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LA ESTRUCTURA IMPERIAL:
PROVINCIAS TRIBUTARIAS FRONTERIZAS31
ОглавлениеGeográficamente, las cuatro provincias del nordeste del Imperio mexica, a saber: Atlan, Ctzicoac, Tuchpa y Oxtipan, regían grandes arterias de comercio y transporte. Dejaban al oeste Metztitlan y se adentraban como una cuña en territorio de los huastecas. Oxtipan estaba algo separada de las otras tres ciudades, todas ellas con unas localizaciones estratégicas privilegiadas, al estar situadas en vías ribereñas principales que unían el altiplano con las ricas tierras bajas de la costa. Ctzicoac y Tuchpa fueron el primer objetivo de las conquistas mexicas en la región. Estos querían controlar un área de particular abundancia; Tuchpa era especialmente rica y suministraba productos de lujo tropicales y semitropicales a la Triple Alianza: algodón, prendas finas de dicho tejido, así como chile, plumas preciosas, maderas, liquidámbar y una amplia variedad de productos perecederos de la costa. Además, al ocupar una zona se controlaba asimismo el comercio preexistente, igualmente atractivo; en este caso, el de turquesas, piedras verdes y sal. Por supuesto, muchos productos y manufacturas tropicales de alto valor se canalizaban a través de los bulliciosos mercados de la región. Cuando los comerciantes del valle central fueron asesinados en Ctzicoac y Tuchpa, los tenochcas y sus aliados fueron a la guerra y aumentaron su dominio sobre el área, cuando exigieron un aumento de tributos, en especial de productos manufacturados en lugar de la misma cantidad de materias primas y la consecución de bienes valiosos, como turquesas y piedras verdes. La presencia de la Triple Alianza en una zona de frontera inestable con Metztitlan, y con los huastecas desde Oxtipan, no rompió, ni mucho menos, los lazos comerciales de estos territorios con sus vecinos potencialmente hostiles, pues estos no querrían romper los lazos comerciales beneficiosos para ambas partes. Eso sí, las guarniciones mexicas las tendrían muy cerca.
En el sudeste, las provincias de Cuetlaxtlan y Tochtepec se extendían desde las tierras altas hasta las costas en los confines del imperio con Coatzcualco (Coatzacoalcos), en contacto con tierras mayas. Como en el caso de las provincias anteriores, estas regiones eran atractivas para la Triple Alianza por la abundancia de sus recursos tropicales y por su posición estratégica, al incluir o abrir rutas de comercio hacia tierras ricas y tentadoras más distantes. Una vez más, el asesinato de pochtecas y otros emisarios mexicas en la zona de Cuetlaxtlan significó la conquista final de toda la región, de las más ricas incorporadas al imperio, conocida aquella costa central del golfo como Totonacapan. Tras la crisis alimentaria sufrida en el valle central de México los primeros años de la década de 1450, toda esta área del este fue vista como una tierra rica, ya que los bienes de subsistencia se producían aquí en abundancia, pero no solo ellos, también obtenían cacao, piedras verdes, oro, goma, adornos cutáneos (bezotes) y plumas de pájaros tropicales, incluido el quetzal. De la misma manera que en el caso de las provincias tributarias del nordeste, tanto Cuetlaxtlan como Tochtepec experimentaron algunos cambios en sus requerimientos de tributo y aumentaron la petición de productos manufacturados. Tochtepec fue primero objeto de atención por parte de Tlatelolco, pero después tanto Tenochtitlan como Tetzcoco también se interesaron y de ahí llegó la conquista e incorporación final. Con guarnición militar y gobernador mexica, esta ciudad y su entorno no se rebelaron a diferencia de Cuetlaxtlan, que lo hizo varias veces, atendiendo principalmente a los estímulos de Tlaxcala, que también tenía intereses en esta región, y a pesar del traslado de población colona dependiente de los mexicas a sus costas.
En la costa del Pacífico, todo parece indicar que las conquistas de Xoconochco (Soconusco) y Cihuatlan fueron sendos objetivos por sí mismas, es decir, sin ser vistas en ningún caso como posibles etapas de una posterior expansión hacia tierras más distantes. No obstante, Xoconochco sí se encuentra en una ruta muy obvia hacia América Central, un lugar donde, además, los mexicas compitieron con los mayas quichés por el control de aquellas ricas tierras. Por su parte, Cihuatlan se extendía a lo largo de la costa del Pacífico, fronteriza con los tarascos al noroeste y con las tierras de Yopitzingo al sudeste. En ambas provincias se producía cacao de calidad, que, en el caso de la región del Xoconochco, pudo intercambiarse por obsidiana del centro de México y hachas de cobre, que funcionaban como moneda. Además del tributo según los recursos locales, los mexicas obtuvieron en esta zona ámbar, oro y posiblemente piedras verdes gracias a las redes comerciales ya establecidas con anterioridad. De ahí que su conquista quizá buscase por encima de todo dotar de ventaja a los comerciantes mexicas sobre sus rivales mayas en la consecución de las riquezas de las tierras situadas más allá. Cihuatlan, en cambio, dependía de los recursos producidos localmente para su tributo imperial: manufacturas del algodón allí cultivado, pero, sobre todo, algodón pardo en bruto, cacao bermejo y conchas de la variedad Spondylus, unos productos que únicamente los obtenían los mexicas de este territorio.
Dada su distancia a las capitales imperiales, tanto el Xoconochco como Cihuatlan podían esperar el nombramiento de funcionarios imperiales u otros medios de control político y militar. La cercanía a la frontera tarasca sin duda influyó en el caso de Cihuatlan, donde al menos uno de sus centros provinciales proporcionaba como tributo comida y armas «para la frontera». No obstante, parece que en Xoconochco se desplegó una actividad militar mayor.
En la zona sur se hallaban situadas las provincias de Tlappan, Coixtlahuacan y Tlachquiauhco. Estas dos últimas se hallan localizadas en la Mixteca Alta, una región montañosa conocida históricamente por sus reinos independientes que competían entre sí, mientras Tlappan se localizaba en el actual estado de Guerrero. Tlappan contaba con fronteras con territorios enemigos como Yopitzingo y Tototepec; Coixtlahuacan y Tlachquiauhco compartían frontera entre ellos y las ciudades-estado en las dos provincias llevaban a cabo incesantes guerras dentro de los límites del imperio y con enemigos más allá de las fronteras, Teotitlan al norte y la propia Tototepec al sur. Las tres provincias dominadas aportaban oro, cochinilla y plumas de quetzal, estos dos últimos productos obtenidos mediante el comercio con zonas independientes. La situación militar se conoce mucho mejor para Coixtlahuacan, donde había gobernadores mexicas, guarniciones y una fortificación, aunque estos establecimientos pueden ser típicos de esta región fronteriza. Sin embargo, algunas ciudades-estado en estas provincias fueron conquistadas durante el reinado de Mohtecuzoma Xocoyotzin (o Moctezuma II).
La zona del norte, fronteriza con los tarascos, los chichimecas y Metztitlan, se hallaba ocupada por las provincias tributarias de Atotonilco, Axocopan, Xilotepec y Xocotitlan. Por tanto, era esta una zona en la que la guerra y la asistencia para la misma era la principal actividad de sus habitantes por deseo de los señores mexicas. La producción local se centraba en textiles, con toda probabilidad fibra de magüey, trajes de guerrero, cuyas plumas debían importar, y granos para la alimentación. En todas ellas parece que las relaciones comerciales eran intensas, en especial en Xilotepec, algo menos en Axocopan, mientras que Tulancinco, un centro especialmente importante en la provincia de Atotonilco, disponía de un mercado ampliamente conocido. Su conveniente localización geoestratégica hizo que los mexicas la utilizaran como una escala en sus expediciones militares a la costa del golfo, lo cual no fue óbice para que se rebelara en alguna ocasión. En esta región, solo la provincia de Xilotepec estaba razonablemente bien fortificada con una fortaleza y una guarnición de soldados, aunque también existían en Xocotitlan pequeños asentamientos agrupados a lo largo de la frontera, si bien alejados con respecto a la capital de la provincia, mucho más apartada de la frontera.
Por último, las provincias que hacían de frontera con Tlaxcala eran Tlatlauhquitepec, Tlapacoyan, Cuauhtochco y Tepeacac. Las dos primeras enfrentaban a Tlaxcala desde el norte. Aunque estas provincias limitaban directamente con Tlaxcala, parece que la mayor carga de las escaramuzas y la guerra la soportaba la pequeña provincia estratégica de Tetela, emparedada entre estos tres reinos. Cuauhtochco marcaba el límite sur de Tlaxcala, quizá con poca eficacia, ya que esta superaba las defensas de esta provincia y, repetidamente, incitaba a la rebelión a la más lejana Cuetlaxtlan. Tlaxcala y Tepeacac compartían una frontera particularmente larga y contenciosa. Tlatlauhquitepec y Tlapacoyan, producían algodón en abundancia, lo que parece haber atraído a la Triple Alianza y haber señalado estas áreas para ser conquistadas. Cuauhtochco pagaba su tributo en cacao y una gran cantidad de algodón, aunque hay alguna duda acerca de si estos productos se daban en la provincia o eran importados. Sea como fuere, el algodón en bruto lo pagaban solo otras tres provincias y cuatro eran las que enviaban cacao como tributo. Los recursos de Tepeacac eran bastante diferentes y, en algunos casos, únicos: madera, cal, canutos para fumar y pieles de venado. Por otro lado, con los mexicas se incidió en que tanto Tlapacoyan como Tepeacac dispusiesen de mercados bien abastecidos, en especial de productos de lujo, tras la conquista y que dispensaran de facilidades a los comerciantes en tránsito por sus tierras. Con todo, aunque los recursos y el comercio seguro que eran incentivos para la conquista mexica, la posición estratégica de estas tierras a lo largo de la frontera de Tlaxcala debe de haber sido un estímulo aún más fuerte. El imperio necesitaba súbditos leales que rodearan a su enemigo más tradicional y estas cuatro provincias, por lo general, sirvieron bien a los poderes de la Triple Alianza. Cuauhtochco se fortificó fuertemente con puestos militares y guarniciones y Tepeacac parece haber sido reorganizada de forma interna para dar a la fiel ciudad de Tepeacac preeminencia en la provincia.