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a. La expansión de la matrícula terciaria

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La evolución hacia la masificación educativa finalmente alcanzó a la educación superior en general en los años 80, expresándose en tasas de crecimiento de esta matrícula superiores a las de los restantes niveles educativos, en una tendencia a la saturación de las aulas por dificultades de crecimiento de las instituciones y en limitaciones de los presupuestos públicos. Es claro que, al tener menor cobertura, un incremento relativamente pequeño puede ser muy elevado en términos porcentuales. Sin embargo, el proceso indica el lento traslado desde la primaria hacia la media y luego a la superior como los ámbitos dinámicos de la educación en la región y la radical transformación de las bases de sustentación de las elites. Desde los 80, la persistente tasa superior de incremento de la educación terciaria mostró que la cobertura de la educación básica y de la propia educación media habían alcanzado altos niveles, como también un nuevo rol de la educación superior en los procesos económicos en la región y nuevos requerimientos de los mercados laborales de un aumento de los años de escolarización para superar el ciclo de la pobreza.

El crecimiento de la educación media seguirá siendo un factor significativo que continuará presionando hacia una continuación de la expansión universitaria. La educación media es fuertemente desigual en términos de calidad, y sus niveles de cobertura, aunque elevados, tienen aún espacios de crecimientos significativos, sobre todo para los sectores procedentes de los quintiles más bajos. Siendo este nivel, además, el centro de los problemas educativos por su baja calidad, elevada deserción, poca diferenciación y reducida articulación. Así, aun cuando hay países como Argentina, Uruguay y Chile que tienen niveles de cobertura del nivel medio superiores al 70 por ciento, en tanto otros países, como Nicaragua y Guatemala, tienen coberturas de educación media apenas en torno al 40-50 por ciento. En todos los casos se verifica que existen fuertes espacios para continuar creciendo, ello asociado a mayor cobertura y retención, por lo que este nivel continuará ejerciendo presión de acceso sobre la educación superior en términos de calidad, infraestructura, currículo y financiamiento (23).

Cuadro n.o 1 Matrícula de la educación superior en América Latina

Martín Trow ha sostenido que el desarrollo de la educación superior puede organizarse en tres etapas: elite, masas y universal, cuyos parámetros establece en términos de la tasa bruta de matriculación en la universidad. Este autor considera que la educación superior de un país está en la etapa de educación de elites si la tasa bruta de matriculación es menor que el 15 por ciento, que se encuentra en la etapa de educación superior de masas si la tasa bruta de matriculación está entre el 15 por ciento y el 50 por ciento y, por último, que el país se encuentra en la fase de universalización si esa tasa es mayor que el 50 por ciento (24). Nosotros hemos preferido un esquema más diferenciado, buscando referir mayores peldaños que permitan diferenciar más claramente los sistemas de educación superior en los actuales contextos, sugiriendo un acceso de elites hasta el 15 por ciento, un acceso de minorías del 15 al 30 por ciento, un acceso de masas hasta el 50 por ciento, un acceso universal hasta el 85 por ciento y, superior a ese porcentaje, un acceso absoluto.

Cuadro n.o 2 Acceso a la educación superior

País1970
Costa Rica15.473
Cobertura (respecto a la población de 20-24)15,77 %
Incremento quinquenal de la tasa de cobertura
Cobertura respecto a la población total0,59 %
Índice matrícula absoluta100

Fuentes: sistemas de estadísticas nacionales, IESALC, CEPAL, IUS.

La expansión de la matrícula de la educación superior permitió que en apenas 35 años la región aumentara desde una cobertura de apenas el 7,03 por ciento en 1970 a 41 por ciento en 2010, medido este indicador como porcentaje de los estudiantes sobre la población de 20 a 24 años, al pasar de 1,6 millones de estudiantes a 21,5 millones. Se podría decir que es un cambio de una dimensión societaria de tal importancia como el que produjo la urbanización entre los años 40 y los 70, o la feminización de los mercados laborales desde los 70.

Cuadro n.o 3

Tasa de cobertura de la educación superior

19707,03 %
197512,27 %
198014,22 %
198515,77 %
199016,45 %
199518,43 %
200023,4 %
200520102015201731,7 %41,0 %48,6 %50,6 %

La demanda por acceso a la educación ha promovido el pasaje de una educación de elites a una educación de masas en la región y, como derivación de ello, ha incentivado múltiples transformaciones en los sistemas universitarios que han desarrollado diversos mecanismos para ajustarse a esas demandas de las familias y para aprovecharse mercantilmente de su sacrificio para cubrir sus expectativas. Esta ampliación de la cobertura de la educación superior ha sido el motor fundamental de los cambios en los sistemas terciarios en las décadas pasadas a través de la diferenciación, la mercantilización, la expansión y la complejización institucional, así como a través de la conformación de circuitos diferenciados de calidad. Han sido evoluciones que fueron acompañadas por diversas respuestas a dichas demandas, pero sobre la base de modelos presenciales, relativamente rígidos, con una diferenciación de mercado en función de ajustes de calidad, precios y flexibilización de horarios. Más aun, la respuesta contribuyó a la deformación institucional y de calidad tanto a través de las macrouniversidades y de las microuniversidades, como de ámbitos de diferenciación de las ofertas disciplinarias y de circuitos de calidad, mostrando que la expansión institucional en este sentido fue una característica conjunta a la propia diferenciación sistémica.

La expansión de la cobertura de la educación terciaria debería continuar en los próximos años a través del pasaje desde el actual sistema universal (más del 50% de cobertura del año 2017) hacia sistemas mayores, lo cual implicará nuevos cambios y transformaciones institucionales, financieras y educativas para facilitar el ingreso de los nuevos estudiantes cada vez de sectores de menos ingresos económicos, con mercados más competitivos y con demandas más diversificadas.

La universidad latinoamericana en la encrucijada de sus tendencias

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