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Datos históricos de la vida de Jesús

¿Existió Jesús? La evidencia más clara de la existencia de Jesús está en el Nuevo Testamento, con los cuatro evangelios que hablan sobre su vida. Fuera de ellos, hay pocos escritos que hablan sobre Jesús. También hay personajes muy importantes, como el apóstol Pablo, que hablan sobre Jesús, aunque él nunca lo conoció en persona.

¿Los que escribieron el Nuevo Testamento conocieron a Jesús en persona? En pocas palabras, y resumiendo mucho de lo que vamos a ver en este libro, la respuesta es que realmente no lo conocieron. Como vamos a ver más adelante, no hay gente que escribe en el Nuevo Testamento que vio a Jesús personalmente. Los que escriben son personajes que redactan sobre Jesús por terceras personas. En la primera carta de Juan dice: Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocantes el Verbo de vida... eso os anunciamos (1Jn. 1-3). En este versículo de su primera carta, Juan no dice textualmente que conoció a Jesús, sino que va a hablar sobre el Verbo de vida, término que se desarrolló a finales del siglo I. Como veremos más adelante, es importante saber quién es este Juan y a qué se refiere lo que escribió.

¿Hay escritos del siglo I que hablen de la existencia de Jesús sin incluir la Biblia misma? Fuera de la Biblia realmente no tenemos muchos datos de la historicidad de Jesús. Es decir, nadie habla de la existencia de Jesús en los tiempos de Jesús, salvo muy contadas fuentes.

En aquella época no había imprenta, los manuscritos que existían contando historias, se copiaban letra por letra en forma manual, con tinta y no con pluma como las de hoy. Los que hacían esto eran profesionales en el tema, se llamaban Escribas porque escribían copias de los escritos que tenían a la vista.

¿Cuándo se comenzó a dudar de la historicidad de Jesús? Saber que Jesús existió comenzó a dudarse en los siglos XVIII, XIX y XX, principalmente. Sin embargo, las evidencias que señalan que vivió, existió y nació en este mundo son importantes. Yo pienso que el personaje de un Jesús revolucionario sí existió, sí caminó sobre la Tierra. Con esto salvamos la idea de que Jesús no es un personaje mitológico, pero es necesario encontrar quién exactamente fue él.

Cito de forma textual lo que dijo un importante teólogo del siglo pasado: “La desmitologización busca sacar la verdadera intención de un mito. Es decir, su intención de hablar sobre su existencia humana arraigada firmemente y limitada por una trascendente, fuerza no humana, que no es visible a un pensamiento objetivo”.20 Este dicho fue mencionado por el teólogo alemán Rodolfo Bultmann (1884-1976). Él vino a revolucionar el pensamiento cristiano desde un punto de vista crítico. Estudió las escrituras y, con base en sus estudios serios, concluyó que el Jesús histórico es muy diferente al Jesús bíblico, e invita a centrarse, mejor, en el Cristo de la fe. Bultmann, en el pensamiento cristiano, fue para muchos como Darwin en el pensamiento científico. Ambos vinieron a revolucionar el pensamiento tradicional de lo que por milenios se había creído sin cuestionamiento. Bultmann va más allá de la historicidad de Jesús y pregunta si Jesús mismo estaba consciente que era el Mesías. Bultmann contesta que la afirmación de que Jesús estaba consciente de su mesianato estaría “cargada de serias dificultades”,21 aunque nunca niega la existencia de ese personaje histórico y busca rescatar la historicidad de Jesús en su predicación, a través de desmitologizar el personaje de Jesús y saber qué fue lo que realmente sucedió, dijo e hizo.

Fuera de la Biblia sí hay evidencias de la existencia de Jesús. Una es la del historiador judío Flavio Josefo, quien brevemente describe a Jesús. Josefo fue un judío de Palestina que vivió poco tiempo después que Jesús había muerto (38-100 d. C.). Es el único historiador fuera de la Biblia que habla de la guerra de los judíos contra los romanos y de la tremenda destrucción, de parte de los romanos, del templo sagrado judío. Por ello es importante conocer a Josefo y sus escritos.

El primer texto de Flavio Josefo que menciona a Jesús es el siguiente: “Llamo a juicio al hermano de Jesús, quien era llamado Cristo, cuyo nombre era Jacobo, y con él hizo comparecer a varios otros”.22 La referencia habla del hermano de Jesús, es decir, de Jacobo. Y se refiere a Jesús como el hermano de Jacobo al que llamaban Cristo.

La otra referencia a Jesús en el historiador Flavio Josefo dice así:

En estos tiempos Jesús, hombre sabio (si fuera posible llamarlo como hombre), porque era hacedor de grandes maravillas) un maestro de esa gente que recibía la verdad con alegría. Él atrajo para sí mismo a ambos, tanto a judíos como a gentiles (él era el Cristo); y cuando Pilato, a la petición de los principales entre nosotros, lo condenaron a él a la cruz (los que lo amaban en un principio no lo abandonaron, porque se les apareció vivo nuevamente en el tercer día, tal como lo profetizaron los profetas divinos esta y diez mil cosas maravillosas respecto a él); y al día de hoy la tribu de cristianos, llamados así por él, no se han extinguido.23

¿Cómo Flavio Josefo, historiador judío, se refiere a Jesús como el Cristo? Muchos eruditos e historiadores aceptan que en este texto hay manos cristianas que aparecen en paréntesis en el texto anterior y que muy posiblemente cambiaron el original que Josefo había escrito.24 La razón es que no todas las copias del escrito de Josefo son iguales. Como he expuesto anteriormente, en esos tiempos no había imprenta y todo se escribía a mano copiando el texto original o haciendo copia de la copia del texto original, o copia de la copia de la copia… del original. Por esta razón se piensa que hay referencias en Flavio Josefo que fueron añadidas por cristianos tardíos al mismo texto original.

Estas dos evidencias son prácticamente todas las referencias sobre Jesús fuera del Nuevo Testamento en todo el siglo I. No existen más.

¿Existen evidencias de Jesús en el siglo II? Si nos pasamos a ese siglo, cuando ya el cristianismo se había difundido más en el imperio romano, encontramos otros testimonios como el de Plinio el Joven, procónsul de Bitinia entre los años 111 a 113 d. C. y sobrino de Plinio el Viejo. Se conservan 10 libros de cartas que escribió. En el libro 10 carta 96 escribe al emperador Trajano de Roma para preguntarle qué debían hacer con los cristianos que fueran sorprendidos por ser denunciados como tales ―es decir, por profesar la fe cristiana―. Veamos lo que dice el texto:

Decidí dejar marcharse a los que negasen haber sido cristianos, cuando repitieron conmigo una fórmula invocando a los dioses e hicieran la ofrenda de vino e incienso a tu imagen, que a este efecto y por orden mía había sido traída al tribunal junto con las imágenes de los dioses, y cuando renegaron (maldijeran) de Cristo. Otras gentes cuyos nombres me fueron comunicados por delatores dijeron primero que eran cristianos y luego lo negaron. Dijeron que habían dejado de ser cristianos dos o tres años antes, y algunos más de veinte. Todos ellos adoraron tu imagen y las imágenes de los dioses lo mismo que los otros y renegaron de Cristo. Mantenían que la razón de su culpa consistía solo en lo siguiente: haberse reunido regularmente antes de la aurora en un día determinado y haber cantado antifonalmente un himno a Cristo como a un dios. Hacían voto también no de crímenes, sino de guardarse del robo, la violencia y el adulterio, de no romper ninguna promesa, y de no retener un depósito cuando se lo reclamaren.

Trajano contestó a Plinio después de recibir su misiva, diciendo que no buscara a los cristianos, pero cuando se les acusara deberían ser castigados, a menos que se retractaran.

Otra mención reconocida por muchos historiadores que habla de Jesús, ya en el siglo II, es del historiador romano Tácito, quien vivió del 56 al 118 d. C. Tácito menciona a Cristo en sus Anales, escritos hacia el año 116 d. C. Ahí habla de Nerón y del incendio de Roma, que sucedió en el año 64 d. C. Tácito informa de la sospecha que existía acerca de que el propio emperador había ordenado prender fuego a la ciudad, diciendo:


Para acallar el rumor, Nerón creó chivos expiatorios y sometió a las torturas más refinadas a aquellos a los que el vulgo llamaba cristianos (que era un grupo) odiado por sus abominables crímenes. Su nombre proviene de Cristo, quien bajo el reinado de Tiberio, fue ejecutado por el procurador Poncio Pilato. Sofocada momentáneamente, la nociva superstición se extendió de nuevo, no solo en Judea, la tierra que origino este mal, sino también en la ciudad de Roma, donde convergen y se cultivan fervientemente prácticas horrendas y vergonzosas de todas clases y de todas partes del mundo.

Este texto de Tácito habla más de los cristianos que de Jesús, a quien llaman Cristo. Nótese que reconoce el juicio de Poncio Pilato contra Jesús, aunque demerita las prácticas cristianas que se hacían en grupos.

Aparte de estas citas históricas, no existen hasta hoy en día más referencias sobre Jesús fuera del Nuevo Testamento en el siglo I y a principios del II. La historicidad de Jesús, en consecuencia, no es muy sólida, pero es suficiente para saber que Jesús existió. Habiendo rescatado la historicidad de Jesús, pasemos a entender qué es la Biblia en el contexto judío y cristiano.

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