Читать книгу Trabaja duro, trabaja con astucia - Curtis (50 Cent) Jackson - Страница 15

LA PASIÓN CONDUCE A LA PERFECCIÓN

Оглавление

Algo que siempre intento evaluar en mis nuevos socios es lo que llamo la “actitud de pasión”; es decir, qué tanto les apasiona que las cosas se hagan. Alguien con una actitud de pasión débil sin duda se dejará vencer en cuanto enfrente una ligera resistencia. No me interesa en lo más mínimo rodearme de gente con ese tipo de energía.

Alguien con una actitud de pasión fuerte, por el contrario, se meterá de lleno. Plantará los pies y cuadrará los hombros. No importará qué tanta resistencia oponga el mundo, ni cuánta negatividad le arrojen; no va a retroceder un centímetro. Ésa es la energía con la que quiero trabajar. Ésas son las personas en quienes quiero invertir mi dinero. Una actitud de pasión fuerte es lo que separa a los buscavidas de las personas que parecen estar estancadas siempre en el mismo lugar.

La pasión fue lo que me permitió perder más de veinte kilos para representar a un jugador de futbol americano que estaba muriendo de cáncer en la película All Things Fall Apart. En nueve semanas pasé de 97 a 72 kilos, con ayuda de una dieta líquida y corriendo en la caminadora tres horas al día. Ahora bien, eso quizá fue más fácil para mí de lo que habría sido para una persona promedio —ya que me sentía más cómodo con las dietas líquidas porque tuve que seguir una después de que me dispararan—, pero no dejaron de ser un par de meses sumamente complicados. Empecé a bajar de peso como loco, pero todos los días, cuando me miraba en el espejo, lo único que pensaba era: “Necesito bajar más”. Me apasionaba hacer mi papel a la perfección.

Una parte de mi motivación era personal. La historia estaba basada en la vida de un amigo cercano, y yo necesitaba hacerle justicia. Pero la otra parte era profesional. Nunca había recibido el reconocimiento como actor que sí me había ganado en el mundo de la música. Por ende, no tenía la misma confianza como actor que tenía como rapero o empresario.

Sin embargo, mi pasión por la actuación es tan grande como lo es mi pasión por la música o los negocios. Hay algo en ese arte que siempre me ha fascinado y que cautiva mi imaginación. Como a tantas otras personas de mi generación, actores como Robert De Niro y Al Pacino, en sus papeles de gángsters, fueron una enorme inspiración para mí. Me encantaba ver cómo lograban transmitir cierta agresión con su lenguaje corporal. Yo quería llevar esa misma energía a la pantalla.

Sabía que no tenía —y probablemente nunca tendré— el mismo talento para actuar que Robert De Niro. Pero eso no me impediría hacer todo el trabajo necesario. Había leído sobre cómo De Niro subió más de veinte kilos para el papel que le valió un Oscar en Toro salvaje, así que, cuando vi que mi papel en All Things Fall Apart requería que perdiera peso al pasar por la quimioterapia, decidí comprometerme de forma física con el papel de la misma forma que De Niro lo hizo en Toro salvaje.

No gané un Oscar —ni ningún otro premio— por All Things Fall Apart. Pero no me importó. Me demostré a mí mismo que la actuación me apasionaba lo suficiente como para hacer todo lo que el papel requiriera. Algunos intentaron burlarse de mí —“Ese cabrón se cree De Niro o algo así”— por esforzarme tanto para una película que terminó por no estrenarse en cines. Pero esas burlas no me dan ni un segundo de pausa. Me queda muy claro que no soy Robert De Niro. Aun así, voy a seguir trabajando para llegar a ese nivel. Y, aun si nunca me otorgan un Oscar, mis películas han ganado más de 500 millones de dólares en taquilla, un número que puedo afirmar sin temor a equivocarme que a cualquier actor le gustaría ver junto a su nombre.

De Niro fue, de hecho, una de las personas que me enseñó lo importante que es la pasión para la actuación. En 2008, se suponía que protagonizaría con él una película llamada Calles sangrientas. Me invitó a reunirme con él en su departamento y me preguntó sin preámbulos si me estaba tomando en serio la película. Quería saber si lo estaba haciendo sólo por dinero o por fama. Le aseguré que me lo estaba tomando en serio; si quisiera dinero, habría ganado más haciendo una gira de dos meses que estando en un set. Aproveché la oportunidad para expresarle cuánto admiraba su trabajo y lo mucho que me honraba la posibilidad de trabajar con él.

De Niro terminó por no participar en la película por un conflicto en su calendario (lo reemplazó Val Kilmer, otro actor a quien respeto mucho), pero nos hicimos amigos después de aquella visita. Al fin pudimos trabajar juntos en la película Un crimen inesperado, en la que también participó Forest Whitaker.

Sin embargo, esa visita a De Niro me dejó marcado. Él es una de las figuras más grandes en la historia del cine, y Calles sangrientas habría sido una película menor para él, pero de cualquier forma se tomó el tiempo para llamarme y asegurarse de que me apasionara el proyecto que teníamos por delante. Ésa es una de las razones por las que él es uno de los más grandes; De Niro entiende que la película no tendrá éxito si hay un solo miembro del elenco que únicamente piense en cobrar su cheque. Todo el mundo en el set debe sentir la misma pasión por el proyecto.

La música es otra área en la que la pasión es fundamental. Piensa en Tupac. No quiero faltarle al respeto, pero, si lo juzgamos sólo por sus habilidades, podríamos decir que no fue uno de los MC más grandes de todos los tiempos. No podía expresar con claridad la vida en las calles como Nas, ni tenía la elegancia de Jay-Z, ni era tan gracioso como Biggie. Tampoco podía soltar rimas con la fuerza y velocidad de Eminem. Lo que sí tenía, y prácticamente desbordaba, era pasión. Cuando rimaba, exudaba pasión. Aun si en realidad era un estudiante de arte haciéndose pasar por pandillero, expresaba sus versos con tanta intensidad que cada palabra que decía te llegaba al alma. Eso lo convirtió en uno de los más grandes de todos los tiempos.

Muchos raperos han intentado convertirse en estrellas fingiendo ser tipos rudos de la calle —Ja Rule, por ejemplo—, pero no tenían el mismo compromiso que ’Pac. Sí, Ja gruñía mucho y se hacía llamar “asesino”, pero no era verosímil. No tenía la misma hambre que ’Pac.

’Pac se comprometió con su pasión de la misma forma en que De Niro lo hizo con sus papeles en Casino y Goodfellas. Podría decirse que el compromiso de ’Pac era tal que terminó costándole la vida.

Yo busco esa misma pasión en las personas con quienes trabajo. Tal vez no quiero que pongas tu vida en riesgo, pero sí que al menos lo consideres. Podrá sonar dramático, pero ese nivel de compromiso es el que se necesita.

Trabaja duro, trabaja con astucia

Подняться наверх