Читать книгу Derecho Procesal Electrónico Práctico - Carlos E. Camps - Страница 20
3. Competencia, Compretencia (SIC) y Recursos Inhumanos (RRII)
ОглавлениеNo nos es extraño para quienes nos dedicamos al derecho, que nuestra actividad principal se brinde ex-post al hecho ocurrido, en este mismo sentido la tecnología no resulta ser producto de una inmediata y abrupta implementación en nuestras vidas, sino que, por el contrario, los diversos tipos de tecnología que se presentan en nuestro sector resultan ser producto de una cobertura de otros mercados y necesidades.
En este marco, en la República Argentina, vivimos bajo un paraguas de exigencia en relación a la competencia y adquisición tecnológica verdaderamente bajo para el ejercicio de la profesión.
Para abordar este capítulo, debemos comprender el significado, y simbología de la competencia jurídico-tecnológica hoy exigida para brindar un merecido servicio a los ciudadanos que representamos.
Por ello, si hablamos de competencia jurídica podríamos decir hoy en día que, hasta el mismísimo primer mandamiento de Couture, se ha quedado corto; “Estudia. El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.”
Por eso, parafraseándolo al maestro, no sólo el derecho se transforma constantemente, sino nuestra interrelación con el medio tecnológico-jurídicos, esta relación que cada día pone el derecho en las calles, y hoy en día en las redes.
Así las cosas, se denota claramente, que el saber sólo derecho no nos alcanza para que nuestro cliente se sienta protegido frente a los tribunales y contrapartes que ya conviven entre nosotros con un alto nivel de competencia tecnológica.
En la República Argentina la competencia tecnológica en el ejercicio profesional no resulta ser obligatoria y validada anualmente, y es por ello, que la exigencia respecto de ser competente tecnológicamente hablando es un valor intrínseco a la pasión proporcional que cada uno de los colegas siente por la profesión.
Por otro lado, y no menos importante como parte de las habilidades que los abogados deben tener, se encuentra aquella denominada “Compretencia Tecnológica” (sic) respecto de la cual cada uno de los colegas debe armarse su propio “setup”, puesto de trabajo o adquisición de recursos inhumanos.
Viviendo durante muchos años en un país en el cual cualquier emulación respecto de recomendaciones en la adquisición de productos tecnológicos u otros en particular, inmediatamente resuenan sobre la adquisición no validada, direccionada más a la compra innecesaria de tecnología, nos encontramos ante una realidad en la cual los productos para el armado del setup jurídico no tienen su propia creación a nivel nacional. Como sí, por ejemplo, encontramos en otras latitudes, rankings sobre los mejores scanners o productos para el equipamiento de estudios jurídicos año tras año (2).
Así las cosas, resulta imperiosamente necesario que los colegas compartamos información actualizada y validada, o por qué no, profesionalicemos la formación de nuestros puestos de trabajo para brindar un correcto, eficiente y eficaz servicio a nuestros clientes.
Como una guía del setup del abogado y su entorno (3), aquellas herramientas que forman parte de la navaja suiza de los colegas es la siguiente, desde luego con la debida aclaración que todo debe ser proyectado y avanzado en su adquisición con debido término, estudio, actualización, previsión, escalamiento en el orden y planificación: