitruvio hasta sus primeras ediciones impresas , Madrid, 1978, I 16, nota 4.

236 Sobre la influencia de Vitruvio en Alberti, cf . H. GÜNTHER , «Alberti, gli umanisti contemporanei e Vitruvio», en L. S. OLSCHKI (ed.), Leon Battista Alberti. Architettura e cultura. Atti del Convegno internazionale (Mantua, 16-19 de noviembre de 1994), Florencia, 1999, 33-44. El autor destaca que, exceptuando a Alberti, el valor concedido a Vitruvio por otros humanistas es todavía poco relevante, entre otras razones por dificultades de tipo filológico. La primera traducción al español del De re aedificatoria , de Alberti fue publicada por Francisco Lozano en Madrid en 1582, con el título de Los diez libros de Architectura de León Baptista Alberto (edición facsímil del C. O. de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, Oviedo, 1975); la más reciente es la de J. FRESNILLO NÚÑEZ , Leon Battista Alberti. De re aedificatoria , Madrid, 1991.

237 ALBERTI (Los diez libros de Architectura , V 1, 33) se lamenta de que solo Vitruvio se hubiese salvado, siendo éste «escritor sin duda muy instructo (sic) , pero de tal manera despedazado con el tiempo, que en muchos lugares faltan muchas cosas, y echáis de menos muchas en muchos».

238 P. PEDRAZA (ed.), Antonio Averlino «Filarete», Tratado de Arquitectura , Vitoria, 1990, 17, nota 1.

239 Cf . M. MUSSINI , Francesco Di Giorgio e Vitruvio. Le traduzioni del De Architettura nei codici Zichy, Spencer 129 e Magliabechioano II.I.141 , Florencia, 2003.

240 Cf . L. A. CIAPPONI , «Fra Giocondo da Verona and his edition of Vitruvius», Journ. Warb. Court. Inst . 47 (1984), 72-90. Algunos han considerado que el mérito de ser la primera traducción de Vitruvio corresponde al ya citado Trattato di architettura de Giorgio Martini, pero éste rehízo el texto vitruviano para dar cabida a sus propias ideas y teorías derivadas de su práctica personal como arquitecto, de tal manera que dicha obra no puede considerarse propiamente como una traducción.

241 Se trata de un escrito anónimo de inspiración albertiana y rafaelista que fue dirigido al papa León X en el que se proponía cotejar las fuentes (sc . Vitruvio) con los datos matemáticos de los monumentos conservados de la Antigüedad, con vistas a una restitución gráfica y pictórica de la Roma clásica. Cf . M. RIELLO VELASCO , «Sombra de un sueño. Alberti, Rafael y la política arqueológica del Papado entre dos siglos», An. Hist. Arte 14 (2004). 134 ss.

242 Biblioteca Apostólica Vaticana, cod . Ottobonianus, 1653.

243 Dos redacciones se conservan de esta traducción: Bayerische Staatsbibliothek de Mónaco, codd. It. 37 e It. 37a . La primera presenta veintisiete apostillas efectuadas por el propio Rafael. La edición moderna de la traducción de Calvo fue publicada por V. FONTANA , P. MORACHIELLO , Vitruvio e Raffaello: Il De architectura di Vitruvio nella traduzione inedita di Fabio Calvo Ravennate , Roma, 1975.

244 Cod . 43.G. 1 y cod . 43.G.8.

245 Ms. 1389. Se desconoce la fecha concreta en que se redactó esta traducción, en todo caso dentro de los límites del siglo XVI .

246 Cf . L. CERVERA VERA , «Cesare Cesariano (1483-1543). Traductor y comentarista de Vitruvio», Academia: Bol. Real Acad. Bellas Artes San Fernando 46 (1978), 61-96.

247 Cf . F. PELLATI , «Giovanni Battista Bertani: architetto, pittore, commentatore di Vitruvio», en V. MARTINELLI (ed.), Scritti di storia dell’arte in onore di Mario Salmi , Roma, 1963, 31-38.

248 Cf . L. VAGNETTI , L. MARCUCCI , «Per una coscienza vitruviana. Regesto cronologico e critico delle edizioni, delle traduzioni e delle ricerche più importanti sul trattato latino De Architettura libri X di Marco Vitruvio Pollione», Studi Docum. Archit 8 (1978), 72-73.

249 Aunque parcial —se limita a los libros III y IV—, la primera traducción española de Serlio fue realizada por Francisco de Villalpando, y publicada con el título de Tercero y cuarto libro de Arquitectura en Toledo, en 1552 (edición facsímil en la Serie Arte y Arquitectura . Ed. Alta Fulla, Barcelona. 1990). Tuvo muy buena acogida entre los arquitectos españoles.

250 Cf . S. SERLIO , op. cit .. 26 v°: «Yo os ruego, discreto lector, que no me queráis tener a presunción. no solamente no ser temeroso de poner lengua en las cosas antiguas, mas de mostrarme reprehendedor y castigador de ellas (...) porque el intento mío no es de desestimarlas, sino hacer conocer las cosas bien entendidas y reprobar las que no lo son. para lo cual no tuviera osadía si no fuera con la autoridad de Vitruvio».

251 La primera traducción española fue la de Patricio Cajés, Regla de las Cinco Ordenes de Architectura de lacome de Vignola , editada en Madrid en 1593. (edición facsímil publicada en la Col. Juan de Herrera , Ed. Albatros, Valencia, 1985), con varias reediciones posteriores, en 1619, 1651, 1658 y 1702.

252 La primera traducción española de los Cuatro Libros de la Arquitectura de Palladio es la de Juan del Ribero Rada, publicada en 1578 (edición facsímil de la Ed. Univ. de León, León, 2003); Francisco de Praves tradujo solo el primer libro y lo publicó en Valladolid en 1625. José Ortiz y Sanz volvió a traducir la obra de Palladio al español y la publicó en 1797 (edición facsímil en la Serie Arte y Arquitectura , Ed. Alta Fulla, Barcelona, 1987).

253 A Bernardino Baldi se debe el primer comentario filológico exhaustivo del texto de Vitruvio, titulado De verborum vitruvianorum significatione; escrito en respuesta a los comentarios despectivos de Alberti sobre la lengua y el estilo vitruvianos y publicado por primera vez en Augsburgo en 1612; después escribiría un opúsculo dedicado a los Scamilli inpares vitruviani , que fue publicado también en el mismo año en Augsburgo.

254 Aunque la de W. Newton fue la primera en ser publicada. existe una traducción inglesa anterior de los cinco primeros libros del De Architectura , realizada hacia 1770 por Michael Wills, un arquitecto dublinés que no llegó a culminar su proyecto, destinado sin duda a la publicación: se conserva en un manuscrito de la Chester Beatty Library. Cf . CH . CASEY . «De architectura : An Irish Eighteenth-Century Gloss», Archit. Hist . 37 (1994), 80-95.

255 Se trataba de una especie de catálogo de diseño en el que Colen Campbell incluyó sus propios dibujos así como los de Inigo Jones y Christopher Wren. Aprovechando el éxito de esta primera serie de volúmenes James Gandon y John Woolfe publicaron dos volúmenes más en 1767 y 1771.

256 Sobre esta cuestión, cf. Cahiers du Monde russe 43, 1 (2002), 35-56. Curiosamente, la primera traducción de Palladio al ruso, realizada por Nicolai L’vov, fue publicada en San Petersburgo en 1798, es decir, con posterioridad a la de Vitruvio.

257 Cf . F. LEMERLE , «Philandrier et le texte de Vitruve», Mél. Éc. Fran. Rome - Italie et Méditerranée 106.2 (1994), 517-529; id., Les Annotations de Guillaume Philandrier sur le De Architectura de Vitruve, Livres I à IV , París, 2000.

258 Publicada en París hacia 1536.

259 Cf . J. RONDELET , Traité théorique et practique de l’ art de bâtir , París, 1802, 267: «Vitruve, dont nous nous proposons d’extraire et d’expliquer tous les passages qui peuvent avoir rapport au sujet que nous traitons, parle des sables et de leurs spèces au chapitre IV du second livre, dont nous plaçons ici le texte et la traduction littérale, pour servir de préliminaire à ce que nous avons à dire sur le mortier des anciens Romains».

260 El segundo volumen de Poleni (Venecia, 1739) contenía una edición más completa que la de Vascosan del Anonymi Scriptoris Veteris De architectura Compendium , título que dio al Compendio de Arquitectura en que M. Cecio Faventino extractó a Vitruvio, cuando aún se tenía por anónimo.

261 Galiani era secretario de Estado en Nápoles durante el reinado de Carlos III. quien al parecer, aficionado a las antigüedades como era, se tomó un gran interés por la obra. Una segunda edición del texto italiano exclusivamente apareció en Nápoles en 1790, y todavía esa misma traducción sería reeditada en Milán, en 1844, y en Venecia en 1854.

262 Para lo fundamental de estas cuestiones y de las que siguen, cf . J. R. PANIAGUA SOTO . «La teoría de la arquitectura en España en el siglo XVI . Algunas consideraciones sobre las fuentes literarias», Anales de Hist. Arte 7 (1997), 231-244, y también J.E. GARCÍA MELERO , «Las ediciones españolas de De Architectura de Vitruvio», Fragmentos 8-9 (1986), 102-131, y J. BERCHEZ , «La difusión de Vitruvio en el marco del neoclasicismo español» (introd. a la edición facsímil de CL. PERRAULT , Compendio de los diez libros de arquitectura de Vitruvio [Madrid. 1761], Murcia, 1981, LXXII-LXXIX). Nos limitamos a España, si bien hay noticia de que hacia 1541 Juan III de Portugal pudiera haber encomendado al matemático y cosmógrafo Pedro Nunes una traducción de Vitruvio, aunque no fue publicada, si es que realmente el encargo llegó a cumplirse, en cuyo caso habría sido la primera traducción dentro de la península Ibérica.

263 Cf . Edición facsímil publicada por el C. O. de Arquitectos de Castilla La Mancha, Toledo, 2000, que reproduce la primera edición toledana de 1526. La obra de Sagredo, escrita en forma de diálogo, presentaba de una forma simplificada las reglas arquitectónicas de Vitruvio, pasadas por el tamiz de Alberti, autor que constituye su fuente principal, pero como las primeras ediciones de la obra de éste carecían de ilustraciones, se benefició de las que tenían las de Giocondo y Cesariano.

264 Cf . Edición facsímil del manuscrito con estudio de F. J. PIZARRO , P. MOGOLLÓN , Los X libros de arquitectura de Marco Vitruvio Polión , Ed. Cicón, Cáceres, 1999.

265 Cf .PANIAGUA , «La teoría...», cit ., 236.

266 Cf. id., loc. cit .

267 Cf . GARCÍA MELERO , op. cit ., 105.

268 Miembro de una familia de canteros cordobeses, Hernán Ruiz el Joven fue uno de los representantes más conspicuos de la arquitectura renacentista andaluza. Su ms. se encuentra en la Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Madrid; para la edición, cf . A. J. MORALES (ed.), Libro de arquitectura. Hernán Ruiz II, 2 v., Sevilla, 1998. Durante un tiempo esta traducción se atribuyó erróneamente a Miguel de Urrea (cf . PANIAGUA , loc. cit ., nota 12).

269 Las razones por las que elimina estos pasajes —a veces muy extensos—son de diversa índole: ocasionalmente se debe a la abundancia de palabras griegas; así, al suprimir el capítulo séptimo del libro VI, en que Vitruvio se refiere a las partes de una casa griega, el traductor se justifica de este modo: «todo lo demás de este capítulo en el libro del latín (sic) ni del italiano es de provecho para los maestros ni oficiales, que no es sino una declaración de nombres griegos» (f. 100 ro ). Su intervención sobre el texto puede obedecer también a escrúpulos religiosos, como cuando elimina el pasaje dedicado al orden arquitectónico que conviene a cada dios (cf . VITR ., I 2, 5). Pero a veces su intervención sobre el texto se debe sencillamente a su impotencia para comprenderlo, cosa que reconoce sin ambages: «es verdad que algunos pasos de Vitruvio son oscuros y dificultosísimos, que se han dejado por no haber quien entienda qué quiso decir» (f. 5 r°).

270 Como ejemplo, cf . VITR ., III 3, 1 : «Las formas de los templos son cinco, que se llaman así: de muy juntas las columnas, de un poco más apartadas, de más abiertas, de muy más distantes y raras que lo que conviene, de justos repartimientos y buena conveniencia» (f. 53 r°). Renuncia, pues, a los nombres griegos de las species de templos: picnóstilo, sístilo, diástilo, areóstilo y éustilo, respectivamente.

271 Edición facsímil en la Col. Juan de Herrera , Ed. Albatros, Valencia, 1978. Es probable que el manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de Lisboa sea la primera redacción de la traducción de Urrea antes de que pasara por las manos de Juan Gracián, del que se sabe que intervino profundamente sobre ella (cf . PANIAGUA , op. cit ., 236). En la dedicatoria al rey firmada por el editor Juan Gracián, éste omite el nombre del traductor de la obra y se declara implícitamente como autor.

272 J. DE ARPHE , De Varia Commensuracion para pa Sculptura ν Architectura , Sevilla, 1585 (edición facsímil en la Col. Juan de Herrera , Ed. Albatros, Valencia, 1979). Todavía es bien valorada por Diego de Villanueva, el primero que dirigió la Academia de Bellas Artes de San Fernando, autor de una Colección de diferentes papeles críticos sobre todas las partes de la Arquitectura , publicada en Valencia en 1766 (edición facsímil de Publ. Real Acad. de Bellas Artes de San Fernando, Valencia, 1979), quien afirma (pág. 164): «ésta es una de las mejores obras que tenemos de estos tiempos».

273 Sobre los libros que poseían en sus bibliotecas algunas personas cultas de esta época, cf . F. MARÍAS , La arquitectura del Renacimiento en Toledo (1541-1631)1 , Toledo, 1983, 39 ss.

274 Cf . M. A. TOAJAS ROGER , «Breve compendio y tratado de lo blanco de Rodrigo Álvarez (1674)», An. Hist. Arte I (1989), 181-82.

275 Cf . como ejemplo de obras sobre estas disciplinas, las de TOMÁS VICENTE TOSCA , Compendio Mathemático, en que se contienen todas las materias más principales de las ciencias que tratan de la Cantidad. Tomo V. Que comprehende Arquitectura Civil. Montea y Cantería. Arquitectura Militar. Pirotecnia y Artillería , Valencia, 1712, o el Tratado de la Montea y Cortes de Cantería , Madrid, 1727 (edición facsímil en la Col. Juan de Herrera , Ed. Albatros, Valencia, 1992). Del mismo género es la de BARTHOLOMÉ FERRER . Curiosidades útiles. Aritmética, geométrica, y arquitectura o sea la regla de oro aritmética. El buen zelo, tratado geométrico. Y el curioso arquitecto, cartilla de arquitectura , Madrid, 1719.

276 Edición facsímil en la Col. Juan de Herrera , Ed. Albatros, Valencia, 1989. No obstante lo dicho, la obra de Fray Lorenzo de San Nicolás está mediatizada por las traducciones de las obras de Vignola y Serlio (cf . pág. 10) así como por la versión castellana de Vitruvio hecha por Urrea, que parece haber leído (cf . pág. 22): «como por acá no hemos visto los originales del Vitrubio, hémonos de valer de lo traducido». Lo poco que sabe del autor romano le lleva a decir (cf . pág. 21): «Vitruvio fue griego de nación, y gran filósofo de aquellos tiempos; escribió diez libros, otros dicen que once, y que el último, de envidia que tuvieron otros maestros, le quemaron, que por ventura sería el mejor». Sobre este autor, cf . F. DÍAZ MORENO , «Fray Lorenzo de San Nicolás (1593-1679). Precisiones en torno a su biografía y obra escrita», An. Hist. Arte 14 (2004), 157-179.

277 F. BRIZGUZ Y BRU , Escuela de Arquitectura Civil , Valencia, 1738 (edición facsímil publicada por el C. O. de Arquitectos de Aragón, Zaragoza, 1992).

278 Más tarde, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

279 El propio Diego de Villanueva, partidario decidido del clasicismo, declara en su Colección (Carta I, 1-2) cuál es su pensamiento sobre diversos aspectos relacionados con la Arquitectura parafraseando largamente a Vitruvio: «Los embarazos o dificultades que se hallan para la construcción de un edificio son: 1.° No dirigirlo un buen arquitecto. 2.° La mala calidad y empleo de los materiales. 3.° La astucia y mala fe de los obreros. Lo primero se remedia con un arquitecto hábil y desinteresado, que tenga otros estudios que los de un simple albañil, según la opinión de Vitruvio. La pura práctica no ha hecho hasta ahora un mediano arquitecto. Fórmanle solo la invención, precisión y exactitud. con un recto juicio guiado por el estudio, y mucha docilidad, producida de una buena instrucción» (cf . VITR ., I 1, 3).

280 C. PERRAULT , Compendio de los Diez Libros de Arquitectura de Vitruvio (edición facsímil del C. O. de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, Murcia, 1981). Según el propio Castañeda reconoce, se basó para su traducción en la traducción italiana de Venecia, 1747. El libro incluía nuevas láminas que reproducen mejorándolas las que llevaba la edición de Amsterdam de 1681. Sobre esta obra Diego de Villanueva afirmó (op. cit ., pág. 168): «Tenemos un Compendio de Vitruvio, que compuso en francés Mr. Perrault, y tradujo a nuestra lengua Don Joseph de Castañeda, impreso en Madrid año de 1761. Esta obra no es mas que un prontuario para tener presentes las doctrinas de Vitruvio».

281 DIEGO DE VILLANUEA (Colección , 161-162) hizo la siguiente crítica sobre la traducción de Urrea: «Esta traduccion por su estilo es confusa, y poco inteligible a jóvenes principiantes; aumenta esta dificultad la falta de exactitud en las figuras, que son toscas, y poco seguras; y aunque se entendiese con claridad esta obra, no produciría un solo arquitecto, si no se acude a otros libros, pues él solo señala las partes de que debe estar instruido el arquitecto, que él no enseña; no obstante sería de desear que a imitacion de otras naciones se reimprimiera y corrigiera, y así andaría en manos de todos, pues hoy se empieza a encontrarle con dificultad».

282 Cf . reseña biográfica de JOSÉ ORTIZ Y SANZ en J. MAIER ALLENDE , «II Centenario de la Real Cédula de 1803. La Real Academia de la Historia y el inicio de la legislación sobre el Patrimonio Arqueológico y Monumental en España», Bol. Real Acad. Hist . 200, 3 (2003), 454-455. José Ortiz y Sanz (1739-1822) inició su traducción en 1777. Su obra ha sido recuperada en los últimos años en varias ediciones facsímiles como, por ejemplo, las publicadas en la Serie Arte y Arquitectura , Ed. Alta Fulla. Barcelona, 1987, o en la colección Fuentes del Arte , Ed. Akal, Madrid, 1987 (reimp. 1992, 2001).

283 En su crítica, ORTÍZ Y SANZ (op. cit ., 244, nota 2) llega a afirmar incluso que «el buen Perrault manifiesta no haber visto nada aun de aquello poco que los siglos y naciones bárbaras han perdonado hasta nuestros días».

284 Cf . ORTIZ Y SANZ ,op. cit ., pról., VI.

285 Cf . OURTIZ Y SANZ , op. cit ., 138, nota 9: «Cada día se publican libretes que con el especioso título y blanco de reformar la Architectura (sic), y repurgarla de algunos defectos e impropiedades, que se hallan en el Antiguo, causan nuevas sectas y partidos en ella, con evidente peligro de que vuelva a descaer y dar en nuevo Goticismo, Borrominismo, Churriguerismo, u otra especie de alucinamiento. Por lo cual es muy necesario descubrir los descaminos de estos innovadores, y demostrar que la Architectura Griega, esto es, los Órdenes Dórico, Jónico y Corintio según los trae Vitruvio, es la única senda que deben seguir los jóvenes, si quieren saber obrar con acierto en cuantos edificios erigieren, acostumbrar al vulgo a ver cosas sólidas, magestuosas (sic) y bellas, y enseñarle a distinguir lo bello de lo maravilloso; pues también hay en ésta, como en las demás artes, muchas cosas dignas de admiración, pero indignas de imitación».

286 Esta edición de Vitruvio fue publicada por Johannes Laet en Amsterdam, en 1649.

287 Cf . ORTIZ Y SANZ , op. cit ., pról., V: «He tomado, en los pasos que las variantes han corrompido, la lección que he juzgado más natural y propia, o menos disonante y extraña: siendo también algunas las ocasiones en que he indicado la verdadera lección de un lugar depravado, combinándole con otro su análogo íntegro y corriente y corrigiendo el texto por el texto mismo».

288 ORTIZ Y SANZ (op. cit ., pról., VIII) alude a «la edición latina de Vitruvio que voy trabajando», pero si realmente cumplió su propósito, el resultado nunca llegó a ver la luz. Conociendo la diligencia y meticulosidad del erudito sacerdote, la edición latina que prometía sin duda habría estado a la altura de las mejores de su tiempo.

289 Véase la lista de los mss. principales al final de esta introducción.

290 Cf . H. PLOMMER , «Vitruvius on Architecture, IX» (reseña), Class. Rev . 20.3 (1970), 350.

291 P. RUFFEL , J. SOUBIRAN , «Recheecher sur la tradition manuscrite de Vitrve», Pallas 9.2 (1960), 3-154.

292 Cf . J. P. CHAUSSERIE -LAPRÉE , «Un nouveau stemma vitruvien», Rev. Ét. Lat . 42 (1969), 347-377.

293 Una versión en portugués, de 2006; otra en eusquera, de 2000, y una más en catalán de 1989. Véase el elenco de ediciones y traducciones al final de esta introducción.

294 Hay en esta lista dos de los cuatro mss. que se guardan en bibliotecas españolas: el Escorialensis III f. 19 y el Toletanus (Matritensis 10075), estudiado por Javier Fresnillo. Queda fuera de ella un segundo ms. guardado en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial, Escorialensis II f. 5 (S . XV ), colacionado por Granger para su edición, en la que lo incluye dentro del grupo de los recentiores y lo identifica como un descendiente del Harleianus 2767: también falta el ms. perteneciente a la Biblioteca Universitaria de Valencia, cf . L. RUBIO FERNÁNDEZ , Catálogo de los manuscritos clásicos latinos existentes en España , Madrid, 1984. núm. 699. En cuanto a los dos mss. Escorialenses , cabe reseñar que Ortiz y Sanz dice haber utilizado ambos para su traducción (cf. id., Los Diez Libros... cit., pról., IX).

295 Se tienen en cuenta las correciones efestuadas por una segunda mano más reciente sobre el texto de este ms., ya que reflejan lecturas independientes, designadas, como un testimonio más, con la sigla U r .

296 Para evitar su confusión con otros mss. que tienen asignada la sigla M , el profesor Fresnillo propone asignar a este ms. el nombre de Toletanus y la sigla T. «dado que el manuscrito en cuestión procede de la Biblioteca del Cabildo de Toledo» (cf. id ., «El ms. vitruviano de la Biblioteca Nacional de Madrid [Sign. Ms. 10075], Propuesta de Filiación», Cuad. Fil. Clás . 24 [1990], 229, nota 37).

297 Cf. FLEURY , Vitr. I , introd.,LIX.

298 Cf . L. CALLEBAT , Vitruve. De L’Architecture livre II , París, 1999, introd., LXI.

299 Cf . FRESNILLO , «El ms. vitruviano...» cit ., 230. El texto de este ms. es uno de los más deteriorados de la tradición, pero el profesor Fresnillo ha puesto de relieve que su importancia se basa en las correcciones que le fueron efectuadas por una mano de finales del siglo XV o principios del XVI ; dichas correcciones se anticiparon en más de cuarenta pasajes a las conjeturas que harían los editores posteriores, inclusive los más modernos (cf. id., Las correcciones... cit ., 509).

300 Cf . VIII 3, 21, 22, 23; IX 1,13.

301 Como excepción, se translitera y conserva la desinencia griega en una palabra como thematismôi (en caso dativo), que Vitruvio emplea en I 2, 5, en un sentido adverbial para traducir el latín statione (en caso ablativo), «por convención».

302 La tradición manuscrita presenta trazas del empleo de grafías griegas, pero su restitución no es unánime en todos los editores. Por nuestra parte, hemos intentado hacerlo de la forma más coherente posible. Respecto a la terminología musical, deben considerarse las declaraciones de Vitruvio en V 4, 1.

Arquitectura. Libros I-V

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