Читать книгу Yoga y Psicoterapia Gestalt - Andrea Álvarez Sánchez - Страница 12
Capítulo 1
La influencia de Oriente en Occidente
ОглавлениеBellur Krishnamachar Sundaraya Iyengar es uno de los maestros que más ha contribuido a la difusión del yoga en el mundo occidental. En una entrevista al maestro Iyengar en el madrileño Centro de Yoga Iyengar, le preguntan y responde:
—¿A su juicio, la práctica del yoga es compatible con el modo de vida occidental, donde tradicionalmente el cuerpo y el espíritu han estado tan alejados?
—Todos los hombres y mujeres del mundo desean las mismas cosas: ser felices, estar sanos, mejorar su vida […] A partir de esta consideración, el yoga no se puede dividir en oriental y occidental. Es una ciencia oriental por la simple razón de que los orientales empezaron a trabajar en este campo en una época en la que la gente no podía comunicarse como en la actualidad. Ahora precisamente la práctica del yoga está adquiriendo un renovado interés en Occidente. La sociedad actual se ha vuelto enormemente competitiva y los nervios no pueden aguantar tanta presión. En estas condiciones resulta difícil mantener una vida equilibrada. La práctica del yoga fortalece el sistema nervioso y mantiene el cuerpo sano en medio de todas las tensiones (Ricart, 1998:1).
La intención de investigar sobre la dicotomía Oriente-Occidente es con el fin de su posible integración. Así como resulta benéfico para la salud emocional integrar las polaridades internas, lo mismo sucede en el nivel sociocultural: “matizar el materialismo de Occidente con la espiritualidad de Oriente” es un aspecto más para experimentar la unificación del mundo. Como el mundo externo está interconectado con el interno y el mundo social con el individual, cuando se da un paso adelante en un aspecto, se ve automáticamente reflejado en el otro. “Europa yang, masculina, activa, racional; Asia yin, femenina, receptiva, sensual. Dos grandes culturas mundiales que pueden, y deben, poner las bases de una cultura ecuménica en el milenio que va a comenzar” (Racionero, 2000:28).
La integración de valores orientales en Occidente equilibra un mundo radicalizado en el extremo materialismo, consumismo y racionalismo. La idea es una reformulación de valores para una nueva cultura mundial: la noción de cambio o fluir universal para poner al ser sobre el tener; un cambio de actitud hacia la naturaleza: en vez de competencia, cooperación; y en vez de explotación, respeto. Para el yoga el hombre es perfectible, puede mejorar por el esfuerzo humano: “El yoga y su noción de perfectibilidad puede traer consigo un trabajo por conseguir el paraíso aquí y ahora en vez de resignarse a otra vida o a la insensatez de ésta” (Racionero, 2000:217).
Para Mircea Eliade, a diferencia del psicoanálisis, el yoga considera que el subconsciente puede conocerse, conquistarse y dominarse por medio de la técnica de unificación de estados de conciencia (Eliade, 1991:46). Ésta es una visión compartida con la psicoterapia Gestalt humanista.
Para comprender el mundo actual desde una perspectiva que abarque tanto a Oriente como a Occidente hay que verlos sin comparación, desde su propia originalidad. Hay que entender cada una de las miradas desde su propio punto de vista. Los occidentales tendrían que comprender a los orientales sin prejuicios, sin encasillarlos en sus estándares. En la búsqueda de un equilibrio global, integrar conceptos de Oriente y Occidente serviría para gestionar un nuevo orden. No se trata de sustituir una por otra, sino de fusionar las culturas y puntos de vista para lograr una convivencia pacífica que lleve a la armonía y el respeto y no a la guerra y la destrucción entre los hombres:
[…] sintetizar una cultura ecuménica que, manteniendo la diversidad, reúna en un vasto archivo antropológico lo más favorable de todas las culturas […] para domar el salvajismo del hombre y hacer gentil la vida en el mundo (Racionero, 2000:15).
La psicoterapia Gestalt humanista, al asumir varios elementos de Oriente, ha conseguido equilibrar aspectos en los que la gente sufre problemáticas biopsicosociales: “Occidente ha llegado a una crisis de sistema donde el desequilibrio reina y provoca múltiples dificultades. La integración de la cultura oriental a la occidental es una forma de que Occidente se equilibre (Racionero, 2000:16).
Las dos culturas pueden generar intercambios para su provecho. Luis Racionero habla de los pros y los contras de ambas miradas; no es que una sea mejor que la otra, sino que al complementarse equilibrarían aspectos sustanciales de su identidad. Oriente tiene formas que ayudan a reducir el estrés del hombre occidental. Occidente posee un sentido práctico y una forma de usar los elementos de la naturaleza para el beneficio personal que pueden complementar la forma de vida asiática e invitarla hacia el progreso material (Racionero, 2000:17). Si se integran estos aspectos benéficos, se llega a una complementación. “El hombre oriental fue hacia dentro, el occidental hacia fuera: Oriente inventó la introspección del yoga, Occidente la nave aeroespacial: unos llegan a estados de consciencia remotos, los otros a la Luna” (Racionero, 2000:14-15).
Oriente, con su tiempo cíclico que eternamente retorna y la unidad abrumadora donde el individuo no cuenta para nada, dificulta el esfuerzo individual que en Occidente ha mejorado las condiciones de vida. Occidente ha desplegado durante siglos una actividad incansable explorando, inventando y produciendo; Oriente vivió, en cambio, reservado y autosuficiente, integrado en la naturaleza, pero sin progresar sobre allá. No se trata de juzgar qué camino es el deseable, porque los dos sirven a propósitos diversos: si se trata de llegar a la Luna, alimentar millones, fabricar televisores y proteger al individuo, va mejor encaminado Occidente; si lo que se quiere es respeto ecológico, sensualidad erótica, yoguis ascéticos y súbditos sumisos, va mejor dirigido Oriente. Lo sensato es elegir lo mejor de ambos, en el sentido biológicamente favorable para la continuidad evolutiva de la especie humana (Racionero, 2000:19).