Читать книгу La universidad latinoamericana en la encrucijada de sus tendencias - Claudio Rama Vitale - Страница 7

Introducción

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Este libro profundiza en el mar de incertidumbres sobre los caminos de las universidades de América Latina en el siglo del conocimiento. Dioses y profetas, augures u oráculos han tratado de darnos respuestas al futuro desde siempre. Sin embargo, en algún momento la ciencia tomó de la religión y de las diversas creencias el volante de otear en lo desconocido, y las leyes de la física comenzaron a explicar parte del devenir del tiempo. Huxley fue el primero, al pronosticar con apenas unos días de diferencia el regreso de un cometa a la tierra 76 años después de una de sus apariciones, gracias a lo cual abrió un mundo en la mente de las personas al comenzar a plantear la previsibilidad, la posibilidad de certidumbres, la capacidad de visualizar el futuro. Las estadísticas y las matemáticas pretendieron explicar a partir de allí el devenir y desarrollaron sofisticados modelos de tendencias que simplemente trasladaban el pasado al futuro. Hoy ya sabemos que ello no es posible sino que también es una utopía, que los caminos del futuro son múltiples, que la incertidumbre es infinita, que hasta el aleteo de la mariposa puede cambiar el mundo y no digamos los propios hombres construyendo sus sociedades y cambiando los supuestos destinos manifiestos. El futuro, sin embargo, tampoco es azar y a partir de pensarlo se pasó a concebir la existencia de escenarios posibles, y con ello la prospectiva se ha vuelto un eje de la política y de la planificación estratégica (1). Sin embargo, estos escenarios son apenas futuribles, apenas unas posibilidades en un abanico infinito de caminos. Sin duda, aunque nos podamos preguntar si vale la pena un recorrido intelectual inútil que solo mira desde el presente realidades inexistentes, es también necesario otear desde “los presentes” cómo vemos “los futuros” (2).

No es gratuita la selección de las universidades y de la educación superior como eje de un enfoque prospectivo, en tanto que en el conocimiento descansa parte de los ejes centrales que determinarán el desarrollo económico de la región en cualquier futuro. Sin generación, aplicación y generalización del conocimiento en todas las áreas de la sociedad, ningún motor será suficiente ni posible para encarar el desarrollo; y todos los desarrollos productivos, desde los petroleros hasta las zonas francas, pasando por el turismo o las industrias, quedarán en la categoría de meros enclaves.

La región ha atravesado históricamente diversas concepciones sobre su desarrollo económico y sobre cuáles deben ser los ejes centrales de las políticas públicas. Desde las teorías del despegue que se focalizaban en promover las inversiones en infraestructura siguiendo las teorías de Rostow, a la promoción de la política de sustitución de bienes importados y el avance hacia las etapas más avanzadas de la sustitución de bienes de capital para lograr un desarrollo endógeno —tal como sostenía la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), asociado a la creación de procesos de integración y de expansión de los mercados internos—, hasta las concepciones focalizadas en la necesidad de tener menores tasas de crecimiento poblacional, las que referían a la necesidad de incrementar las tasas de ahorro nacionales por la vía de un incremento del endeudamiento, pasando por las concepciones derivadas del Consenso de Washington cuyo eje se focalizaba en la reducción del aparato estatal, la desregulación y la apertura a la inversión extranjera focalizada en la exportación. No ha faltado en la región diversidad de políticas y concepciones del desarrollo. Y en esta paleta no han faltado tampoco las concepciones asociadas al desarrollo del capital humano y, dentro de ellas, más recientemente a la educación superior, que se está transformando en la nueva quimera del desarrollo para amplios sectores políticos y sociales.

Es en este sector donde comienzan a colocarse las expectativas de desarrollo, el cual empieza a visualizarse como la “panacea”, como el instrumento cuya reforma puede promover el desarrollo endógeno y autosostenido. El creciente avance hacia sociedades de conocimiento o de la información en red, la complejidad de los nuevos procesos tecnológicos, la centralidad de las industrias de valor agregado de conocimiento en forma intensiva como motores económicos en los países centrales, le han transferido a las universidades, a los sistemas de educación superior y a los sistemas de investigación y desarrollo un amplio conjunto de desafíos y expectativas. Ello hace aún más imprescindible reflexionar sobre las tendencias de nuestros sistemas de educación superior, de cara a intentar develar sus potencialidades o restricciones para conformarse como motores de la creación de saberes y la formación de nuevas generaciones con competencias pertinentes a los nuevos contextos.

La presente investigación es un ensayo que no aspira proyectar números, sino que su objetivo fue develar tendencias y tensiones. No pretende construir escenarios sino conflictos, y propende a pensar el futuro como espacio de resolución de los problemas del presente. En este sentido, se concentra en el estudio y la reflexión sobre algunas de las variables problemáticas más significativas de la educación superior, intentando develar sus lógicas y a partir de allí sus tendencias y las tensiones que se generanm ya que finalmente, será de ese encuentro entre tendencias y tensiones donde se construirán los escenarios y los futuribles más posibles. El estudio es una forma de poner un ojo indirecto en el desarrollo de nuestras sociedades y sin duda presupone algunas hipótesis sobre el tipo de educación pertinente. La investigación se presenta como un ensayo analítico de las variables que inciden con más intensidad en la educación superior de la región, y la investigación se focaliza en intentar analizar las dinámicas de sus funcionamientos y construir un marco tanto prospectivo como tendencial de dichas variables de forma entrelazada, de tal manera que nos permitan superar un análisis parcelado y poder formular visiones más articuladas sobre el futuro de la educación superior en la región.

Sin duda los análisis prospectivos y de tendencias no logran responder a las infinitas incertidumbres del futuro. Menos aún uno solo, focalizado en variables asociadas a la dinámica de la educación superior. Los análisis de Herman Khan y del Instituto Hudson, precursores en esta materia, mostraron que todos los estudios siempre dejaron respuestas incompletas y parciales. Los propios estudios del Club de Roma y las proyecciones del futuro con un fuerte paradigma ricardiano, no lograron preveer las realidades del futuro, aunque todos tendamos a afirmar rápidamente que los recursos naturales se acabarán alguna vez y que la población seguirá creciendo.

El siglo XX fue el tiempo de las certezas en los saberes y de la estabilidad de las instituciones educativas como resultado de la lenta renovación de los conocimientos, el funcionamiento de dinámicas económicas basadas en el uso intensivo de recursos factoriales y la existencia de niveles de cobertura reducidos en el marco de instituciones de elites. Esos elementos que caracterizaron ese siglo están cambiando fuertemente para construir en los inicios de este siglo XXI una dinámica con múltiples fuerzas hacia la masificación de la educación, la transformación de los procesos de enseñanza-aprendizaje con el uso de tecnologías digitales, la mercantilización del conocimiento y la internacionalización de la educación en el marco de la creciente sociedad global del conocimiento, que promueve una enorme renovación de saberes y la existencia de múltiples incertidumbres. La vieja planificación rígida ha dejado de ser viable y se reafirman metodologías para una flexible planificación situacional y un análisis de situaciones y escenarios para proyectar los futuribles. Este nuevo contexto hace a la reflexión y al análisis de las grandes macrotendencias de la educación superior un elemento determinante para la actuación y la formulación de políticas en los escenarios universitarios, y sobre cómo ellas deben focalizarse en el complejo proceso de reformarse para convivir y sobrevivir en la incertidumbre del futuro que caracteriza a la nueva sociedad del conocimiento que se está construyendo a escala mundial.

En este marco de la incertidumbre estructural, es claro que nadie puede predecir el futuro con certeza. Sin embargo, nuestro estudio, al analizar separadamente casi veinte variables y su integración en seis agrupamientos, se focaliza en develar la existencia de diversas tendencias muy marcadas de la educación superior que se derivan tanto de las propias tendencias históricas y de la tradición del pasado como de los nuevos escenarios que se derivan de las tecnologías, las políticas públicas y la multiplicidad de demandas y desafíos que las sociedades están presentando a los sistemas educativos y que estos están pretendiendo responder. Son tendencias que con sus matices se están presentando a escala mundial y sobre los cuales las diversas sociedades de América Latina están reaccionando con sus propias diferencias y matices. De la forma como los países y la propia región respondan a estos desafíos, se determinará en parte el rol y el grado de inserción de nuestras naciones en la sociedad digital del conocimiento, y en la capacidad de responder a las complejas demandas sociales sobre la educación con instituciones pertinentes de calidad.

El presente libro, resultado de la investigación sobre las tendencias universitarias, se desarrolló como un ejercicio de proyección de cada una de las variables seleccionadas en su recorrido futuro, intentando desentrañar las claves propias de su funcionamiento, sus motores internos y sus contradicciones más significativas, sobre la base de un enfoque que coloca el actual momento como parte de cambios educativos asociados a la nueva economía global de la sociedad de la información en red. En nuestro análisis, el pasado es visto como espacio continuo, donde las huellas de su historia se proyectan sin duda en el futuro; sin embargo, esas fuerzas no logran imponer totalmente los cambios y las nuevas realidades. Son estas fuerzas, tanto restrictivas a los cambios como otras veces incentivadoras de dichos cambios, espacios para construir soluciones. Sin embargo, en general actúan sobre las variables como un factor de resistencia, propendiendo al mantenimiento del status quo y a la conservación de las tradiciones del pasado, como lo concibe la lógica de los paradigmas.

La conclusión de nuestra investigación es la reafirmación de que estamos en la mitad de cambios sociológicos de una enorme dimensión en la educación superior, asociados al nuevo modelo de la sociedad del conocimiento digital. El primer supuesto, que es al mismo tiempo conclusión, es la creciente deselitización de la educación superior como derivación de la continua expansión de la demanda, que se asienta en los movimientos demográficos de la población y en la democratización de la sociedad, y cuyos ejes de acciones asociadas a las estrategias de sobrevivencia de los hogares derivan del presupuesto en el largo plazo, del mantenimiento de los esquemas que asocian el estudio a los ingresos salariales de acuerdo a las fórmulas de Mincer y a la teoría del capital humano. En ellas se insertan las tendencias a la feminización de la cobertura, apoyadas además en movimientos sociológicos y políticos de continuación de los procesos de democratización de las sociedades y del incremento de la participación de la mujer en los mercados laborales y en la población económicamente activa. No es solo una derivación de nuevas demandas de mercados laborales crecientemente competitivos, sino de un cambio en cómo la gente ve la relación entre sus perspectivas futuras y el conocimiento. Es una realidad que está golpeando las restricciones de acceso e incentivando una mayor diferenciación institucional.

Decíamos que el estudio de las diversas tendencias nos ha llevado a la conclusión de que estamos frente a un complejo y enorme proceso de transformaciones de la educación superior. Son cambios en sus tendencias históricas, con un quiebre que prefigura cambios sociales de una amplia dimensión. Por eso hemos querido utilizar “neologismos” como vocablos asociados al cambio para definir los nuevos escenarios. Sin duda, también, para poner en el debate académico conceptos polémicos que ciertamente contribuirán a una mayor discusión sobre los escenarios futuros de la educación superior y, por ende, sobre las políticas públicas. La conclusión es que estamos frente a una deselitización de la educación superior —derivada de la tendencia a la masificación de la cobertura, de la tendencia a la feminización de la matrícula, de una tendencia a la diferenciación (deshomogenización)—; derivado de la diferenciación institucional, de la tendencia a la fragmentación institucional, a la complejización de las universidades y a la flexibilización de las estructuras curriculares, así como de una tendencia a la desautonomización, derivado de la tendencia a las regulaciones gubernamentales, la tendencia al establecimiento de sistemas de aseguramiento de la calidad, a la articulación sistémica de la educación superior y al ingreso y crecimiento de regulaciones internacionales. Asimismo, de una tendencia a la desnacionalización derivada de la tendencia a la internacionalización de las ofertas y las demandas, a la postgraduarización internacional de los procesos de enseñanza especializada y a regulaciones internacionales que fijan los patámetros de la movilidad y el reconocimiento de las certificaciones. En adición, visualizamos una tendencia a la virtualización o a una despresencialización, derivada de tendencia a la transformación de las industrias culturales en industrias educativas con la digitalización, y de la expansión de las tecnologías digitales. Y por último, de una tendencia a la mercantilización (o a una desgratuitarización de la educación superior) derivada de los incrementos de los costos educativos, de las tendencias a la privatización de dichos costos, de la propia diversificación de las fuentes financieras y de la propietarización de la investigación asociado a la creciente rentabilización comercial de los conocimientos aplicados.

1- De Jouvenel, H. (2004). Invitation à la prospective. París: Futuribles.

2- Miklos, T. y Tello, M. E. (2005). Planeación prospectiva: una estrategia para el diseño del futuro. México: Limusa.

La universidad latinoamericana en la encrucijada de sus tendencias

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