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UNO

¿QUÉ PROBLEMA QUIERO RESOLVER?

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Se dice que Albert Einstein declaró que, si tuviera una hora para solucionar un problema, dedicaría cincuenta y cinco minutos a reflexionarlo y cinco a pensar en soluciones.21

¿A quién más le encantaba reflexionar sobre los problemas? A Steve Jobs. En 2002, con el éxito reciente del iPod, Jobs observó que los clientes lo llevaban a todos lados para escuchar música.22 Pero mientras contemplaba (y experimentaba) este fenómeno, se sentía cada vez menos satisfecho por haber creado un aparato que sumaba al peso que los consumidores cargaban cuando se trasladaban de un lugar a otro.23 Esos mismos consumidores cargaban otros aparatos:24 un teléfono, una laptop estorbosa e incluso un “asistente digital personal” o PDA [por sus siglas en inglés], como la Palm. En aquel entonces, los smartphones y los PDA incluían un teclado fijo que podía ser difícil de usar, o bien un bolígrafo digital que a veces no servía o se perdía.

Jobs identificó lo que otros no: la gente necesitaba un aparato para todo: llamadas, cómputo, música y organización, y que fuera fácil de usar.25 Sin teclado, sin bolígrafo ni ninguna otra herramienta de escritura que pudiera extraviarse. Un solo dispositivo y el único accesorio que requería: el dedo humano.26 Para ello, puso a los ingenieros de Apple a trabajar en la creación de un artefacto que resolviera este problema.27

Varios años después, Jobs se reunió con AT&T y negoció que su subsidiaria, Cingular Wireless, comercializara el primer iPhone, que sorprendentemente seguía en desarrollo.28 AT&T tendría los derechos de distribución exclusivos del nuevo iPhone y a cambio, cada mes, Apple se quedaría con cerca de diez dólares de la factura de internet inalámbrico de cada cliente.29 Apple también conservó el control del software, el precio, la distribución y el branding del teléfono.30 Este trato nunca se había visto en la industria de la telefonía inalámbrica.31 Jobs convenció a AT&T al describir un problema que él creía que sólo Apple podía resolver y al articular su visión de una solución sin precedentes.

Esta negociación fue sólo una parte de una serie de acuerdos que sostuvo Jobs para materializar el iPhone. Un consultor que trabajó con Jobs en esa época, Raj Aggarwal, declaró para la revista Forbes que el éxito de esta negociación con AT&T funcionó porque Jobs gestionó sus relaciones con todos los actores relevantes: “Jobs se reunió con los ceo de cada empresa. Me sorprendió su naturaleza práctica y sus ganas de dejar su marca en todo lo que hacía la empresa”32 Coordinó cada detalle del producto con sus ingenieros, hizo pruebas hasta que el producto funcionó como lo había imaginado. Dirigió las relaciones con consultores como Aggarwal, con sus colegas en Apple, analistas en el mercado y, lo más importante, con sus clientes.

El iPhone de Apple vio la luz en 2007 y de inmediato se llevó un segmento importante del mercado de telefonía móvil.33 ¿Qué produjo este éxito transformador para Jobs y Apple? Como describió más adelante el emprendedor de tecnología británico Kevin Ashton: “Para Jobs y el iPhone, el punto de partida crucial no fue encontrar una solución sino identificar un problema: los teclados permanentes dificultaban el uso de los smartphones. Lo demás se fue desarrollando”.34

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