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Prólogo
ОглавлениеMiguel Ángel Barrios
Doctor en Ciencias de la Educación
Doctor en Ciencia Política
El libro ¿Cómo se gestó el peronismo? Dios, patria y justicia social de Damián Descalzo aparece en un momento oportuno de la historia política argentina y latinoamericana. La covid-19, como toda pandemia en la historia, ha generado un lento cambio de “orden mundial”. Todavía no están claras sus características, pero sí, absolutamente, que el sistema mundial no volverá a ser el que existía previamente a la pandemia. En este punto queremos ser precisos: toda plaga, peste, epidemia y pandemia ha traído cambios de órdenes regionales y mundiales.
Antes de entrar a presentar en líneas generales esta importante obra, no puedo disociarla de la figura de su autor, Damián Descalzo. Es un hombre, en mi opinión, de profundas convicciones en el compromiso del destino de la patria y de su sujeto central, el pueblo. Y podríamos denominarlo, sin dudar, un militante de lo que llamamos el campo nacional y popular, al cual rescatamos como identidad de la patria, más allá de las permanentes campañas de difamación. Pero Damián Descalzo no se limita únicamente a la importantísima tarea de entender que la praxis política es herramienta de transformación de los sistemas, sino que basa ese compromiso con profundos estudios académicos de grado y posgrado en la Argentina y en el exterior en el campo de las ciencias sociales, lo que lo hace original porque combina praxis con conocimiento científico. Y por último en esta rápida conceptualización del autor del libro, no puedo dejar de reconocer sus profundas convicciones católicas en la línea de la doctrina social de la Iglesia, en un escenario local e internacional de relativismo cultural que atraviesa todos los sectores o de lo que se denomina en forma cotidiana pensamiento light. Una vez dicho esto –que para mí se torna fundamental, porque una obra no es hija única del autor pero sí lleva su dimensión genética–, conociendo el compromiso político y social de Damián Descalzo, se puede entender la importancia de esta obra.
Podríamos decir que el texto recorre todos los andariveles de las ciencias sociales y articula historia, ciencia política, pensamiento social, doctrina, economía y, en el fondo, todo ello subordinado a la búsqueda incesante de una Argentina fuerte y soberana.
La revolución del 4 de junio de 1943 tiene como originalidad que es un movimiento militar –dada por los coroneles del GOU (Grupo Obra de Unificación)–, sintetizada en la figura de Juan Domingo Perón, que tiene una doble dimensión estratégica: culmina con la década infame y abre los cauces para el 17 de octubre y el nacimiento del mayor movimiento nacional y popular de América Latina y el mundo: el peronismo.
En un momento de crisis de los ismos, sea por la implosión del comunismo y la caída del muro de Berlín en 1989 o la defunción de la fase del neoliberalismo en la globalización con la pandemia, emerge con mucha fuerza estratégica la doctrina nacional que creara Juan Domingo Perón.
Y es justamente aquí donde está la importancia fundamental de este libro porque indaga en forma minuciosa –como nadie lo había hecho antes– desde un punto de vista integral los orígenes, los actores, las tensiones, los documentos y las corrientes interpretativas de la revolución del 4 de junio de 1943 y su proyección.
Damián Descalzo destaca desde un principio la premisa del filósofo católico –de gran influencia en Perón– Jacques Maritain: los hombres en la historia actúan basados en la voluntad y la libertad humanas en las distintas circunstancias, es decir, desde el principio su comprensión de la historia se aleja del determinismo histórico para hacerla desde una concepción cristiana.
Para Damián Descalzo la revolución del 4 de junio del 43 es una revolución original, nacional, argentina, humanista y cristiana, y desde estos parámetros va analizando la figura de Perón y el nuevo proceso histórico, político, social, que se abre en la Argentina. Es muy interesante el modo que describe e interpreta desde el punto de vista estratégico el rol de la Iglesia, el Ejército y los sindicatos, y lo novedoso es que lo realiza desde antes y después de 1943. Y ello enriquece profundamente a su investigación, porque es un tema que ha sido abordado en compartimentos estancos, pero es original el enfoque unificador del autor, en el germen de lo que luego sería el peronismo.
Además, trata con nitidez –en la línea de Fermín Chávez– la constitución del GOU, sus documentos fundacionales, sus objetivos, que no eran ni más ni menos que la defensa de las instituciones y alejar todo peligro interno y externo que ocurriese en la patria. Esta parte podríamos considerarla enriquecedora y la figura de Perón se encuentra omnipresente. Asimismo, se agregan en la obra documentaciones de investigaciones recientes que son originales y que ratifican el carácter del estadista argentino.
Pero Descalzo no se agota en el GOU, sino que al navegar hunde las raíces del peronismo en el origen que es justamente aquí, e indaga en la Doctrina Social de la Iglesia en forma profunda, en las diferentes vertientes del pensamiento nacional y la concepción estratégica del GOU, con respecto a la neutralidad ante la guerra y el interés nacional. Aquí demuestra que, para la organización militar, el Estado es un regulador de la riqueza, director de la política y armonizador social, demostrando la contemporaneidad del peronismo. Asimismo, el autor deja en evidencia que el GOU se referenciaba en las figuras de José de San Martín y Manuel Belgrano, y lo mismo hace con un concepto eje muy necesario para rescatar hoy: el Ejército es el pueblo mismo en su dimensión soberana.
El autor también demuestra que el movimiento emergente tiene como aliado más importante a la Iglesia católica, por su carácter popular. Es imposible divorciar lo popular de lo católico en nuestros pueblos, y con el peronismo esto es evidente. Este hecho nos interpela hoy en este mundo de relativismo: la necesaria articulación de una doctrina justicialista con la Doctrina Social de la Iglesia, enriquecida en la figura del papa Francisco. Este tema es central para el futuro del justicialismo y Descalzo lo deja claro al demostrar su origen.
También rescata la importancia de la organización como imperativo de la época en la concepción estratégica de Perón. El siglo XXI es el siglo de las organizaciones. De ahí, por añadidura, ya se desprende la enseñanza religiosa católica en las escuelas, la política educativa, la era de lo social, la armonía de un sindicalismo que se equilibraba entre patrones y obreros, el papel de las asociaciones organizadas, la creación de la Secretaría Nacional de Cultura, la defensa nacional, el Estatuto del Peón, el Instituto Nacional de Previsión y los tribunales del fuero del trabajo.
Con esto quiero decir que la revolución del 4 de junio de 1943 no es un simple acontecimiento, sino que es el acto fundacional para la nueva Argentina y la nueva independencia en el siglo XX. Las tres banderas, la independencia política, la independencia económica y la independencia social, fueron consecuencias de una libre voluntad política imbuida de un patriotismo que hoy hace falta en nuestro sistema político.
Felicitamos doblemente a Descalzo, para que siga investigando y regalándonos obras que enriquecen a la Argentina en esta nueva fase por la independencia y que profundizan la dimensión única del peronismo y de su fundador.
Julio de 2020