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DISCURSO COMO CANDIDATO EN EL SENADO CONTRA SUS ADVERSARIOS GAYO ANTONIO Y LUCIO CATILINA 9
ОглавлениеAfirmo, senadores, que Catilina y Antonio acudieron la pasada noche, junto con sus agentes 10 , a la casa de cierto noble bien conocido y habituado a las ganancias derivadas de este tipo de liberalidad.
Pues ¿a quién puede tener como amigo quien masacró a tantos ciudadanos romanos 11 , o como cliente quien dijo que él en su propia ciudad no podría enfrentarse con un extranjero en un juicio justo 12 ?
[75] Y no atendió al senado cuando, estando ausente, fue censurado con vuestras gravísimas imputaciones 13 .
[76] Cuán fuerte es el poder de los tribunales de justicia, lo aprendió cuando fue absuelto: si es que aquel proceso puede llamarse juicio o a ese veredicto, absolución 14 .
¿No sabes que yo fui nombrado primer pretor 15 y que a ti se te subió del último al tercer puesto gracias a la concesión de los demás aspirantes, a la unión de las centurias y, sobre todo, gracias a mi apoyo 16 ?
[77] Con dificultad entiendo, Quinto Mucio 17 , que tuvieses una opinión del pueblo romano tan negativa como para que ayer dijeras que yo no era digno del consulado 18 . ¿Por qué? ¿Es que el pueblo romano elegiría un defensor para él con menos esmero que tú para ti mismo? Pues, al acusarte de hurto Lucio Caleno, quisiste que, preferentemente, fuera yo el defensor de tus fortunas. ¿Puede el pueblo romano, llevado por tu consejo, rechazar como defensor de los más honestos asuntos al hombre, a cuya opinión tú recurriste en tu infame proceso? A menos que vayas a alegar que en esa circunstancia, cuando fuiste acusado de hurto por Lucio Caleno, te diste cuenta de que te fui de poca ayuda.
Se enlodó con todo tipo de estupros y delitos; se manchó de sangre con un asesinato nefario; expolió a los aliados; violó leyes, procesos, tribunales 19 .
¿Qué decir sobre cómo ultrajaste a la provincia? Pues no me atrevo a explicar cómo te comportaste allí, porque fuiste absuelto. Imagino que mintieron los caballeros romanos, que fue falsa la evidencia documental de la ciudad más honesta 20 , que mintió Quinto Metelo Pío, que mintió África. Supongo que aquellos jueces que te declararon inocente vieron algo en tu favor 21 . ¡Desgraciado que no te das cuenta de que en aquel juicio no se te absolvió sino que se te reservó para otro proceso más severo y un castigo aún mayor!
Dejó claro cuánto le importaba el pueblo, cuando, a la vista [78] del pueblo, cortó el cuello de un hombre especialmente popular 22 .
No puedo entender qué locura le empujó a despreciarme 23 . ¿Acaso pensó que yo lo iba a tolerar con serenidad? ¿No vio en el caso de su propio amigo, su más íntimo amigo, que yo ni siquiera pude tolerar con calma las afrentas hechas a otros 24 ?
El uno 25 , una vez vendido todo el ganado y habiendo asignado casi la totalidad de los pastos, retiene a los pastores con los que afirma que él, cuando lo desee, puede provocar una guerra de esclavos fugitivos de forma súbita.
El otro 26 indujo al que pudo para que prometiera inmediatamente al pueblo gladiadores aunque no estaba obligado a proporcionarlos; él, en persona, como candidato al consulado, los supervisó y no sólo los eligió, sino que, además, los compró y esto se hizo en presencia del pueblo romano 27 .
[79] Por lo tanto, incrementad, si os parece, el salario 28 de Quinto Mucio 29 para que continúe impidiendo la ley, como ha comenzado ya a obstruir la resolución del senado; pero lo que es yo, estoy satisfecho con esta ley 30 , gracias a la que hemos visto que dos cónsules designados 31 fueron condenados al mismo tiempo.
(14) Y por no hablar de ese hombre, un bandido cuando estaba en el ejército de Sila, un gladiador al entrar en la ciudad, un auriga en su triunfo 32 .
(15) ¿No es un prodigio y un portento que alguien como tú, Catilina, espere conseguir el consulado o tan siquiera piense en ello? ¿A quiénes se lo pides? ¿A los líderes de la ciudad, estos que, cuando Lucio Volcacio convocó una asamblea, ni siquiera quisieron que tuvieses la posibilidad de aspirar al consulado?
¿A los senadores, quienes, por su propia autoridad, te [80] habían arrancado todos tus honores y casi te entregaron, encadenado, a los africanos 33 ? ¿Al orden equestre, al que masacraste 34 ? ¿A la plebe, a la que tu crueldad le proporcionó un espectáculo de tal naturaleza que nadie te podría mirar sin un gemido o sin un recuerdo lleno de dolor 35 ?
Él en persona, en sus propias manos, esa cabeza 36 que todavía en aquellos momentos estaba llena de vida y de hálito la llevó ante Sila desde el Janículo hasta el templo de Apolo 37 . [81] ¿Qué puedes alegar en tu defensa que ellos no hayan dicho ya en la suya? Y con todo, aquellos dijeron muchas cosas que a ti no se te permitirá decir 38 .
Finalmente, aquellos pudieron negar y negaron; tú, ni siquiera dejaste la posibilidad de negar tu desvergüenza. Por esta razón, se podrá decir que se han celebrado juicios memorables si después de haber condenado a Luscio 39 mientras lo negaba todo, van a absolver a Catilina, aunque confesara 40 .
¿Es que posees la suficiente autoridad política como para [82] despreciarme y humillarme o se trata de esa otra reputación que te ganaste con tu comportamiento en el pasado, cuando has vivido de tal modo que no hubo lugar, por inviolable que fuera, en el que tu llegada no aportara un sacrilegio, incluso aunque no hubiera ningún delito 41 ?
Cada vez que se te sorprendía en adulterios, cada vez que tú mismo sorprendías a adúlteros, cuando en un mismo estupro te encontraste no sólo una esposa, sino también una hija 42 .
¿Qué voy a decir yo sobre cómo asolaste la provincia aunque todo el pueblo romano elevó un clamor contra ti y te ofreció resistencia? Pues no me atrevo a decir cómo te comportaste allí, porque has sido absuelto 43 .
Paso por alto aquel monstruoso intento tuyo 44 y aquel día tan amargo y luctuoso para el Estado cuando quisiste organizar la matanza de los optimates con Gneo Pisón 45 como cómplice (por no nombrar a ningún otro).
[83] ¿Es que has olvidado que tú, cuando éramos los dos candidatos a la pretura, me pediste que te cediera el primer lugar 46 ? Como suplicabas esto con mucha frecuencia y me lo exigías con la mayor desvergüenza ¿recuerdas que yo te contestaba que te comportabas de manera desvergonzada porque me pedías aquello que a ti nunca Bóculo 47 te había pedido?
Quienes, después de que no fueron capaces de cortar los nervios de ciudadanos romanos con el puñalito hispano 48 con el que lo habían intentado, están intentando clavar al mismo tiempo dos puñales 49 contra el Estado.
Sabed que este gladiador Licinio 50 ya se ha dejado crecer el cabello 51 debido a la información presentada en contra de Catilina… Quinto Curión 52 , un hombre con la dignidad de cuestor.
1 Lucio Julio César y Gayo Marcio Fígulo, en el 64.
2 Cicerón nombra a otros cuatro candidatos más que en el momento de pronunciar este discurso ya no estaban en las listas electorales: Cesonio, Aquilio Galo, Tito Aufidio y Lolio Palicano (Cartas a Ático 1.1.1).
3 Era un patricio del que Cicerón tenía una buena opinión, pero que carecía de la iniciativa personal necesaria para ser un buen cónsul (Verrinas 1.7.10; Sobre la respuesta de los arúspices 6).
4 Gayo Antonio era el segundo hijo del orador y tío de Marco Antonio, el tribuno; Lucio Casio Longino era pretor en el 66 y tuvo un comportamiento bastante vergonzoso al no presentarse en el primer proceso contra Cornelio.
5 Cornificio, uno de los jueces en el proceso contra Verres, siempre estuvo al lado de Cicerón y le ayudó a sofocar la conjura de Catilina. Licino Sacerdote, pretor del 75 que, cuando estuvo en Sicilia, realizó una gestión impecable y honrada a la que alude Cicerón en varias ocasiones poniéndolo como ejemplo ante Verres, que le sucedió en el gobierno de la isla.
6 Meses después de este discurso, se descubrió que era uno de los seguidores de Catilina que tenía como encargo prender fuego a Roma y negociar con los alóbroges; huyó de Roma y fue condenado a muerte sin estar presente (En defensa de P. Sila 13).
7 En el 64, a pesar de la buena gestión en el desempeño de su cargo de edil del año anterior, César era todavía muy joven y tenía deudas importantes: posiblemente Craso, en estos momentos, ya estaba intercambiando favores con Catilina, pero no en la medida que sugiere Asconio.
8 La ley Acilia Calpurnia del 67.
9 Sigue el orden y la numeración del texto de Asconio.
10 Era el agente o depositario a quien se confiaba el dinero para el soborno. Parece que Cicerón sugiere que Catilina y Antonio ya han depositado el dinero para los sobornos en manos de estos agentes y esperan el resultado de las elecciones para ver si deben pagar o no los sobornos acordados.
11 Catilina, durante las proscripciones, asesinó a ciudadanos romanos como Quinto Cecilio, Volumnio, Tantasio o Marco Mario Gratidiano.
12 Antonio, durante su estancia en Grecia como oficial de caballería con Sila en el 84, extorsionó a numerosos ciudadanos y fue acusado en el 76 ante el pretor Terencio Varrón Lúculo; cuando el pretor dio la razón a los demandantes griegos, Antonio reclamó diciendo que la resolución había sido injusta y que había que anular la pena que se le había impuesto; no se sabe qué se le respondió, pero en el 70 fue expulsado del senado por este motivo, por haber hecho caso omiso del proceso del 76 y por sus numerosas deudas.
13 Catilina parece haber despreciado las notas de censura que, en su ausencia, el senado romano había emitido contra él por su comportamiento en África como propretor en los años 67 y 66.
14 Cuando Catilina volvió de África, fue acusado de extorsión por Publio Clodio, pero resultó absuelto. Cicerón ironiza sobre este proceso, en el que se detectaron irregularidades, debidas —posiblemente— al soborno de los jueces.
15 El pretor urbano era el primero en rango y es el cargo que consiguió Cicerón.
16 Cicerón se queja de la ingratitud de Antonio.
17 Quinto Mucio Orestino era un tribuno de la plebe al que Cicerón defendió en algún momento de su carrera (quizás en el 65) y al que considera también ingrato.
18 Es posible que Cicerón cite frases concretas pronunciadas por el tribuno el día anterior y las reproduzca en estilo indirecto.
19 Cicerón hace una enumeración rápida de los puntos que va a tratar a continuación (aunque los desarrolla después en orden inverso): estupro, actos vergonzosos, asesinato, expolio, violación de los procedimientos legales.
20 Útica.
21 El orador intensifica la ironía para reforzar el argumento de que es imposible que un jurado pueda haber encontrado a Catilina inocente; la única explicación posible es que el jurado entendiera que mintieron los caballeros, la documentación presentada, Metelo y la propia África.
22 Se refiere a Marco Gratidiano, asesinado de forma brutal durante las proscripciones silanas por Catilina, que llevó su cabeza por toda la ciudad. Es un comentario breve pero muy cuidado: el políptoton —populum…populo…popularis — acentúa el contraste entre esta acción de Catilina y su candidatura a la más alta magistratura del pueblo romano.
23 Hay testimonio de los insultos que lanzó Catilina contra Cicerón en Salustio (Contra Catilina 31.7).
24 Posiblemente se refiere al caso de Verres y sus ofensas a los sicilianos.
25 No parece probable que en este comentario se refiera a Antonio, pues tenía grandes deudas y no podía mantener a una cuadrilla de pastores como ejército personal; se trataría, igual que en el fragmento que sigue, de un ejemplo genérico sobre cómo se podía amenazar soterradamente a un grupo político para influir en su votación. El efecto que, con esta alusión, pudo causar Cicerón en la audiencia era importante, pues todos tenían en la memoria la revuelta de Espartaco.
26 Quizá se refiere a Quinto Galio, candidato a la pretura en el 64 y acusado de cohecho por Calidio, que fue defendido por Cicerón y absuelto, ya que obtuvo el cargo de pretor para el 63, y, como pretor, presidió el proceso contra Cornelio (Bruto 80).
27 Es posible que, mientras preparaba su candidatura a pretor, Galio organizase este espectáculo de gladiadores (algo totalmente prohibido por la ley Calpurnia) alegando que lo hacía en honor a su padre recientemente fallecido.
28 Cicerón, con amargo sarcasmo y de forma directa, muestra a sus rivales el único camino que les queda: pagarle más a Mucio para que mantenga su veto a la propuesta de endurecimiento de las penas por soborno que establecía la ley Calpurnia; y a la ironía se une también una velada amenaza: la ley vigente es suficiente para condenar a quien practique el soborno electoral.
29 Quinto Mucio Orestilo pudo haber sido, para Catilina, pariente además de apoyo político, ya que su hermana Aurelia fue la mujer de Catilina. Los rumores decían que Aurelia al principio no quería casarse con Catilina porque éste tenía un hijo ya mayor de su anterior matrimonio y que el propio Catilina lo mató para poder casarse con ella (Cartas a los familiares 9.22).
30 La ley Acilia Calpurnia del 67.
31 Los dos cónsules fueron Publio Cornelio Sila y Publio Autronio Peto, quienes, antes de asumir su cargo, fueron acusados de soborno electoral por Lucio Aurelio Cota y Lucio Manlio Torcuato y, condenados, perdieron su nombramiento y sus acusadores fueron nombrados cónsules.
32 Se refiere a Antonio, al que califica de ladrón, porque, como oficial de la caballería silana, expolió Grecia; de gladiador, por el comportamiento que tuvo durante las proscripciones silanas, tras la victoria del dictador en el 82; de auriga, porque participó en una carrera de carros que tuvo lugar en los Juegos de la Victoria de Sila en el 82. Estos ataques breves y directos contra Antonio dejaban en la mente del auditorio la imagen de un hombre despreciable que, moralmente, lo inhabilitaba como candidato al consulado.
33 Catilina, durante sus dos años —67 y 66— como propretor en África, extorsionó la provincia de tal modo que en el año 65 los africanos enviaron embajadores para quejarse ante el senado de Roma de la conducta de Catilina; cuando anunció que iba a presentar su candidatura al consulado del 64, el cónsul Lucio Volcacio Tulo convocó una asamblea para decidir si debía ser admitida su candidatura; como en ese momento estaba acusado de concusión por los africanos, no se le permitió presentar la candidatura. Al término del proceso resultó absuelto, porque, aunque la mayoría de los senadores votaron en su contra, los votos de los caballeros y tribunos lo salvaron.
34 El orden ecuestre, en su mayor parte, había tomado partido por Cina frente a Sila; muchos fueron asesinados tras la victoria silana.
35 El orador, después de recorrer todos los escalones de la sociedad romana desde el cónsul hasta la plebe mostrando que Catilina no cuenta con apoyos en ninguno de ellos por sus deleznables acciones pasadas, se centra en el asesinato de Gratidiano, un crimen impropio del hombre que aspira a regir los destinos de Roma.
36 Cicerón dibuja el espectáculo de Catilina llevando en su mano la cabeza ensangrentada de Gratidiano desde el Janículo, cruzando la ciudad, hasta donde se encontraba Sila; la especificación de los lugares de partida y llegada que dibujaban el trayecto que siguió Catilina hasta llegar a su destino acentúa el dramatismo.
37 Es el templo de Apolo que estaba próximo a la puerta Carmenta, fuera del pomerio, entre el mercado de verdura y el Circo Flaminio.
38 Catilina se enfrentaba a la posibilidad de ser encausado por los asesinatos que había cometido durante las proscripciones silanas, igual que estaba sucediendo con otros sicarios silanos, y Cicerón afirma que Catilina no podría alegar nada en su defensa (como habían hecho otros) y que, inevitablemente, sería condenado.
39 Se trata del juicio contra un seguidor de Sila, Lucio Luscio, un centurión famoso por sus crímenes y por la riqueza que adquirió con ellos, que fue acusado y condenado en el 64.
40 Cicerón insiste en que Catilina no podría salir absuelto de un proceso criminal, pues su culpa es bien conocida y sólo podría indultarle un tribunal corrupto («memorable»).
41 Quizá se trate de una velada alusión al juicio por adulterio al que fue sometida la vestal Fabia, familiar de Terencia, la esposa de Cicerón, en el que estaba implicado Catilina; el acusador fue Clodio pero, tras la intervención de Quinto Cátulo, se retiraron los cargos; la absolución de Fabia fue resultado de los esfuerzos de Cicerón y, aunque en el texto no nombra a la vestal, insiste en su inocencia.
42 Se trata del rumor de que Catilina había cometido adulterio con una mujer que, después, fue su suegra, pues se casó con la hija.
43 Nuevamente hace referencia al expolio sistemático de Catilina en África y a su posterior proceso.
44 Cicerón espera hasta casi el final del discurso para asestar el golpe definitivo contra Catilina: lo acusa de haber organizado una trama para asesinar a senadores romanos; es posible que esta situación de tensión pueda relacionarse con los disturbios que rodearon la acusación y el juicio condenatorio de Gayo Manilio, tribuno de la plebe en el 66; incluir a Pisón, muerto en circunstancias sospechosas cuando se pronunció este discurso, intensifica el clima de tensión y miedo en la audiencia, pues corría el rumor de que Catilina y Pisón habían planeado asesinar a miembros del senado y algunos creen que, en esta conjura fallida, César y Craso también participaban.
45 Era un joven noble, derrochador y extravagante que se unió a Catilina y a quien el senado, para alejarlo de Roma, lo envió, como cuestor, a España, donde fue asesinado quizá por instigación de Pompeyo y Craso.
46 Cicerón recuerda, una vez más, que él fue el primer pretor y que Antonio le suplicó ayuda, un hecho conocido por todos y al que Cicerón alude sólo para abochornar a Antonio, pues en la petición no hay nada ilegal.
47 Bóculo era un auriga famoso del circo de Roma.
48 Se refiere a Gneo Pisón; el diminutivo intensifica la idea de que este joven disoluto era un elemento débil e incapaz manejado por quienes buscaban la perdición del Estado.
49 El término latino es sica , un puñal pequeño que utilizaban los alborotadores en Roma para amenazar la seguridad de los buenos ciudadanos; la simple mención de este tipo de arma generaba inquietud. De forma velada Cicerón identifica esos dos característicos puñales con los aspirantes al consulado: Catilina y Antonio.
50 No se sabe con seguridad quién era este Licinio: quizás el acusador de Catilina en el juicio del 73 o uno de los jueces corrompidos por Catilina en el 65 que facilitaron su absolución.
51 En Roma los acusados se dejaban crecer el pelo como señal de dolor para generar simpatía en el jurado. Parece que Cicerón quiere decir que un tal Licinio espera verse pronto implicado, de alguna manera, en un juicio contra Catilina para el que ya se habían presentado (o se iba a hacer pronto) datos e información.
52 Quinto Curión es posiblemente el seguidor y colaborador de Catilina, que fue expulsado del senado en el 70 por dilapidar su fortuna en el juego.