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b. La educación especializada

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Una nueva realidad, dada por un nuevo ciclo de estudios posteriores a los tradicionales estudios universitarios de grado, ha nacido como resultado de la complejidad de los procesos tecnológicos y de la notable expansión de conocimientos derivados de las inversiones económicas. Se constituye como un nuevo ciclo de organización de los saberes, derivado de la enormidad de conocimientos y de su mayor nivel de complejidad, profundidad, integración y especialización disciplinaria e interdisciplinaria. Dada su complejidad, conforma diversos niveles de abstracción y de especialización. Sin embargo, no se estructura en forma meramente disciplinaria, sino que sigue las nuevas determinantes de la creación de conocimientos (modo 2) y, en tal sentido, los currículos de los postgrados se articulan tanto al interior de los campos disciplinarios como bajo paradigmas inter o multidisciplinarios, así como también asociados a problemas o nudos problemáticos. El conocimiento, expresado en los postgrados, es parte de la diferenciación disciplinaria y está asociado a la división técnica y social del trabajo, y por tanto a la cantidad de programas de estudio para “aprender” ese conocimiento. En este sentido, la cantidad de facultades, carreras, programas de postgrado y pregrado, materias, departamentos o unidades temáticas está asociada tanto al nivel de conocimientos que la sociedad ha adquirido y que necesita transmitir y profundizar para gestionarse, a la cantidad y profundidad disciplinaria, como a los volúmenes de datos e informaciones (21).

Con el postgrado, se reestructura la lógica de la educación superior. En un comienzo el pregrado y el postgrado solo se diferenciaban por la complejidad de los análisis. Sin embargo, en el contexto de la sociedad del saber, encontramos cada vez mayores diferencias entre ambos niveles institucionales y de gestión de saberes. Así, el pregrado está fuertemente orientado a las profesiones, con currículos fuertemente estructurados, centrados en disciplinas consolidadas y conocimientos básicos. Su esquema pedagógico descansa fuertemente en el aula y en el docente mediante la utilización de las tecnologías tradicionales. Su funcionamiento descansa en clases cronometradas, organizadas en escuelas y facultades con poca relación con la investigación y con las fronteras del saber. Es la expresión clásica de la fábrica educativa que creara la reforma napoleónica, que en general transmite saberes validados, que está cada vez más estructurada como un “commodity”, como una mercancía de conocimientos multidisciplinarios básicos en los diversos campos del saber, con fuertes pertinencias nacionales, y asociada a partir de estrechos lazos de dependencia a las políticas públicas estatales en términos de mecanismos de ingresos masivos, criterios de equidad, estándares básicos de calidad, políticas de becas, etc. La educación llamada de grado o de pregrado, que antes era el ciclo final de los estudios universitarios, se ha transformado en una nueva educación media, en tanto ella contiene un conjunto de conocimientos básicos dentro de un campo disciplinario. La educación media tradicional, por su parte, es un conjunto de conocimientos básicos de todos los campos disciplinarios (geografía, historia, matemáticas, ciencias básicas, etc.). Los conocimientos del sector universitario son básicos también, pero dentro de un campo o de un área de saberes, y promueve la capacidad de aprender y de investigar dentro de ese contexto. En los inicios el ciclo universitario contenía saberes básicos en una disciplina y, en los últimos años de la carrera, se desarrollaban saberes especializados. Estos actualmente están siendo trasladados hacia los postgrados, que es donde se focaliza el conocimiento especializado, tal como se visualiza en la política desarrollada en Europa en el marco de los acuerdos de Bolonia.

Es la sociedad del conocimiento quien está creando nuevos campos de saberes especializados, los cuales se expresan en los postgrados. En las diversas áreas del saber, donde se está produciendo la renovación y la obsolescencia o la mera expansión de los conocimientos, no es en general en los conocimientos básicos sino en las fronteras del conocimiento, que son los que se expresan en los postgrados. En estos es donde se crean nuevos saberes tanto por la vía del fraccionamiento disciplinario como por medio de los desarrollos transdisciplinarios. El pregrado no propende a crear, y sus tesis meramente sistematizan, ordenan o clasifican conocimientos lejos de las fronteras del saber.

Ambos procesos, la educación continua y la educación especializada, comienzan a plantear un cambio en la estructura de la matrícula, el nacimiento de un triángulo invertido de edades, y nuevas lógicas de los estudios asociados al reciclaje de competencias y a su reactualización.

La universidad latinoamericana en la encrucijada de sus tendencias

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