Читать книгу Me respiré lo bueno del mundo - Amalio González Ramírez - Страница 18

TOKYO STATION

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La delicadeza está presente,

en cada inclinación deferente,

en cada saludo,

en cada cara inocente.

Esos ojos rasgados,

esa piel pálida, brillante,

lechosa, blanca,

desafiante.

Esos cabellos lacios,

tan negros, tan jóvenes,

ese huir de tus ojos

a mis miradas,

bendita timidez, forzada.

Esa faldita a cuadros,

de colegiala,

con tu i-pod insertado

a tus oídos,

y ese móvil abierto

repleto de mensajes

de tus amigos.

Llegamos a Tokyo Station,

te levantas, distraída,

sin saberte foco de atención,

de mi primera salida,

en este lejano paraíso,

llamado Japón.

Me respiré lo bueno del mundo

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