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Colofón

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El partido minoritario Voluntad Popular, con apoyo de otros sectores de la ultraderecha y financiamiento externo, con una cartelizada guerra mediática en el país, la región y el mundo, pretendió sustituir al presidente legítimamente electo con “la salida” hacia un “gobierno de transición” no elegido por nadie, apenas dos meses después de que el bolivarianismo ganara en las elecciones el 76,42% de las alcaldías, 256 municipios de 335. Ninguna otra propuesta, ningún proyecto.

“La salida” es promovida después de que el gobierno otorgara a los empresarios 60.000 millones de dólares a tasa preferencial para importaciones indispensables, que estos supieron disipar en importaciones ficticias, después de acaparamientos masivos por comerciantes que crearon desabastecimientos estratégicos. La ofensiva fue lanzada después que el gobierno de Maduro debió enfrentar la guerra económica con una Ley de Precios Justos que prohíbe las acostumbradas ganancias empresariales de “apenas” 200%, 300%, 1.500% y hasta 15.000%.

Estados fronterizos, cundidos por la infiltración paramilitar, son escenarios de un proyecto secesionista. Los medios internacionales los presentan como estudiantes. En Caracas, paramilitares colombianos matan selectivamente y a mansalva a dirigentes chavistas de base, en alianza con los sectores de la burguesía local. La internacional del terror mediático los presentan como muertos por gendarmes.

El intelectual Luis Britto García señala que entre los muertos, algunos estudiantes hay, enviados en primera fila para proporcionar las víctimas. Pero entre ellos están pocos del 79% de los jóvenes de 14 a 24 años que estudian; del 67% que lo hace en instituciones gratuitas, del 90% que considera que los estudios le aportan muchas o bastantes oportunidades, del 73% que aprecia que el mejor sistema es la bolivariana democracia participativa; del 60% que piensa que el mejor sistema económico es el socialista. Sólo un tercio de los violentos arrestados son estudiantes.

Los terroristas venezolanos han pasado de la manifestación “pacífica” al secuestro masivo de vecinos, el saqueo, el cobro de peaje, el incendio, la destrucción de 15 sedes universitarias gratuitas, el envenenamiento de aguas con gasoil y el asesinato. Alquilando sicarios, paramilitares y azotes de barrio que tras su captura confesaron haber sido pagados…

Matones, asesinos, sicarios, homicidas, secuestradores, descuartizadores, incendiarios de universidades, quemadores de preescolares, vándalos, narcos, paramilitares, parapolíticos, colectores de “vacuna”, cobradores de peaje, saqueadores, usureros, acaparadores, especuladores, fugadores de capitales, delincuentes bancarios, calumniadores, difamadores, fraudulentos, repitientes, guarimberos, golpistas, fascistas, terroristas acuden al diálogo, “vigilado” por los cancilleres de UNASUR.

Exigen que se les permita continuar sus actividades impunemente, amenazando con que si no se les permite seguirán practicándolas. Demandan que la minoría criminal mande sobre la mayoría inocente. Además, solicitan el derecho a eliminar a todos los que no se dediquen a lo mismo, señala Luis Britto García.

El terrorismo mediático contra Venezuela se ha internacionalizado, cartelizando 87 periódicos de la Sociedad Interamericana de Prensa y los cinco megamonopolios mediáticos del mundo, con su “verdad única” de manipulación y falsedades. Es apenas un ensayo aplicable a cualquier otro país de la región. Para aclarar: en Venezuela operan hoy 2.896 medios, de los cuales 2.332 (65,18%) son privados, y apenas el 3,22% del sector oficial. El resto son medios populares, comunitarios, alternativos.

Hace 40 años, en América Latina se necesitaban las Fuerzas Armadas para imponer, a través del terror, un modelo político, económico y social. Hoy no hacen falta bayonetas ni tanques: alcanza con el control del aparato mediático para ello. La guerra es simbólica, y más efectiva que una ofensiva militar es el bombardeo permanente de mentiras, manipulaciones, mensajes e imágenes únicas que van imponiendo un imaginario colectivo que facilita la reimposición de los modelos neoliberales.

“Para vender sus guerras, el Mercado siembra miedos, y el miedo crea clima. La televisión se ocupa de que las torres de Nueva York vuelvan a derrumbarse todos los días. ¿Qué quedó del pánico del ántrax? No solo una investigación oficial, que poco o nada averiguó sobre aquellas cartas mortales: también quedó un espectacular aumento del presupuesto militar de EEUU. Y la millonada que ese país destina a la industria de la muerte no es moco de pavo. Apenas un mes y medio de esos gastos bastaría para acabar con la miseria en el mundo, si no mienten los numeritos de Naciones Unidas”, señala Galeano.

Estos terroristas mediáticos de hoy son los traficantes de siempre: drogas, armas, desinformación, terrorismo mediático, son solo productos vendidos en el mercado libre para el consumo de nuestras sociedades, muchas veces con la lamentable complicidad de seudo comunicadores sin ética ni conciencia social, convertidos en sicarios de sus patrones, que los desechan cuando ya no les son rentables para sus propósitos.

Es un Plan Cóndor simbólico. ¿Estamos preparados para enfrentarlo o nos conformaremos con la mera denuncia?

La Internacional del terror mediático

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