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César Augusto (63 a. C.-14 d. C.)

César Augusto, emperador de Roma entre 27 a. C. y 14 d. C., fue el nombre que adoptó Octaviano, el hijo adoptivo de Julio César.

Algunas veces César Augusto fue considerado como dios mientras vivía, pero a él no le gustaba, y pedía en lugar de un culto a él con un templo, que mejor se lo dedicaran a la diosa Roma.

El mismo Suetonio dice que esta historia de Augusto la leyó de un libro que había en ese tiempo, llamado Discurso sobre los dioses escrito por Ascelepias de Mendes.41

Suetonio describe en sus escritos sobre César Augusto, que su nacimiento no fue como el de todos los humanos, sino que fue debido a la unión de una mortal con un dios. La mamá de Octavio, Atia, concibió a su hijo por la unión que tuvo con el dios Apolo, quien se presentó en forma de serpiente. Atia estaba haciendo las tareas del santuario en el templo de Apolo y, en medio de la noche, mientras ella estaba dormida ahí, una serpiente se le acercó y se alejó rápidamente. Cuando se levantó, se purificó tal como lo acostumbraba después de tener sexo con su esposo y, milagrosamente, en su cuerpo se apareció la figura de una serpiente que se quedó tatuada en forma permanente; por eso suspendió el ir a baños públicos.42 Suetonio también dice que “Augusto nació diez meses después y por esa razón se cree que es el hijo de Apolo”.43

Para corroborar la historia de Atia, Suetonio relata que, en esa misma noche, su esposo que estaba en guerra al norte de Grecia, tuvo un sueño donde “vio a su hijo con un aspecto más grande que un mortal con un rayo y un bastón y emblemas de Júpiter el Mejor y Más Grande y una corona radiante con doce caballos increíblemente brillantes”.44

Además de todo esto, Augusto fue proclamado Hijo de Dios tan temprano como 40 a. C., antes que fuera declarado emperador, y este título se encuentra en las monedas impresas tan temprano como 38 a. C. De acuerdo a Suetonio, en la cremación del cuerpo de César Augusto, un alto oficial del imperio romano proclamó que “vio la imagen de Augusto ascendiendo al cielo”,45 una prueba más de la divinidad de este personaje que se fue acumulando con los años. A Augusto se le continuó adorando como un dios entre los romanos, incluidos los emperadores tardíos de ese imperio.

Sobre el uso del título de Hijo de Dios que los cristianos usaron para referirse a Jesús en los tiempos romanos, y teniendo esa moneda de Augusto César con ese título divino, Ehrman se pronuncia sobre este hecho diciendo: “Esto no es una coincidencia. Cuando Jesús aparece en el escenario como hombre divino, él ―Jesús― y el emperador ―Augusto César― estaban en competencia”.46

Según Ehrman, Jesús pasó a ser reconocido como Dios por una competencia directa con el romanismo, donde el mismo emperador fue proclamado Dios. El teólogo e historiador platica que, cuando estuvo en las ruinas de Priene en Grecia (al norte de Mileto, en Turquía) y anduvo viendo los sitios impresionantes con las montañas al fondo y los templos griegos, vio una inscripción en griego que estaba afuera del templo de Priene y que se refería a Dios (César) Augusto. Esta inscripción lo hizo recapacitar que fue justamente cuando el cristianismo comenzó con su proclamación de Jesús como Dios, que al mismo tiempo el culto al emperador estaba comenzando a moverse en todo el reinado: “Me di cuenta que era una competencia”.47

Todas estas historias maravillosas e increíbles están llenas de asombro, rayos que parten paredes para avisar de un evento importante que va a suceder, sueños y visiones. Estos elementos los encontramos, por lo general, en historias milagrosas de las cuales la historia de Jesús no se queda atrás. En ella también había elementos mágicos, como la visita de los Reyes Magos, los ángeles que se le aparecen a María y a José, la salvación de Jesús del edicto de matar a todos los bebés nacidos en su tiempo, forzando así una referencia a un pasaje bíblico del Antiguo Testamento, sacada de su contexto original, para reforzar que la profecía se había cumplido.

El ver a Jesús envuelto en milagros y grandes hazañas, como hemos visto, no es exclusivo de la vida de Jesús. Ya había historias similares y muy increíbles antes de Jesús. Pero esto no solo sucede en el Medio Oriente o en Europa, también en América Latina vamos a encontrar rasgos muy interesantes de exaltación a los líderes de sus etnias.

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