Читать книгу Me respiré lo bueno del mundo - Amalio González Ramírez - Страница 8

Tras el bamboleo imparable

de la cabina infame.

Ascendí por fin al monte de ruinas.

Pasé del miedo al viento,

al miedo al destrozo del tiempo.

Ágora, Templo, Anfiteatro,

tantas veces repetidos

en distintos lugares.

De repente surgen alrededor

cámaras que brillan

entre tanta ruina.

Técnicos, trípodes y…. tú.

Cuerpo juvenil, perfecto.

Cara redonda y morena.

Pelo lacio negro

en sutil cola de caballo.

Me traes recuerdos vividos,

pasiones pasadas

por mujeres colombianas

de imagen semejante,

en la suave brisa de la mañana.

Apareciste en este plató ruinoso

como una fantasía,

mi Elena de Troya,

en la Acrópolis de Pérgamo,

en Turquía.