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3. El nuevo rol del conocimiento

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La actual revolución tecnológica está cambiando el escenario de los saberes y las disciplinas (13). La revolución tecnológica consistió en la incorporación de la microelectrónica como dispositivo fundamental de las máquinas herramientas y en la introducción de la informática como controladores del funcionamiento de la producción, lo cual determinó que el desarrollo de los microprocesadores (velocidad de procesamiento, memoria, miniaturización, costos, etc.) y del software (estandarización, programación en web, complejización de los lenguajes, abaratamiento, autodesarrollo) se transformaran en el nuevo motor de la acumulación de capitales. Ellas implican un cambio en el uso y el significado del conocimiento. Diversos autores han definido esta como una nueva forma de creación de riqueza y de organización de las sociedades, y como derivada del uso intensivo de conocimientos. En tanto las ventajas competitivas de las empresas se asocian a la creación de innovaciones y el comercio se articula en función de los niveles de densidad tecnológica, ello ha derivado en un enorme volumen de inversiones financieras orientadas a la creación de conocimientos patentables. El propio comercio mundial ha dejado de estar dominantemente regulado en función de aranceles y barreras aduanales, para regularse con base en los derechos intelectuales (de autor y conexos, de denominación de origen, de marcas, de diseño, de patentes, del know how, etc.). La propiedad del conocimiento se ha expandido, han aumentado sus formas de protección, su cobertura, se ha globalizado al producirse una armonización planetaria, se han ampliado las áreas a las cuales se protege, y se han establecido mecanismos de observación a partir de tratados de apertura recíproca del comercio a través de la Organización Mundial del Comercio y de los tratados de libre comercio impulsados por Estados Unidos. Ello está contribuyendo a perfilar una nueva división internacional del trabajo y a que las empresas inviertan crecientes recursos económicos en la producción de nuevos conocimientos, tanto del tipo de innovaciones que propendan a pequeñas mejorías incrementales como a aquellas orientadas a crear inventos o a encontrar descubrimientos patentables. Como derivación de estos recursos económicos colocados en investigación y desarrollo, se ha generado una expansión casi galáctica de datos, de información y de conocimientos. La propia industrialización de la producción de conocimientos está en el centro mismo del modelo económico (14). Definidas como capital de riesgo, o como un nuevo tipo de capital, las inversiones orientadas a la investigación y al desarrollo han cambiado el panorama de la educación y de las instituciones educativas al desarrollar un complejo entramado institucional (parques tecnológicos, incubadoras de empresas, laboratorios empresariales, centros de investigaciones, etc.) que se manifiesta en el aumento vertiginoso de libros, publicaciones, formulas, axiomas y toda forma de expresión de conocimientos. Estas inversiones producen, por un lado, una creación permanente de nuevos saberes, muchos de ellos patentables; pero por otro, y también permanentemente, tornan obsoletos a otros saberes que son superados por los nuevos paradigmas formulados. El carácter aproximativo del saber paradigmático, el transformarse el conocimiento en capital y en mercancía por su capacidad de crear valor o de intercambiarse, o su carácter privado a través del derecho de propiedad intelectual, se constituyen en los motores que incentivan la continua generación de conocimientos. No es este, sin embargo, un momento coyuntural del ciclo económico tradicional en su fase recesiva, sino una acción intrínseca permanente del modelo económico a escala global. En este camino, se privatiza y se mercantiliza el conocimiento asociado a las inversiones realizadas y a la protección de la propiedad intelectual como parte de una economía global sustentada e impulsada por la aceleración de la innovación tecnológica.

La nueva dinámica económica que se está conformando introduce cambios en el marco de los escenarios del conocimiento, como en su proceso de expansión y diversificación que introduce cambios en la durabilidad y en la propia obsolescencia (15). Esta es una transformación verdaderamente revolucionaria en término de sus impactos; ya no solo en el desarrollo de nuevas demandas de competencias sino en el carácter no durable de los saberes. Tal escenario además introduce la evaluación y acreditación de los saberes, la expansión de los estudios del conocimiento, y un nuevo rol del Estado sobre los procesos académicos antes inexistentes para garantizar la creación permanente de conocimientos y su capacidad de asimilación y gestión con una fuerza de trabajo profesional.

La universidad latinoamericana en la encrucijada de sus tendencias

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