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Influencia católica en el Ejército

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En la década de 1930 se vivió un proceso de recristianización del Ejército nacional que regresaba así a sus ilustres orígenes. Los dos más excepcionales generales del Ejército Argentino –en su período fundacional–, Manuel Belgrano y José de San Martín, fueron devotos católicos y defendieron las virtudes cristianas. Este asunto excede los límites de este trabajo, pero se hará una breve referencia a un documento esclarecedor sobre la importancia que tenía el catolicismo para nuestros grandes hombres de armas.

Belgrano y San Martín se admiraban recíprocamente y, además de charlar en los encuentros personales que mantuvieron, sostuvieron un intercambio epistolar, lleno de afecto. En una de sus cartas, el general Belgrano dio certeros consejos y sugerencias al general San Martín; todos los cuales giraron en torno al respeto y a la promoción que lo instaba a dar de las prácticas y virtudes cristianas. Belgrano había conocido de primera mano las nefastas consecuencias que habían tenido para los intereses nacionales la subestimación de los factores religiosos en el norte del país y el provecho que de tal situación habían obtenido los enemigos de la causa independentista; por ello, le escribió una carta (Weinberg, 2001: 275; Gullo, 2013: 142-143) a su amigo, el general San Martín, el 6 de abril de 1814, aconsejándole que reivindique las virtudes cristianas y combata la estrategia del enemigo de querer emparentar a las tropas patrióticas con prácticas herejes y antirreligiosas:

Mi amigo, la guerra, allí, no solo la ha de hacer usted con las armas, sino con la opinión, afianzándose siempre en las virtudes naturales, cristianas y religiosas; pues los enemigos nos la han hecho llamándonos herejes, y solo por este medio han atraído las gentes bárbaras a las armas, manifestándoles que atacábamos la religión.

De la misma manera, Belgrano instó a San Martín a no dejarse llevar por las opiniones de sujetos ignorantes de la idiosincrasia cristiana de nuestro pueblo, que subestimaban la importancia central de las creencias religiosas. También le señaló los notables aportes que tendría la difusión de los valores y las virtudes católicas sobre sus soldados:

Acaso se reirá alguno de mi pensamiento, pero usted no debe dejarse llevar de opiniones exóticas, ni de hombres que no conocen el país que pisan; además por ese medio conseguirá usted tener al ejército bien subordinado, pues él, al fin, se compone de hombres educados en la religión católica que profesamos, y sus máximas no pueden ser más a propósito para el orden.

Belgrano, además, le aconsejó conservar la bandera, implorarle a la Virgen María –a la que le sugiere nombrarla siempre como generala– y entregarles escapularios a los soldados.

Conserve la bandera que le dejé; que la enarbole cuando todo el ejército se forme; que no deje de implorar a Nuestra Señora de las Mercedes, nombrándola siempre nuestra generala, y no olvide los escapularios a la tropa.

Por último, le reafirmó que debía hacer caso omiso a los que se mofaran de estas observaciones; consideraba superficiales a los que así actuaban. Asimismo, le recordó a San Martín que era un general católico y que jamás debía aceptar que se cometieran acciones irrespetuosas en detrimento de la fe católica que ambos sostenían.

Deje usted que se rían; los efectos lo resarcirán a usted de la risa de los mentecatos, que ven las cosas por encima. Acuérdese usted que es un general, apostólico, romano; cele usted de que en nada, ni aun en las conversaciones más triviales, se falte el respeto a cuanto diga a nuestra santa religión.

El general José de San Martín leyó con atención los consejos de Belgrano y los llevó a la práctica. Colocó al Ejército de los Andes bajo la tutela de la Virgen María; Nuestra Señora del Carmen fue proclamada patrona del ejército al mando de San Martín.

En los años 30 y gracias al trabajo de los capellanes militares, el pensamiento católico y sus valores sempiternos volvieron a los cuarteles.26 Asimismo, se restablecieron las prácticas devocionales.

¿Cómo se gestó el peronismo?

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