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Necesidad de intervenir en política
ОглавлениеTodo el resurgir del pensamiento patriótico que venimos analizando llegó a los cuarteles. Diferentes soldados y oficiales recibirán los Cuadernos de FORJA (Galasso, 1985b: 500-503). También se divulgarán las obras de Scalabrini Ortiz y los ejemplares de Reconquista,47 el periódico por él dirigido (Galasso, 1985a: 56-57).
A pesar de los hechos de 1930, la institución armada no había tenido mayor participación política en esa década. Pero con el pasar de los años empezó a cobrar importancia la idea y la necesidad de tener un mayor protagonismo político. Un testigo presencial de aquellos hechos, el entonces teniente coronel Franklin Lucero (1959: 16), recordaba el “clima revolucionario” y de conspiración que existía en los cuarteles a inicios de los años 40 en la Argentina.
Planteo de los tenientes coroneles. Contemporáneamente al inicio de la Segunda Guerra Mundial y en relación con el despertar patriótico que se vivía en las Fuerzas Armadas, se multiplicaron los hechos que mostraban la tendencia de los militares a intervenir en los asuntos políticos de nuestro país. La comprensión de la lucha por la soberanía llegó a la oficialidad media y joven. La necesidad de mantener la neutralidad era prioridad para las Fuerzas Armadas. Ya en julio de 1940 se produce la primera tentativa de golpe militar (Rosa, 1980a: 221). Durante 1941 se produjo un intento de sublevación en febrero por parte del general Juan Bautista Molina (ibíd.: 261-263), fechado por Lucero (1959: 15-18) en abril de ese mismo año. Por último, hubo un atisbo de levantamiento en septiembre (Rosa, 1980a: 274-277).
Pero más interesante es el planteo que le hicieron al presidente Ramón Castillo un grupo de tenientes coroneles en octubre de ese mismo año. José María Rosa (1980a: 278) considera fundamental, para la historia militar y política argentina, este episodio.
Hacia 1941 un grupo de tenientes coroneles empezaron a reunirse en sus despachos. A fines de septiembre resolvieron hacer un planteo al presidente Castillo, con la posibilidad de deponerlo si se oponía a las peticiones. Rosa (1980a: 279-280) menciona que de las reuniones habrían participado el coronel Manuel Nicolás Aristóbulo Savio (que tenía un grado de mayor jerarquía pero no detentaba mando de tropa, a diferencia de los otros, que eran jefes de unidades) y los tenientes coroneles Aristóbulo Mittelbach, Indalecio Sosa (jefe del Regimiento 8.° de Caballería, con sede en Liniers), Antonietti (director de la Escuela de Caballería), Joaquín I. Saurí (director de la Escuela de Artillería) y Franklin Lucero (director de la Escuela de Infantería), los tres últimos con asiento en Campo de Mayo.
La redacción final del petitorio se realizó en una reunión que presidió Savio y en la que se resolvió que fuera transmitido por Gregorio Tauber –comandante del Regimiento 1.º, Patricios, con cuartel en Palermo–, Saurí y Lucero, pero habrían sido los dos primeros mencionados los que lo hicieron efectivo (Rosa, 1980a: 281; Bosoer, 2017: 109). El planteo se realizó en los primeros días de octubre y consistió en una serie de solicitudes:
1 Mantenimiento de la política de neutralidad ante la contienda bélica mundial.
2 Disolución del Congreso Nacional.
3 Disolución del Concejo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires.
4 Retiro del general Agustín P. Justo de la política.
5 Renuncia de los ministros justistas del gabinete (en particular, solicitaban la dimisión del ministro de Guerra, Juan Tonazzi).
6 Postergación de elecciones en las provincias intervenidas.
7 Proclamación del estado de sitio.
8 Clausura de varios periódicos.
José María Rosa conjetura (1980a: 282-283) la posible respuesta de Castillo:48
1 Se habría mostrado totalmente de acuerdo con el mantenimiento de la política de neutralidad.
2 Se habría negado a la disolución del Congreso Nacional porque eso daría argumentos a Estados Unidos para tildar de “totalitario” al gobierno argentino.
3 Se habría mostrado de acuerdo con la disolución del Concejo Deliberante. De hecho, pocas horas después lo disolvió.
4 Sobre el general Justo les habría dicho que no se preocuparan por él pues ya no manejaba el Ejército.
5 Sobre los ministros ligados a Justo les habría asegurado que no había que preocuparse por ellos porque los podía manejar y hasta podría hacerlos dimitir más adelante. Un año más tarde, Tonazzi, el ministro de Guerra justista, saldría del gobierno.
6 Les habría señalado que no se preocuparan por las elecciones ni por el fraude, ya que era la condición para mantener el equilibrio constitucional.
7 Sobre el estado de sitio les habría anunciado que lo iba a promulgar más adelante. En ese sentido, el 16 de diciembre de ese mismo año, lo declaró (Rosa, 1980a: 285).
8 Sobre el asunto de la clausura de periódicos les habría indicado que tomaría alguna medida para restringir las opiniones contrarias a las Fuerzas Armadas.
El grupo de los tenientes coroneles aceptó la contrapropuesta de Castillo y le dieron su apoyo al presidente para mantener la política de neutralidad (Rosa, 1980a: 284). Hubo acuerdo, pero la conciencia de la necesidad de intervenir en los asuntos públicos siguió creciendo en los cuarteles conforme fueron pasando los años, y por múltiples razones.